Por Laura Soriano
Mi inseguridad y mi miedo al parto comenzaron a aflorar cuando llegué a España, ya que fue una bomba de información y de personas a mi alrededor que proyectaban su miedo sobre mí. Tuve un embarazo consciente y muy tranquilo hasta la semana 28 en el extranjero, en un país del Sur donde trabajo como cooperante, en Timor Oriental, y donde el embarazo se vive de una manera muy natural y sin tanta información.
En casa
de nuevo, en Valencia, intenté estar tranquila y prepararme para el parto tanto
física como psicológicamente. Comencé yoga para embarazadas, natación, caminaba
por la playa, practicaba meditación, iba a las clases de preparación al parto y
me sentía muy bien, pero a la hora de la socialización y cuando comencé a
pensar dónde y cómo quería que mi pequeña saliera a la luz, comencé a
estresarme y agobiarme porque tenía claro que, en la medida de lo posible, me
gustaría que mi parto fuera natural y lo menos medicalizado.
El
primer paso fue elegir el hospital donde quería dar a luz y después de mucha
información, me acerque a visitar el Hospital de Manises, que es pro-parto
natural y respetuoso con la decisión de las mujeres. En mi primera
visita me entró aprensión y dando una vuelta por el hospital charlé con una
enfermera de ginecología que me dio ciertas informaciones. En ese preciso
momento conocí a mi doble, a la otra Laura, una luz en mi camino, quien también
había elegido este Hospital, quien me animó en la elección y me habló de que tenía
una Doula, una figura que jamás había oído de su existencia. Y me quedé con la
historia y con la fuerza y la tranquilidad que me transmitió Laura.
Tras
meditarlo decidí llamar a la Doula de Laura. También mi familia y Samuel, mi pareja, me apoyaron
muchísimo en la decisión, ya que me veían insegura, con miedos y preocupada por
el parto.
Desde
la primera cita con esta mujer, me abrí totalmente y conecté con ella contándole absolutamente
todos mis miedos y de ahí comenzamos a trabajar en mis miedos e
inseguridades con respecto al parto, enfrentándome a ellos con su ayuda. Así, cuando
el momento llegó, estaba liberada y totalmente preparada para que Iara, mi niña,
llegara.
Tras un
par de semanas con algunas contracciones dolorosas de manera intermitente y al
haber notado ya como la pequeña se encajaba, la noche del 16 de diciembre (en
la semana 40 de embarazo) me sentí alerta y no dormí nada en toda la noche, sentí
que Iara se estaba preparando para salir. Cuando me levanté de madrugada había
manchado un liquido transparente y unos hilitos de sangre, no sabía si había
sido una fisura de la bolsa amniótica y enseguida llamé a Concha, y vino a
casa. Ella nos tranquilizó y nos aconsejó que mantuviéramos la calma, que el
proceso de pre-parto había comenzado pero que era muy pronto para ir al
hospital y era mejor quedarnos en casa. Desde ese momento mi compañero instaló
una cama en el salón, bajamos las persianas y organizó un ambiente íntimo,
tenue y tranquilo para mí. Empecé a sentir un fuerte dolor en las lumbares que
disminuyó con bolsas de agua caliente y descanso en esa cama. Desde la paz y la
tranquilidad del lugar, cogí fuerzas durante todo el día del 17 de diciembre,
durmiendo, con velas, incienso, flores de Bach, homeopatía... mientras
Samuel tocaba bossa-nova y Concha continuaba a nuestro lado siguiendo el
proceso y dándonos tranquilidad. Fue un día muy calmado y precioso de
pre-parto.
Esa
noche me acosté en el salón y a las 12:30 pm del día 18 de diciembre me
desperté con las primeras contracciones fuertes. (Concha ya me había comentado
que esa madrugada me pondría de parto y que la llamara cuando quisiera), al
principio eran 60/45 minutos y fueron acortando hasta 30 minutos, a las 03.00 am
sentí que quería que mi Doula estuviera a mi lado. Vino a casa y decidimos ir al
hospital ante la duda de que hubiera habido una fisura de la bolsa amniótica y
para quedarnos tranquilos.
En el
hospital me monitorizaron y vieron que todavía no había roto la bolsa, que había
soltado el tapón mucoso y me enviaron para casa, pues me dijeron que todavía tenía
para largo. Volvimos los tres a casa sobre las 6:00 am y desde que entré en mi
hogar el proceso se hizo más fuerte, volví a esa cama del salón que mi pareja
preparó con mucho amor y ahí se aceleraron las contracciones. Sentí la
necesidad de ponerme a cuatro patas encima de la cama cuando me venía la contracción
y vocalizar con la A (tal y como me había indicado una buena amiga que se está
formando en canto prenatal y Doula) y me alivio en este proceso tan
fuerte y poderoso, sacando la mamífera que había dentro. Cuando la contracción
se iba, tendía a tumbarme en la cama y taparme con el nórdico, ya que tenia temblores y mucho frío. Mientras, Concha me cuidaba y vigilaba mi proceso, yo no podía caminar, vomité mucho y me deje
llevar por lo que mi cuerpo me pedía. No pensé… solo me concentraba en lo que sentía…
Sentí que una energía muy fuerte me acompañaba y además estaba ella a mi lado, acompañándome, sosteniéndome…
Durante las últimas contracciones en casa grité a Dios y a mi madre y en ese
momento mi Doula intuyó que ya estaba muy cerca y le dije que nos fuéramos al
hospital, tenía ganas de empujar, ya
eran más de las 10.00 am ¡Las horas más intensas de mi vida!
De
camino al hospital, no deje de agarrar a Concha mientras Samuel conducía y
mantenía la calma. Yo no quería desconcentrarme y no quería saber por dónde
íbamos así que cerré los ojos y continúe vocalizando con la A cuando me venía
la contracción y abrazando a Concha muy fuerte. Y así llegamos a la puerta del
hospital a las 11:00 h, donde sentí la explosión de agua en mi interior. Ya
estaba de 9 cm cuando me miraron, pasando directamente a la habitación de
dilatación, donde me encontré con Nuria, una matrona que ya conocía, que me
transmitía muy buena energía y con la que había querido estar en mi parto. En la
habitación volví a intentar incorporarme y a vocalizar con la A, sin importarme
nada y solo concentrada en el proceso. Concha y Nuria estaban a mi lado.
En ese
momento las pulsaciones de Iara, mi chiquitina, empezaron a bajar y decidieron
hacer la prueba de ph, que no salió bien del todo ya que las aguas no
habían sido claras, pero yo continúe tranquila y calmada, confiando en la matrona, en el equipo médico que me había tocado, Con mi Doula a mi lado,
también vigilante, me pasaron a paritario y allí comencé a empujar con todas
mis fuerzas, muy concentrada en darlo todo de mi ser para que mi niña pudiera
salir bien al mundo. Cerré los ojos, seguí empujando cada vez que yo lo sentía
y al fin le toque la cabecita, fue muy emocionante. La ginecóloga indicó que le
daba 20 minutos a la matrona para que la niña saliera, de nuevo empujé con todo
mi ser y aunque continuó saliendo, no tuve suficiente tiempo para sacarla
espontáneamente porque la niña se estaba estresando y sus pulsaciones bajaban, pero
yo seguía calmada y confiada en el equipo médico y muy concentrada… fuerte, me
sentía una mujer muy fuerte, y sentía que todo iba a ir bien. Finalmente la
ginecóloga decidió usar una ventosa, el kiwi, y de un empujón, donde yo sentí fuego, ¡¡Iara nació al mundo!! Y yo grité a Samuel
para que viniera verla…
La
pediatra la examinó, estaba perfecta y enseguida me la dio piel con piel, la abracé y fue un
momento absolutamente maravilloso con
una fuerza, una seguridad, un amor y una paz indescriptibles.
De allí
nos pasaron a la sala de dilatación, la pequeña ya comenzó a mamar, mi Doula se
marchó y nos quedamos durante unas horas, enamorándonos los tres con total respeto del personal del
hospital.
Tuve el
parto que yo quería, natural, feliz, con alegría y amor en todo momento. Ahora
me siento una mujer más fuerte y empoderada que antes y me gusta recordar mi
parto, a veces hasta me río sola de muchos momentos graciosos, me encanta la
fuerza y la mamífera-animal que saqué de mi interior. Fue mágico y poderoso.
Agradezco
enormemente a mi compañero de camino Samuel por comprenderme y apoyarme en
todas mis decisiones con respecto al parto, y su calma, tranquilidad interior y
saber estar que me transmitió en todo momento. A mis padres por apoyarme
también y animarme a que contara con una Doula. A Concha, por toda su
sabiduría, fuerza, ternura y por el apoyo emocional y espiritual desde que la
conozco. Y a Laura por
haberse dirigido a mí y por la recomendación de contactar con una Doula.
Gracias a todos vosotros tuve el parto que quería, natural y mágico,
como lo es dar vida y traer a un nuevo ser al mundo.
Gracias Laura por compartir tu historia.
ResponderEliminarRecordaré siempre con cariño cómo el destino hizo que nos cruzáramos. Tu carita de preocupación, tu sed de información y mi don de la observación, que ese día rozó el cotilleo, pero, no lo pude evitar. Me sentía tan identificada contigo y yo ya estaba en la recta final y había tomado grandes decisiones. Más o menos estábamos en el mismo punto, aunque yo convencida y tu todavía con alguna duda.
Me alegra saber que mi atrevimiento al dirigirme a tí, te ayudara, en parte, a tener el nacimiento deseado para Iara.
Una fuerza superior me empujó a hacerlo, qué curioso fue: 2 Lauras, embarazadas de 2 niñas (Iara e Irene) y tú con el apellido de Vicente, mi marido, buscando un parto respetado, Cómo tú dices "mi doble", "causalidades" de la vida.
Te bendigo a tí, querida Laura y a la pequeña Iara.
Bendigo a tu familia, especialmente a Samuel, por su apoyo y respeto (el como Vicente, pienso, son la nueva generación de hombres, que llevarán junto a las MUJERES con mayúsculas, a la igualdad real de nuestras hijas, nietas,...respecto a los hombres)
Ypor supuesto, bendigo a nuestra Doula Concha, una mujer sabia, un ejemplo de compromiso, en definitiva, un regalo del Universo.
Un enorme abrazo de luz,-
Poco que añadir: vosotras habéis sido un regalo para mi.
EliminarBendiciones con Amor.
Hola. Mi nombre es Rosa y estoy embarazada de 28 semanas (el miércoles hago 28). He elegido Manises por todas esas cosas que comentáis, pero tengo miedo y muchas dudas. ¿Podría ponerme en contacto con alguna de vosotras personalmente? Mañana empiezo las clases de yoga para embarazadas y el día 5 de febrero la preparación al parto en mi centro de salud. Estoy muy preocupada porque últimamente me han llegado muy malas referencias en cuanto a Manises como hospital... Yo elegí Manises por lo del parto natural y no sé si he hecho bien. Necesito ayuda, por favor. Gracias
ResponderEliminarRosa, no sé qué es lo que quieres exactamente y no puedo responder por aquí. En la pestaña de CONTACTO está mi correo electrónico. Te invito a que me escribas y me digas en qué te puedo ayudar.
EliminarUn saludo.
Amamadoula
Un relato de maravilla el que has compartido en la web, hacerlo desde casa hoy en día es una opción aunque también es muy recomendable hacerlo desde el hospital ya que todo está mejor preparado
ResponderEliminarNo había visto este comentario...
EliminarEsta madre eligió parir en un hospital y así fue.
Gracias por tus palabras.
Me alegro de que al final todo saliera bien y que no tuvieras problema alguno ya que siempre hay momentos donde se puede complicar la cosa, un abrazo
ResponderEliminarNo tenía por qué salir nada mal. La madre estaba preparada y consciente, el hospital que eligió cumple unas normas muy respetuosas, el personal -las matronas- son profesionales y empáticas. Y estaba acompañada por su doula ¡Todo tenía que salir bien!
EliminarNunca dudamos de que así sería.
Gracias.
Hola. Soy Maria Jesusa, de Argentina, y ya tengo un niño de 5 meses. Se puede decir que mi hijo eligió uno de los días más calurosos y húmedos para nacer. Eran eso de las 1:30pm del día 17 de diciembre de 2016 cuando comenzaron mis primeras contracciones. Recién había terminado de almorzar junto a mi suegro y mi marido Eliseo cuando esto pasó. Como el hospital queda a varios kilómetros del campo donde vivo, decidí parir en mi propia casa. A eso de las dos de la tarde, las contracciones comenzaron a ser terriblemente dolorosas, por lo que comencé a pujar, con el apoyo logístico de mi marido y mi suegra, que hizo su papel de doula, pero para respetar mi parto solamente observaba. Tras siete horas de trabajo de parto, nació Francis Joaquín, con un peso de 3,800 kg.
ResponderEliminarEnhorabuena María Jesusa por tu parto y por tu bebé. Gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario.
EliminarSaludos-
Me ha encantado tu relato. Me llamo Marta y tengo 3 hijos: 2 adoptivos ( una niña y un niño ) y uno tercero que es biológico.
ResponderEliminarEn un primer momento, quizás porque era muy joven era contraria a tener un hijo biológico porque me asustaba la idea de dar a luz,. Pero en cambio, era partidaria de adoptar un niño y poderle dar el hogar más feliz posible.
Pasaron unos pocos años y adopté en la India a mi hija Kira, una niña muy sonriente que llenó nuestro hogar de felicidad. Años más tarde, decidimos adoptar a Bernat en Etiòpia. Una decisión meditada que suposo importantes sacrificios económicos. Aunque la decisión valió la pena porque los dos hermanos se adaptaron a la perfección.
Por circunstancias de la vida, nos trasladamos de Tarragona a Valladolid. Y allí en la ciudad de Valladolid me quedé embarazada de mi hijo biológico de forma accidental. Decidí que el parto de mi pequeño iba a ser lo más natural posible y por este motivo, planifiqué un parto en casa. Mi marido en un primer momento, era contrario a esta decisión porque era primeriza y porque consideraba que parir en casa era peligroso. Pero al final lo pude convencer y recurrí a la atención de una comadrona que me ayudaría en mi parto. Al final pude experimentar una de las experiencia más maravillosas de mi vida, parir en casa a mi hijo Jaume.
Decidimos que nuestro hijo Jaume, como nació en Valladolid, iba a llevar en el registro civil: el nombre de Jaime, la forma castellanizada de su nombre. Para que así fuera más fácil inscribir su nombre por parte de los funcionarios y para que pudiera recordar su lugar de nacimiento. Aunque al final, toda nuestra familia le llama Jaume.
Saludos y besos a tod@s.
MARTA
Hola Marta, gracias por compartir tu experiencia y felicidades por tus tres soles, por tus tres hijos.
EliminarMe alegra que la experiencia de parto en casa te resultara tan gratificante, pues efectivamente, es algo inolvidable para la mujer que atraviesa este trance.
Si estás atenta a este blog, en unos días publicaré la experiencia de una mamá que parió en casa a su segunda hija, una madre a la que estuve acompañando en su embarazo... y todavía estoy a su lado en el puerperio, el gran olvidado.
Recibir este comentario me ha dado mucho ánimo. No te puedes imaginar lo que supone no saber si alguien realmente lee, aunque tampoco me importa tanto pues es algo que hago de corazón.
Repito mis felicitaciones y las gracias por comentar. ¡Vuelve a pasar cuando quieras!
Un abrazo.
Concha (AmamaDoula)
¡ Gracias Conxa . Tu blog es excelente. Además algún día te enviaré el relato del nacimiento en casa de mi hijo Jaume.
ResponderEliminarBesos,
MARTA
Gracias Marta. Termino de publicar el último parto que acompañé... en casa. Te recomiendo su lectura también.
EliminarAbrazo.