Embarazar-se


Continuar la especie es una necesidad natural para que nuestra raza no se extinga y tener un hijo ha sido, durante mucho tiempo, la mayor aspiración de muchas mujeres. Pero hoy en día las cosas han cambiado, algunas mujeres  lo tienen muy claro y por decisión propia no quieren ser madres, es algo que no contemplan en sus prioridades, en su elección de vida. Y como tal, es respetable.  Pero vamos hacia el lado opuesto, hacia el lado en que una mujer decide ser madre… y no puede concebir.

Parece algo muy sencillo: un hombre y una mujer tienen relaciones sexuales en una supuesta etapa fértil y se produce un embarazo. Pero entre el óvulo y el espermatozoide debe de darse, también, una especial conexión, una química que va más allá de lo puramente físico. Se produce una elección teniendo en cuenta todos los factores sistémicos, genéticos, de herencia, de las condiciones emocionales. El cuerpo tiene una memoria  celular y  el útero de la mujer almacena lo ocurrido a las mujeres de la familia a través de varias generaciones, lo relacionado con el embarazo y el parto. Esto es, también existe una memoria uterina.
Por eso, desde mi entender, creo que en estos tiempos que vivimos no resulta siempre tan fácil. Y que son muchos los factores que influyen para que el embarazo se produzca y llegue a buen término, a un nacimiento feliz.

Para empezar y creo que es un factor a tener en cuenta, algunas mujeres empiezan a plantarse la maternidad como una opción… después de haber priorizado otras muchas cosas. Así llegan a cierta edad en que, aunque algunos médicos digan que no pasa nada, el cuerpo ya no está tan preparado como cuando era más joven. No es lo mismo concebir con 25 años que con 35, y eso, digan lo que digan las clínicas de fertilización, es una realidad.
Plantearse por qué se quiere tener un hijo y saber lo que ello comporta, es algo que debería ser “obligatorio”. Son muchos los casos en que se quieren tener hijos porque toca, porque los años pasan y “se les pasa el arroz”.  Mujeres que se sienten presionadas por su familia, por su propia madre… Mujeres que no lo desean pero que consienten ser madres porque a su pareja “le apetece”. Mujeres que ven peligrar su relación de pareja y creen que si se quedan embarazadas salvarán la situación. Mujeres sometidas a un alto nivel de estrés, casi siempre a causa del trabajo… Y mujeres que aún teniendo un gran deseo de ser madres, no lo consiguen. 

La naturaleza siempre demuestra ser más sabia que la mente racional de las personas… Por ejemplo, somos desconocedoras de la cantidad de toxinas que acumulamos en nuestro cuerpo a lo largo de los años y que, de algún modo, también dificultan la fecundación y/o la anidación. Algo tan simple como una limpieza del organismo, una desintoxicación durante un breve tiempo, puede dar lugar a un cuerpo limpio y preparado para recibir la semilla.
Y creo, también, que no debemos de olvidar nuestro lado emocional ya que son muchos los bloqueos que pueden dar lugar a una inhibición de la ovulación, a una incapacidad para la fecundación. Para mí, puede ser parte en la causa de muchos de los fracasos a la hora de concebir hoy en día. Y es que desde mi mirada de mujer mayor y de Doula,  las cosas son de otra manera y mi sentir respecto a estos temas es otro.  Y no es fácil poder expresar lo que veo, lo que siento, desde un punto de vista mucho más amplio de lo que se suele hacer, esto es, desde una perspectiva global cuerpo-mente-espíritu.

Vidas intrauterinas vividas en desamparo, infancias heridas vividas en soledad, adolescencias acalladas y expresiones mutiladas… Heridas ancestrales que niegan la femineidad, que rechazan el propio cuerpo, la represión de la propia sexualidad, el rechazo a la menstruación; las desconexiones con la tierra y con los ciclos naturales de la mujer; los miedos a estar conectadas, a ser conscientes; las existencias superficiales y estresadas… Mujeres con profundas heridas sistémicas, con recónditos odios hacia la misma madre, con inmensa rabia contenida, con temores y con miedos tan ocultos que le impiden vivir y disfrutar de lo que la propia Vida les ofrece, mujeres con tantas heridas que el mismo cuerpo se cierra ante la posibilidad de albergar una vida…

Claro que no somos conscientes de lo que sucede. Y son muchas las mujeres que se empeñan -con todo su derecho-  en quedarse embarazadas desde la seguridad de que a su cuerpo físico no le pasa nada, conociendo que no existe ningún trastorno serio que lo impida. Y a pesar de todas las dificultades  siguen en su lucha sin saber, desde el desconocimiento de que posiblemente, con una limpieza del organismo y una sanación de su vida emocional, facilitarían el camino.

En una ocasión, una mujer de 42 años me comentaba que tenía una buena vida profesional, que había vivido muy bien y que se había planteado ser madre porque le gustaban los niños y creía que era amorosa. En cambio, albergaba un odio profundo hacia su madre y no entraba en sus planes la posibilidad de entender… de perdonar…  Llevaba varios años intentando quedarse embarazada y estaba muy frustrada porque no lo conseguía. Expresaba una gran rabia hacia la Vida porque no le concedía a ella lo que más quería  y en cambio, según su criterio, algunos niños nacían en hogares donde no eran bien atendidos o de madres que nos los deseaban. Le comenté la posibilidad de comenzar una terapia para sanar sus heridas y entender que, cada cual tiene su historia y de nada sirve comparar.  No quiso contemplar esa opción, iba a luchar con todas sus fuerzas para conseguirlo. Al final, le dije que intentara mirarse aceptando la realidad y desde ahí podía ser que se produjera “el milagro”. Sólo que en este caso, el tiempo corría en su contra. No sé cómo habrá quedado.

Cierto es que en ocasiones sabemos de malos tratos a niños, de guerras donde los niños mueren, de familias desestructuradas donde los niños son víctimas, de violaciones… y de tantas barbaridades que no llegamos a comprender, que nos negamos a aceptar el hecho de que esas madres hayan podido engendrar y parir,  y otras con muchas mejores condiciones no lo consiguen.

No me toca a mí analizar, ni juzgar. Cada cual es portador de su propia historia personal, familiar y eso va más allá de toda racionalización. Cada mujer en su intento de ser madre, es la que debería mirar hacia adentro y averiguar qué pasa con ella, con su cuerpo, cuáles son sus bloqueos y como puede hacer para solucionarlos. Y esto -que yo sepa- no lo dicen en los programas de fertilización porque  trasciende más allá de intereses económicos.

Todas conocemos de mujeres que una vez han aceptado su realidad, incluso habiendo desistido de ser madres, se quedan embarazadas. Otras que estando a punto de comenzar un tratamiento deciden emprender un viaje de placer y vuelven con el embrión en su cuerpo. Y otras, algunas que personalmente conozco, se han quedado embarazadas tras una terapia, una curación a nivel profundo, después de cerrar sus heridas y haber sanado a su niña herida, ésa que todavía estaba por “crecer”, ésa que en su emoción todavía era la niña necesitada… y por lo tanto no estaba preparada para ser madre.

Tan sólo soy una mujer observadora, curiosa,  estudiosa y amante de la Vida.  Es posible que no esté en posesión de la Verdad ni lo pretendo. Pero expongo estas  reflexiones porque creo que hay tantas verdades como personas en el mundo.

Comentarios

  1. El cómo afectan nuestras heridas internas a nuestra forma de vivir, de ser...es un misterio. Yo tengo bastante de casi todo lo que citas y me quedé embarazada al primer intento, en las dos ocasiones. Y tuve dos partos rápidos y fáciles...
    Estoy de acuerdo en que somos un todo. La mente, el cuerpo, las emociones...actúan juntas, y la "curación" tiene que ser de "todo el Kit". Nos falta estar en contacto con nosotras mismas. Para todo, pero mucho más para llegar a ser madres...
    Enhorabuena por la entrada, me ha encantado. Abrazos.

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  2. Lo difícil en lo que cuentas, Amama, es hacer el trabajo de introspección y darte cuenta de tus prioridades, de tus miedos... y de la carga que arrastras.
    Es tan difícil que duele. Y como duele, mejor no lo pienso. Y le echo la culpa a otra cosa. Y, a veces, busco quien desde fuera y mediante un cheque, pueda lograr ese milagro sin tener que ahondar en mi interior.

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  3. Así es, mis mujeres sabias. Pero por eso estamos aquí, para apoyarnos y transmitir lo que nos permitan... poco más podemos hacer.

    Gracias a las dos, corazones.

    Con Amor.

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  4. Un gran artículo que puede abrir caminos a aquellas/os que están dispuestos a explorar en lo más profundo de sí mismos.
    Muchas gracias Concha. Sole

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  5. Si Sole, pero no creas que es tan fácil acceder a las personas. Cada cual elige, consciente o inconscientemente. Nosotras sólo podemos acompañar, ESTAR...
    Gracias a ti, cielo, por tus palabras. Como siempre.

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