Amigas del colegio, amigas para siempre.



Tras compartir nuestros años de Bachiller y de Secretariado, salimos del colegio en 1970. 
Con Mari Carmen, por varias circunstancias y con Gloria, mantuve más el contacto. Con las otras se produjo un reencuentro a partir del momento en que a Amparo se le ocurrió la idea de hacer una quedada. 
En principio éramos más, pero ahora nos hemos quedado cuatro.

Nos reunimos para comer varias veces al año y en las conversaciones que entablamos, hemos compartido de todo: nuestras bodas y las de nuestra descendencia, los nacimientos de nuestras hijas e hijos, y los nacimientos de nuestros nietos y nietas. Entierros de padres, madres, hermanos, hermanas… largas horas de hablar de nuestra vida, de nuestros recuerdos, de nuestras alegrías y de los problemas también.

Lo cierto es que somos muy diferentes, por las circunstancias vividas, por los trabajos realizados, por las experiencias… diría que no hay ningún rasgo que nos una, tal vez ningún interés que nos haga mantener un hilo conductor... excepto el cariño que nos tenemos y el respeto que nos profesamos. Y por eso acudimos fieles a la llamada de la primera que se le ocurra convocar,  salvo excepciones de fuerza mayor.

Cuando veo esas “tonterías”  que se comparten por ahí acerca de las mujeres maduras siempre me acuerdo de nosotras. Cuatro féminas entre los 63 y 67 años que se reúnen a charlar por los codos, reírse hasta de su sombra y llorar cuando es preciso.

Hace unos días me llamaron porque habían quedado para hacer unas compras y luego ir a comer. Yo no pude quedar pronto y acudí al restaurante donde me estaban esperando.

Tras ponernos al día y dar cuenta de unos magníficos platos combinados, una de mis amigas, la que más cerca he tenido, la más joven… nos sorprendió con unas palabras escritas donde expresaba sus sentimientos hacia nosotras.

Confieso que me quedé sin palabras al escuchar cómo iba definiendo desde su íntimo sentir, a cada una de nosotras por separado. Primero a una, después a otra y finalmente leyó lo que sentía hacia mí, cuál era la percepción que yo le trasmitía en el momento de escribir esas palabras.

Sensibilidad, sentimiento, franqueza, dulzura, cariño, armonía y más emociones escritas a mano en un papel , que reflejaban un mundo interior muy rico… y muy oculto. Me sorprendió mi amiga Mari Carmen a pesar de conocerla tantos años, a pesar de haber compartido muchas charlas con ella, a pesar de que siempre le digo lo que siento,  y tal vez no lo que desea escuchar…

Si había llorado mientras escuchaba las palabras dirigidas a Gloria y a Amparo, cuando me llegó el turno me quedé paralizada por la emoción.

Me asombró esta mujer amable, pequeña, inquieta, nerviosa, de salud débil,  un poco hipocondríaca y por la que siento un especial cariño. . Me impresionó ese mundo interior y esa negación de ella misma en beneficio de su familia. Y esa parte, aún conociéndola,  me dolió como mujer y como amiga.

Comentó que tenía mucho escrito, que lleva años haciéndolo, que siempre le ha gustado. Y la animé a que siguiera expresando porque estoy segura de que eso la ha salvado de muchas situaciones límite... La animé incluso a publicarlo y a darlo a conocer… pero, lamentablemente,  muchas de las mujeres de mi generación no estamos preparadas para re-conocernos y aceptar esa parte propia y autónoma y dijo que no estaba en sus planes.

Fueron unas horas muy bonitas, muy emotivas. Nos despedimos con los abrazos emocionados de otras veces y sin embargo en esta ocasión, percibí especialmente en el suyo, una energía distinta…

Copio sus palabras, con su permiso.

Concha ¡Tu nombre mismo lo indica! Sabiduría milenaria, sensitiva, intuitiva…
Eres amante de tus convicciones,  pero también generosa con el dolor y la amargura…
Y con los años compartidos nos hemos conocido en evolución imparable, sin pausa.
Como en los puntos cardinales, hemos recorrido el norte y el sur…
Y a veces,
Nos hemos sorprendido de nuestras diferencias…
Pero eso ha mantenido el recuerdo de una gran amistad que sigue viva, sana y duradera
Caminas con valor por las sendas de lo trascendente
Con una mirada profunda en lo que no se ve…
Que en tu largo caminar hacia el conocimiento del ser humano, encuentres la paz y la perfección, dentro de una vida intensa y llena de objetivos”.

Este poema en prosa te lo dedico con mucho cariño en nuestro encuentro del diez de abril de dos mil diecisiete.

Gracias AMIGA, que la Vida se muestre generosa contigo y restaure aquello que te ha robado. Que nuestros años futuros sean ricos en confianza, con el mismo respeto y cariño que nos ha mantenido unidas. Que las bendiciones de ese Dios en el que tú crees, te colmen de felicidad, salud y armonía junto a tu familia.





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