Sábado, 8:30 de la mañana, el día parece luminoso y me planteo qué hacer. Mi marido se ha ido al monte y hoy no le acompaño. Pero sé que no quiero pasarme la mañana en casa limpiando o cara al ordenador.
Recuerdo un correo electrónico: “Canto de mantras en Espai Món Sà”. No me lo cuestiono más, si me ha venido a la mente, por algo será.
Llamo para confirmar mi asistencia y me preparo para ir. Comienzan a las 11:00, así es que tengo tiempo de sobra.

Nos ponemos en círculo, la profesora que va a compartirnos los Mantras nos invita a hacer nuestra presentación, para quitar la poca máscara que pudiera quedar. Terminada la rueda, nos da una hoja impresa con los Mantras de hoy, los miro y me quedo “ojiplática” (o sea, con los ojos como platos).
Porque los Mantras a trabajar hoy me muestran la solución, el apoyo, la claridad que necesitaba tras esta semana algo movidita por temas familiares, por cosas personales... Son cantos para desarrollar la creatividad, para abrir la propia energía creativa. Son mantras para mantener el equilibrio en el juego de la Vida, para liberar mis inseguridades, para equilibrar mi cerebro. Son melodías para exaltar mi YO, para abrirme a la paz interior y a la fe, para expresar el poder del amor desde el corazón…
Y aunque yo había cantado mantras durante mis clases de yoga, esta sesión continua de 90 minutos paralizando la mente pero moviendo el cuerpo y el alma, ha sido una experiencia preciosa, trascendental… por el fluir de la energía, por la paz y por el Amor… por las sensaciones que he experimentado y por los sentimientos que he sentido (aunque sea una redundancia). Al terminar y expresar con una palabra mi emoción en ese momento, la que me ha venido ha sido: gratitud.

Así, al llegar a casa, a las 13:00 horas, con una temperatura de 19 grados en la calle, con un sol radiante y con el pecho henchido de serenidad, no puedo dejar de dar gracias a la Vida, de nuevo. Porque así lo siento. Porque de buen nacido es ser agradecido.
Nunca se sabe lo que te puede deparar el día, aunque amenace con ser un día como cualquier otro, en el momento menos esperado la vida te sorprende con un nuevo reto, una nueva esperanza o un nuevo mensaje.
ResponderEliminarMe alegro de que tu día haya sido gratificante.
Besos
¡Ohhh! María, te echaba de menos. Gracias por tus palabras, cariño. Tienes mucha razón...
ResponderEliminar"Porque soy consciente de que puedo “ver” las herramientas que la Vida me sigue ofreciendo y soy capaz de utilizarlas. Porque he aprendido a escuchar a mi instinto y hacerle caso. Porque puedo integrar lo que recibo y porque lo acepto"...
ResponderEliminar¡¡Qué poquito te queda para llegar a Itaca!!
Abrazos.
Si supiera dónde está Itaca... si supiera dónde estoy yo misma...
ResponderEliminarPero bueno, al menos hemos emprendido el viaje.
Gracias por tu comentario, Eowyn, también lo necesito.
Con Amor.
Por fin!!!
ResponderEliminarYa he podido acceder a ser miembro del blog, mi trabajo me ha costado, no creas...
¡¡Que bonita la experiencia que cuentas!!, es un lujo poder tenerte como amiga, con todo lo que aportas.
Un beso enorme y nos veremos más a menudo por aquí.
¡Goya! Qué alegría, amor. Sabes que tus palabras son importantes para mí...
ResponderEliminarGracias por ESTAR.
Esta entrada me ha recordado un libro "Come, reza, ama", en la parte de "reza" explica muchas cosas de la filosofía "yogui". Gracias a una novela he podido entender un poco mejor eso de los mantras. Me alegro de que te haga tanto bien.
ResponderEliminarSi, Iranzu, alcanzo un estado de exaltación que pasa a ser una toma de conciencia, una relajación... me hace sentir bien.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, cielo.