Me siento un poco confusa, algo indignada, la verdad, y es desde ahí desde donde quiero escribir estos
sentimientos que ahora andan desbordados porque, a veces, tengo la sensación de
no explicarme bien aunque sé que no es lo que yo diga, sino lo que la otra
persona, según su experiencia y necesidad, entienda.
Estos días se han suscitado unos
hilos interesantes en mi perfil de Facebook sobre un tema que me mueve a reflexión.
Hay hombres que hablan (y viven) de
temas correspondientes a hembras mamíferas en época de crianza, que no sólo
creen estar en posesión de la verdad sino que además, ridiculizan e invitan con
su actitud a que las mujeres se sientan en cierto modo, dependientes de sus
palabras.
Hombres gurús en lactancia materna y en crianza. Y no por el hecho de
ser hombres dejan de tener derecho de expresión, sino porque lo hacen desde una
postura de supremacía lo cual infantiliza todavía más a las mujeres que les
siguen incondicionales.
Me molesta sobremanera cuando se
habla de la continuidad del patriarcado y no se es consciente de que lo están
manteniendo las mismas mujeres con sus actitudes.
Quien no me conozca, pueda creer
que estoy en contra de los varones y nada más lejos de la realidad. Lo he dicho
varias veces y no me importa repetirlo. Amaba a mi padre, soy muy feliz junto
al hombre que comparto mi vida durante 44 años, tengo dos hijos varones a los
que amo con locura y dos nietos, dos chiquillos que me tienen enamorada.
Considero al hombre parte complementaria para aquella mujer que así lo
desee. Pero de eso a hacerlo el rey de la creación, hay un abismo.
Creo en el feminismo de la
diferencia, o en el feminismo de la igualdad considerando las diferencias de
sexo.
Creo en la igualdad de derechos y
de obligaciones entre mujer y hombre. Pero creo que fisiológica y
emocionalmente hay unas diferencias que deben de tenerse en cuenta. Evidentemente
nada es blanco o negro y en ambos sexos hay excepciones, pero la regla general
marca unas líneas arreglo a la fisiología con que se nace.
Y me voy a lo que me ha llevado a
escribir estas palabras.
Hoy por hoy -aunque tal y como
están las cosas puede que en un futuro deje de ser así- quien se queda preñada,
quien pare y amamanta a las crías mamíferas son las hembras. En la especie
humana, también.
La experiencia personal que
aporta el hecho de parir y de amamantar no es transferible. La mujer que lo
hace, lo siente, lo vive, y lo integra, de modo que contarle a otra que no lo ha
experimentado, es complicado, porque esta experiencia narrada no transmite todo
el bagaje emocional que supone.
Que se puede estudiar sobre
lactancia materna, que se puede estudiar sobre comportamiento de los bebés y de
los niños, que se puede estudiar sobre alimentación infantil… es cierto. Pero que
alguien pretenda estar en posesión de la verdad, despreciando la vivencia de
las madres y sobre todo, no contemplando lo que esa experiencia personal supone
a nivel emocional, me parece un peligro.
Y no deja de ser llamativo que
sean hombres los que van dando conferencias en asociaciones de lactancia y de
crianza para hablar sobre temas en los que quienes los viven de primera mano…
son mujeres.
Y no deja de ser llamativo que
sean las mismas mujeres quienes llenen estos espacios y rían las gracias de
algunas personas que utilizan bromas desagradables y lenguajes poco correctos
para “congraciarse” con alguna incauta que ha acudido al evento.
Y no deja de ser llamativo que,
con la cantidad de MUJERES formadas en lactancia materna, en crianza, el
alimentación infantil… (IBCLC, médicas, enfermeras, matronas, doulas…) que hay
en el panorama de la maternidad respetuosa, sean habitualmente hombres los que
acuden a dar conferencias y charlas.
Y posiblemente haya más de una
respuesta. Tal vez sea porque algunas mujeres
todavía necesitan que sean hombres quienes les digan cuándo y cómo hacer las
cosas. O tal vez porque las mujeres están más pendientes de sus crías y no
están disponibles para desplazamientos… aunque sería una manera perfecta de evitar esa gran mentira que nos han querido vender: la de la conciliación
familiar. Tal vez porque, aunque hay autoras y autores que lo niegan, hay
cierta competencia entre mujeres, una lucha de poder que se da entre hembras
mamíferas…
O tal vez porque ante esta circunstancia
de buscar quien dé una conferencia, nadie se ha planteado que ya está bien, que
las mujeres debemos de apoyarnos, auparnos, potenciarnos, empoderarnos… entre
nosotras.
Comentando este tema y siguiendo
el hilo en mi muro de Facebook, ha
salido a relucir el que Michel Odent es hombre y no ha parido ni ha amamantado…También que los cirujanos no se operan a sí mismos, ni los terapeutas se hacen
autoterapia… cosa que es bien cierta. Sin
embargo, creo que toda materia que se puede estudiar en una Universidad, con el
tiempo queda coja si a la hora de la práctica no va acompañada de experiencia
personal, de empatía y humildad.
Y me temo que hemos llegado al
quid de la cuestión.
He visto hombres dando
conferencias de temas relacionados con mujeres, con crianza… y reconozco que me
han entusiasmado. Hombres sencillos y humildes que para nada pretenden con sus
palabras quitar el protagonismo a las mujeres o madres, que para nada
ridiculizan sus actitudes y decisiones. Hombres con una personalidad luminosa
que comparten conocimientos y experiencias desde la misma altura que aquellas
personas que han ido a escucharles…
Y me quito el sombrero ante estas
personas porque su actitud ya me hace creíbles sus palabras y me apetece verlos
porque esa condición de igualdad y de humildad, me emociona.
Hace tiempo que no me apetece escribir en mi
blog porque siento que ya está todo dicho en el tema que me ocupa. Siento estar
en un bucle, en una espiral donde periódicamente se repite todo, donde ya no
tiene sentido gastar palabras y energías. Sin embargo ésta es una causa que no
deja de ocasionarme un efecto rebote y vuelvo a sentir que he de decir algo,
aunque mis palabras no lleguen lejos.
No sé si es fruto del momento
social en el que estamos viviendo donde todo se da por bueno, pero siento que sigue habiendo un sector
grande de población que se deja llevar por la corriente, siento la apatía, la
desinformación, el interés por causas banales, las pocas ganas de implicación y
de toma de decisiones...
Me considero activista en aquello
que conozco y en lo que creo. Y estoy convencida de que si las mujeres no
ocupan el espacio que les pertenece, la sociedad se va a pique. Porque se ha
hablado del complejo de castración o de envidia de pene, sin embargo, nadie
habla del complejo de falta de útero y de tetas, y sinceramente, hay que
tenerlo muy en cuenta visto lo que se está viendo en los últimos tiempos...
Totalmente de acuerdo!gracias por estas palabras porque ha hecho que me sienta acompañada de alguna forma. A veces mi opinión ha sido ninguneada porque no seguía al pie de la letra los " consejos" de los gurús, provocándome una cierta tristeza por la falta de empatía de mis compañeras. Un abrazo
ResponderEliminarAunque no te sirva de consuelo, no eres la única Anabella. Sin embargo somos pocas las mujeres que nos atrevemos a ponerle el cascabel al gato.
EliminarPara que te hagas una idea, esta misma entrada en cuatro días ha tenido -en este momento en que te respondo- 3998 visitas. Y solamente tú has dicho algo.
Gracias por tus palabras, y te animo a que sigas defendiendo nuestro lugar, no el que nos regalan, sino simplemente, el que nos corresponde.
Un abrazo.
Concha.
Pues fijate que yo siento en muchas ocasiones como desde los movimientos feministas se "ningunea" a las madres, como muchas dicen "es un producto del patriarcado" y no creo que haya nada más matriarcal precisamente que dar vida, crear vida y criar. Durante mucho tiempo no quise ser madre y así lo hice y cuando lo he sido, lo único que quería es serlo. Me daba igual el embarazo (de hecho lo consideraba un engorroso trámite), me daba igual la lactancia (no tenía ni idea) y sin embargo no me he encontrado tan íntimamente bien como cuando estaba embarazada y he sentido tanto y tan íntimo y porqué no decirlo, tan empoderada como cuando he estado embarazada y después con la lactancia. Lo mismo ha sido porque no me lo esperaba, porque nunca tuve ensoñaciones con ello, por que los escritos sobre maternidad siempre me parecieron una cursilada ñoña difícil de tragar... quien sabe, pero es cierto que esa experiencia tan íntima, tan mía (porque aunque quieras no puedes compartir lo que se siente al llevar a un bebé dentro de ti con tu marido o lo que se siente al amamantar a tu bebé)... como digo, esa experiencia me hizo sentir poderosa y muy fuerte, además de feliz. En muchas ocasiones callo porque me da la impresión de que hablar de maternidad o hablar de los hijos es "ponerme pesada" "es que su vida son sus hijos y no tiene otros objetivos". Lo mismo cuando habla un hombre, habla como "experto" y no como "un papá fruto del patriarcado que ha renunciado a su vida para criar hijos". Tal vez, y solo tal vez, ese es el concepto que haya que empezar a cambiar...
ResponderEliminarEstoy totslmente deacuerdo con todo lo k decis y ademas creo firmemente k si el parir y amantar pudieran hacerlo los hombres y fueran ellos los k pasarán por los dolores del parto y por la recuperación del suelo pélvico y por muchos traumas más k deben pasar algunas mujeres... hace ya mucho tiempo k el parto sería más respetado y humano por parte de los profesionales de la medicina pero como la mujer ha parido toda la vida de cualquier forma y llevamos en la genes k tenemos k sufrir paras ser madres y sacrificar tu vida laboral.
ResponderEliminar