Cuando acompaño a una mujer
embarazada, suelo preguntarme hasta qué punto he de hablarle sobre el puerperio
y las circunstancias en que puede verse envuelta. Y me asalta la duda porque,
cada madre y cada bebé son distintos y como tal, cada binomio lo vivirá de una
forma.
No deja de resultar llamativo el
que la mujer, por regla general, se ocupe en llevar un buen embarazo:
revisiones, analíticas, ecografías, actividad física (yoga, pilates,
matronatación…). Conforme va avanzando la gestación, el interés se vuelca en el
parto: cómo parir, en qué lugar, con qué profesional…según también las expectativas
de cada una. Y una vez ha nacido el bebé, parece que la madre deja de ser
persona. Todo su interés se centra en el bebé, en su alimentación, sueño,
bienestar… algo que como mamíferas, es lo que la naturaleza establece, ya que
la cría depende exclusivamente de su madre, de ese ser que la ha gestado y
parido. Y digo parece porque la primera que se olvida es ella: apenas duerme,
se alimenta como puede, no tiene espacio para sus necesidades personales y
sociales, sus días no tienen horas… especialmente si carece de alguien que la
cuide, la suministre y la contenga.
Como he dicho, cada mujer vivirá
el puerperio de una manera, sin embargo, hemos de recordar que, siendo la etapa
más olvidada en la reciente maternidad, tiene la misma importancia -o más- en
cuanto a necesidad de escucha y atención.
Recordemos la cantidad de mujeres que
sufren una depresión posparto que pasa desapercibida para quienes la rodean,
incluso para ella misma porque no sabe poner nombre a eso que siente.
Así es que voy a nombrar unas
situaciones que considero interesantes para que tengas en cuenta.
1. Estás viviendo
unos momentos en los que tus hormonas siguen revueltas. Todavía vas a necesitar
un tiempo para que tu cuerpo vaya recolocándolas. Las hormonas removidas dan
pie a unas emociones agitadas. Escúchate y pon nombre a eso que sientes. Díselo
a alguien que te escuche, que te comprenda. No te calles.
2. La falta
de sueño y el cansancio pasan factura. Los bebés alimentados al pecho especialmente,
no tienen horario, por tanto, su demanda es constante con lo que tu ciclo de
sueño va a ser tan inestable como el suyo. Necesitas dormir, así es que
aprovecha cuando tu pequeña o pequeño está durmiendo y duerme tú también. Son momento
de priorizar y el descanso, en estos momentos, es una necesidad.
3. Es posible
que sientas ganas de llorar al poco de nacer tu bebé. Esta sensación se
considera normal durante los quince primeros días aproximadamente. Si pasado este tiempo te
sientes triste, apática, cansada, sin ánimo para nada y la tristeza no se aleja
de tu corazón, consulta con una psicóloga perinatal. Evitar una depresión pos
parto a tiempo es de vital importancia. Pon nombre a lo que sientes y míralo de
frente para poner solución.
4. No pretendas
que tu cuerpo esté como antes de quedarte embarazada. No te fijes en actrices,
modelos y personajes de la farándula que recuperan su figura al mes de haber
parido. Eso no es lo natural. Lo normal
es que tu cuerpo vaya recuperando su figura muy poco a poco, más rápidamente si
amamantas, pero de todas maneras antes de un año no lo conseguirás siguiendo el
proceso natural. Mírate al espejo y acepta ese cuerpo de madre. Conforme mejor
lo aceptes y lo ames, mejor te sentirás contigo misma.
5. No escuches
otras opiniones y consejos que te descalifiquen. El bebé que termina de nacer te pertenece, es tuyo
y de su padre (o madre, o tuyo solo si eres una madre soltera). La manera de
criar, independientemente de la corriente que hayáis elegido, es la que debéis
de seguir. El que esté bien o no lo esté es cosa vuestra porque, lo hagas como
lo hagas, siempre habrán opinólogos con distintos pensamientos al tuyo. Por
tanto, infórmate de cuál es la manera en que quieres criar a tu bebé y adelante
con ella. Si tienes dudas consulta con personas cualificadas en cada cuestión.
6. Rodéate de
mujeres en tu misma situación, madres criando bebés y, si es posible, que estén
en acuerdo con la manera que tú has elegido, para no entrar en discordancias. Está
estudiado que los grupos de mujeres favorecen la crianza, pues compartir con otras mujeres que están pasando por lo mismo, situaciones que a una le pueden parecer un mundo, hace que las tuyas, se normalicen.
7. No temas
pedir ayuda. Las madres en general solemos tener un complejo de
autosuficiencia que nos impide decir no puedo más. Además de decirlo, si así lo
sientes, pide que te ayuden en el día a día, según tu situación y posibilidades.
Las visitas que vayan a casa, con cita previa y que lo hagan con ánimo de colaborar, no con idea de
hacerse cargo de tu bebé mientras tú estás fregando los suelos.
No quiero decir que estos siete
puntos se den siempre. Algunas os veréis identificadas en uno u en otro. Unas
los sentiréis con intensidad, otras no. Cada mujer, cada madre es única de la
misma forma que su bebé también lo es. Lo realmente importante es el
funcionamiento de la diada y eso es lo que hay que procurar. Si hay un padre
(una pareja) consciente y que sabe bien cuál es su papel, que se encargue del
cuidado y la contención de este binomio, todo será mucho más fácil y permitirá
una crianza gozosa.
No te la pierdas, es una etapa
que puede ser maravillosa y que ya no volverá. Después vendrán otras,
otros momentos… pero ese ya no es el tema ahora.
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