Cuando el amor os llama, seguidlo aunque sus caminos sean duros y abruptos. Y cuando sus brazos os envuelvan, entregaros a él como el viento del norte cuando se abate devastador sobre el jardín.
El amor no da más de si mismo y no toma de nadie más que de él.
El amor no posee ni puede ser poseído.
Porque el amor es suficiente para el amor, el amor no desea más que satisfacerse.
Pero si amas, necesariamente debes sentir deseos; que éstos sean tus deseos:
El de fundirte y ser como la corriente del arroyo que canta sus melodías en la noche.
El de saber que duele la mucha hermosura.
El de ser herido por comprender la esencia del amor. Y desangrarte libre y alegremente.
El de despertar al alba con el corazón aleteando y dar gracias por otro día de amor.
El de descansar al mediodía y meditar en el éxtasis del amor.
El de volver a casa al atardecer con gratitud.
Y entonces, dormir con una plegaria en el corazón por el amado y una canción de alabanza prendida de tus labios.
Acabas de colgar un fragmento de uno de los libros clave de mi adolescencia, junto con "Juan Salvador Gaviota"...
ResponderEliminarUn beso.
Y colgaré más... es uno de los libros que en determinados momentos, releo. Y uno de los que suelo "recomendar".
ResponderEliminarAbrazos.