Imagina que somos
amigas. Sabes que me interesa el mundo de la moda y un día me dices que te acompañe a comprarte un vestido. No sabes
exactamente cómo lo quieres... y te ACOMPAÑO.
Pero te llevo a mi tienda preferida. Te busco los modelos y colores que me gustan. Te los pruebas y aunque no te sientan muy bien, te digo que con uno en especial estás bellísima, que te queda ideal. Insisto en que me escuches porque yo sé de esto más que tú. Y que con ese vestido tan actual te sentirás como una diosa.
Te lo quedas.
Llegas a tu casa. Te lo pones. Te sienta
fatal. No te gusta nada. Y te sientes
engañada y decepcionada por mí, tu supuesta amiga... porque tú SÓLO querías que
te acompañara.
Pues bien:
Acompañando a otra persona en cualquier momento de su vida, y
especialmente en SU maternidad, NO ayudas a nadie, NO eres líder. NO eres
coach, NO das alas, NO eres asesora. NO empoderas. NO llevas a nadie a dónde tú
quieras...
Son varios los
años que llevo queriendo clarificar qué es una Doula, qué hace y sobre todo,
qué NO hace. Sin embargo, seguimos en el punto de partida. Hace tiempo ya lo intentamos en un grupo que por circunstancias varias, se disgregó. Porque sigo teniendo la triste sensación de
que no importan las mujeres, sino que prevalece el deseo de plasmar los propios
egos a través de los acompañamientos.
Siendo que ser Doula
a nivel “oficial” no es una profesión reconocida, no comprendo por qué no
trabajamos para unificar criterios y conseguir ese anhelado reconocimiento. O es
que, tal vez, esta homologación no interesa a un sector de este colectivo y lo
que se pretende es seguir sacando partido a la vulnerabilidad de las mujeres, vendiéndoles humo y haciéndoles creer que tener una Doula a su lado es
necesario.
Y no lo es. La Doula
es una figura de compañía para aquellas mujeres que lo deseen, para aquellas madres que
por circunstancias personales quieran tener a esta MUJER a su lado sabiendo,
con honestidad, qué es lo que pueden obtener con su presencia.
Y vuelvo a remitirme a la semántica: acompañar es estar junto a
alguien. Y punto.
Por todo
esto, estoy sorprendida al ver las ofertas de formaciones que están saliendo
para acompañar maternidades, llámese Doula, llámese asesora o de otra forma.
Formaciones
breves, someras, on line. Formaciones en las que se pretende ser asesora o
coach, guiar en el tipo de alimentación, en las prácticas personales (yoga,
meditación…), en el uso de terapias (reflexología, fototerapia, homeopatía...), Formaciones
en las que se pretenden hacer creer a las mujeres que acuden que son líderes, que
son necesarias para el cambio y la mejora de las madres, que asesoran y empoderan,
que el dinero es su fin… Formaciones que pretender ser un taller de crecimiento
personal, de sanación de heridas, de “empoderamiento”…
Cierto que todo trabajo merece una remuneración. Cierto
que la Doula ha de tener sus heridas sanadas. Cierto que la Doula ha de tener
un profundo conocimiento de ella misma para saber qué puede ofrecer y qué no le
corresponde, cuál es su sitio. Pero este trabajo ha de hacerse antes, con el
fin de tener las ideas claras y una visión concreta de las herramientas
necesarias, porque durante la formación es tiempo de centrarse en lo que,
honestamente, vamos a ofrecer a las mujeres que nos llamen.
Realmente
me sorprende ver cómo las mujeres podemos llegar a ser tan poco empáticas y
respetuosas entre nosotras. Cómo no somos capaces de estar junto a otra mujer y
permanecer a su lado permitiendo que sea ella misma quien tome sus decisiones y
siga el camino que ha elegido sin interferir con nuestras creencias.
Y es
que no me canso de repetirlo: la Doula no aconseja, no es sanadora, no es
maestra, no es salvadora, no decide por la madre, no es bruja ni chamana, la Doula
acompaña. ¿Tan complicado es de integrar?
En
estos momentos recuerdo a esas mujeres
que no pudieron soportarlo y siendo realmente buenas y expertas, abandonaron...
y las echo de menos frente a tanta soledad y tanto engaño.
Ganas
me dan de mandarlo todo a la porra, pero sé que, si somos pocas las que tenemos
los pies en la tierra, no he de dejarlo.
Así
es que, mucha LUZ para que las mujeres sepan distinguir dónde se meten y, sobre todo,
QUÉ LES VENDEN.
Y el marido, compañero, amigo y padre que papel desempeñaría pues???
ResponderEliminar¿Te parece poco ser marido, compañero, amigo y padre? Me parece muy importante unificar todo esto en una persona, en una pareja. Son varios papeles a representar en momentos diferentes. Lo que no has de olvidar nunca es respetar los deseos de tu mujer, amiga, compañera y madre de tu hijo o hija. Si ella no desea que la acompañes en estos momentos has de respetarla. Si la obligas a que cambie sus deseos por los tuyos, todo lo anterior pierde valor. El amor va unido al respeto y la tolerancia. Un hijo es para toda la vida, verlo nacer es lo menos importante frente a todo lo que se avecina. Y ahí sí que hay que dar la talla, porque hay que estar presente y consciente el resto de sus días.
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