No voy a hacer una exposición magistral a nivel
lingüístico de la etimología de cada palabra y su significado, porque no soy
lingüista, ni filósofa, ni socióloga, ni psicóloga… Voy a expresar lo que desde mi entender y poniéndome como ejemplo práctico, son tres
conceptos distintos y que a menudo, confundimos.
Veamos. Comenzando por el principio, más que
reconocimiento hablaría de auto-re-conocimiento, o sea, ser capaz
de darme cuenta de aquello para lo que valgo y además, hago bien. Y poder decirlo
sin el cochino miedo a ser juzgada y
que me acusen de tener mi “ego” muy elevado y eso sea considerado algo
patológico…
Cuando acompaño a una madre en su proceso de
maternidad, cuando me relaciono con mujeres en círculos, en grupos o trato con
ellas de manera individual, suelo establecer una relación personal e intima que
hace que me sienta muy a gusto y por tanto, quien tengo enfrente también
percibe esta sensación de bienestar. Pongo mi atención en la escucha y lejos de
dar consejos, suelo hablar de lo que sé… poco o mucho, desde mi experiencia y
en función siempre a lo que ella/s necesita.
Cuando establezco una colaboración, sea del tipo
que sea, soy consciente de que es necesario ser humilde, eso para empezar. No pretendo estar por encima de nadie, nunca,
ni aún tratándose de la más insignificante hormiga… escucho, me pongo en sus
zapatos y me muestro empática fácilmente porque esa es mi naturaleza.
Y aquí viene el tema del auto-reconocimiento: sé
que lo hago bien, sé que con algunas personas (no con todas… porque no con
todas vibro en la misma frecuencia) esta relación establecida se vive fluida y
amorosa, serena, consciente… natural. Y
nos sentimos conectadas y en paz. Cuando me hacen saber cuál es su sentimiento,
su estado de ánimo y su agradecimiento, no puedo por menos que aceptarlo,
darles las gracias y dar gracias también a la Vida por toda su magnificencia. Esto es auto-re-conocimiento,
aceptación y autoestima.
Si por el contrario, siendo consciente de todo
ello, llegando este momento de sinceridad y agradecimiento por parte de la otra
persona, me empeñara en negarlo… en decir que no lo merezco, en minimizar esa
percepción que la otra persona tiene de mi, entraría en una falsa modestia, algo que considero
absurdo e incluso nocivo: NO ser consciente de las propias capacidades y no desarrollarlas,
no potenciarlas al máximo por no reconocerlas.
Y ahora hablemos del EGO. Si no recuerdo mal de cuando estudiaba latín,
ego es el pronombre personal en
primera persona, o sea, YO. Y
evidentemente yo soy un compendio de circunstancias dependientes del momento (“Yo soy yo y mis circunstancias”)
En mi EGO está mis luces y mis sombras, mis
momentos buenos y los no tan afortunados, mi vida, mi historia, mis
antecedentes familiares… mi todo, porque mi EGO soy YO.
Entonces ¿a qué viene despreciar tanto esta
palabra? ¿Que tengo mi EGO elevado
cuando digo que soy buena en una actividad? ¿Y eso se considera “malo”? ¡Venga ya, por favor!, creo que si todas las
personas fueran capaces de desarrollar sus capacidades de forma positiva y con
ánimo constructivo elevando su autoestima, otro gallo nos cantaría.
¿Qué tengo mi EGO elevado cuando me expreso y digo
que me considero una buena profesional porque soy consciente de ello y porque,
además, los hechos y las personas lo confirman? ¡Pues vaya! Creo que es mucho más negativo tener una
imagen propia sin aceptación y con poca autoestima porque de esta forma se mina
la personalidad y no resulta fácil tirar adelante con los altibajos que la vida
nos ofrece.
Sinceramente, creo que se confunde EGO, con egocentrismo y egolatría. Eso sí que puede ser peligroso porque cuando
una persona hace de SU vida el centro de atención por encima de todo, a base de
engaños si es necesario, sin importarle
los demás… vive en un egocentrismo.
Cuando una persona se adora a sí misma siendo incapaz de mirar a su alrededor, siendo incapaz de empatizar y
darse cuenta de otras necesidades, de otras realidades… vive en una egolatría,
en un culto a sí mismo. Y estos dos
procesos sí que pueden encerrar patología.
Ya está bien de temer que nos digan que caemos en
la red de nuestro ego de manera peyorativa, porque nuestro EGO es el que nos
hace estar alertas y ser conscientes de nuestras actuaciones. No confundamos términos y seamos humildes,
amables, sinceros… verdaderos.
Vivimos momentos de mostrarnos muy hacia fuera. En
ocasiones, se crean perfiles falsos con lo que realmente no gustaría ser para
que, quien nos mire nos reconozca de una manera que no somos… y
esto sí que es penoso. Y peligroso en su conjunto para la sociedad.
Tratemos al
prójimo como nos gusta que nos traten, y amemos-nos para poder amar a los demás
sin temor a esos juicios gratuitos que son emitidos sin haberlos pedido.
Con Amor.
De la RAE
egocentrismo.
(Del lat. ego, yo, y centro).
egolatría.
(Del gr. ἐγώ o lat. ego, yo, y -latría).
1. f. Culto, adoración, amor
excesivo de sí mismo.
Me ha encantado leerte, estoy de acuerdo en todo lo que has expuesto. Creo que vibramos en la misma frecuencia o parecida ;). Un abrazo.
ResponderEliminarAlguien me ha preguntado si me había pasado algo... por haber escrito esto. Y la verdad es que llevo tiempo rondando la idea. Porque me doy cuenta de que la puñetera falsa modestia nos impide sentirnos como realmente somos. Por suerte que con la edad se pierde el miedo y la vergüenza, así es que ¡ya esta bien! que cada persona se re-conozca y se auto-estime en sus valores y capacidades.
EliminarSeguro que vibramos en la misma frecuencia, Rosana. Gracias por tus palabras.
Me encanta tu reflexión. Cuanta razón tienes...
ResponderEliminarGracias, cielo. Un besazo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminaresto que escribes es muy cierto, tendríamos que llegar al conocimiento del ego (nuestro conocimiento) para llegar al re-conocimiento
ResponderEliminarY este escrito es un buen inicio, me alegra mucho que lo hayas expresado, cuando mucha gente ha sido y sigue siendo víctima de esos prejuicios, vergüenzas y demás condicionantes (culturales sobretodo)
Besazo Amama!
Gracias por comentar, amorosa. Muchos besos.
EliminarGracias Concha; aprendiendo de ti como siempre.
ResponderEliminarUn buen articulo que a muchas nos da uno mas de esos empujones que necesitamos para ser quien realmente somos
Aprendemos juntas, querida Laura. Y mucho ánimo, nadie más que tú sabe hasta donde puedes llegar.
EliminarUn abrazo.
Concha pues si.... yo como psicologa y habiendole dedicado bastante tiempo de mi dia a dia a esto de intentar entender por qué somos como somos.... pienso que por una parte la sociedad nos enseña a "vestirnos" y eso significa dejar a nuestro verdadero YO tras varias capas de cuello vuelto; y a demás, que cada individuo en su vida va elaborando una forma de reaccionar a lo que vive para salir emocionalmente ileso (sobrevivir) que le lleva a adoptar patrones de comportamientos alejados de su YO pero que le ayudan a seguir adelante. Esto es una manera de entenderlo, nada más, pero a mi me ha ayudado mucho a observarme y conocerme y saber qué soy yo en realidad y que soy cuando lo que intento es "sobrevivir". El problema es que esos comportamientos que adoptamos para nuestra supervivencia emocional se mantienen en el tiempo sin necesidad real y se apoderan de nuestro YO.
ResponderEliminarA veces el egocentrismo, la falsa modestia fueron defensas de nuestro ego que nos ayudaron a sentirnos un poquito mejor ante la adversidad y nos lo hemos dejado puesto sin darnos cuenta que ya no los necesitamos. Esta es mi experiencia.
Interesante reflexión la de este post. Un besazo
Estoy segura de que este artículo no lo hubiera escrito unos años atrás. Ahora y desde mi propio auto-conocimiento y revisión, desde mi toma de consciencia, sé lo que puedo hacer, hasta donde quiero llegar... y puedo re-conocer-me. Evidentemente, cada etapa de la vida tiene su momento pero convendrás conmigo que negando-nos difícilmente llegaremos lejos.
EliminarGracias por tu aportación, es muy interesante. Vuelve cuando quieras.
Un abrazo.