Desconozco hasta
qué punto somos sabedores de la mala y/o distorsionada información que circula
por Internet en torno a muchos temas. Pero, contradictoriamente, he de confesar que, por suerte, se puede encontrar cada vez más información veraz y fiable. En lo que a mí concierne, el tema que me ocupa es el relacionado con embarazo, parto y lactancia.
Resulta curioso
el hecho de que, cuando queremos comprar un piso, un coche, un televisor o cualquier otra cosa que suponga
cierto valor, andemos mirando y comparando calidades y precios hasta dar con el
más idóneo, con el que mejor se ajusta a nuestras necesidades. Podemos dar un montón de vueltas hasta encontrarlo.
De la misma
forma resulta curioso pero al mismo tiempo alarmante el que, algunas mujeres –demasiadas,
diría yo- a la hora de plantearse quién va a hacer el
seguimiento de su embarazo y donde va a parir a sus hijos no se informen lo
suficiente, ni siquiera lo más mínimo.
Y es que, me
temo, se desconoce la importancia de estos hechos. Porque no es lo mismo un
embarazo vivido de forma natural, sin miedos, sin temores, sin agobios
(solamente los normales e inevitables ante lo desconocido) que uno sometido a
constantes pruebas, diagnósticos, revisiones, etc.etc. con el consiguiente
estrés para la madre y el bebé intrauterino.
Como tampoco es lo mismo parir en un hospital con protocolos rígidos y
obsoletos, que dar a luz en uno donde practiquen un parto natural y respetado.
Este es un caso
real. No voy a citar nombres y cambiaré algunos datos, pero me gustaría que
sirviera de reflexión. Con este fin y con su permiso, lo comparto .
X es una madre
joven y está embarazada de su primer hijo.
Nada más saberlo se pone en contacto con una Doula pues quiere estar
acompañada y que sus dudas y posibles miedos sean disipados de la manera más
veraz y natural posible.
Así, comienza a
formarse en el proceso a través de la información que su Doula le proporciona y
de la que ella, a través de varias páginas fiables en la red va encontrando.
Durante sus
encuentros, charlan a cerca de ella misma, de su historia familiar, de la
relación con su madre, de sus miedos, de todo lo que puede suponer una
interferencia en la intensa relación que está manteniendo con su bebé
intrauterino.
A través de la
relajación y de la visualización, alcanza un estado de serenidad y de confianza
digno de mencionar.
Estando en el
tercer trimestre de su gestación, comienza a plantearse el tema de dónde parir
a su hijo. Por cercanía elije el Hospital de Xátiva, a 30 minutos de su casa.
Prepara su plan
de parto con el apoyo de su Doula con la idea de entregarlo en la próxima
visita al hospital, donde le están haciendo el seguimiento y las pruebas
habituales.
Su sorpresa y
su disgusto son mayúsculos cuando le dicen que lo que ella pretende es
imposible en ese hospital pues ellos tienen otros protocolos y no piensan salirse
de ellos. Añaden que, con su plan de parto, lo que hace es quitarle autoridad
al médico (palabras textuales).
Su indignación,
en un primer momento, apenas le permite reaccionar. Y ante este momento de
vulnerabilidad, en el hospital le
presentan “sus métodos” por escrito y ella tiene que firmarlos.
Al llegar a
casa reacciona y su frustración comienza a tomar fuerza. Estando ya serena, analiza la situación y rápidamente lo
tiene claro: después de haber estado varios meses tomando consciencia de lo que
es el proceso del nacimiento y sabiendo de qué forma quiere que su hijo venga
al mundo, tiene muy claro que NO irá a ese hospital. Todavía desconoce dónde
podría parir, pero por supuesto que no será en el LLuis Alcanyís.
De nuevo, con
el apoyo de su Doula y con la información que ésta le facilita, se pone en
contacto con uno de los hospitales públicos que practican parto natural y lo más
respetado posible. Y pide cita para hablar
sobre el nacimiento de su hijo.
En dos días la
reciben, con una amabilidad que la deja tranquila y le hace prever una feliz
relación. La matrona que la atiende acepta sin dudarlo su plan de parto incidiendo
en que de esa forma se actúa por norma en ese centro hospitalario. La citan
para la semana que cumple 40. El embarazo
está llegando a término.
Esta semana
pasada ha acudido a monitores. A pesar de que ella sabe que los tactos vaginales no son necesarios ni
convenientes, desconoce como la iban a tratar en ese tema y si podrá negarse a
ello llegado el caso.
Pero de nuevo
su asombro y admiración le permiten regresar a su casa con la confianza y
serenidad necesarias en estos últimos días.
Porque NO le
han hecho un tacto vaginal. Porque TODO está bien. Porque el parto ha de
iniciarse por sí mismo cuando su bebé lo decida.
Y le dan cita
para volver a visitarla en la semana 41. Si llega.
Esta mujer se
ha informado y ha elegido arreglo a sus prioridades, a pesar de que el hospital donde nacerá su bebé
está más lejos en distancia y tiempo que el que en un principio había seleccionado.
Y haciendo un
seguimiento de lo que han sido estos meses, del trabajo personal, de la
confianza en ella misma, de la conexión con su bebé y del hospital donde
parirá, tiene el 99% de posibilidades de que todo salga bien, de que el parto
se desarrolle de la forma que ella quiere.
Como también sabe que el otro 1% no lo controla nadie, que queda a
merced de lo que el Universo decida.
Pero por lo que respecta a ella no va a quedar que su hijo venga al mundo
de la forma que ella quiere: con todo el respeto y dignidad que merece el nacimiento de un ser humano.
Concha esta historia es una de tantas donde la mujer se empodera y elige de acuerdo a su naturaleza. Pero no es lo que sucede habitualmente, y me pregunto tantas veces por que, como hemos llegado hasta aqui.
ResponderEliminarAfortunadamente, hay un gran trabajo de mujeres como tu luchando por cambiar las cosas. Hacer un mundo mejor, y unos partos mas justos para las mujeres y sus hijos.
Cierto es que no es algo que sucede habitualmente, Iranzu. Creo que cada cual -consciente o inconscientemente- elige. Lo triste es que en unas ocasiones es por falta de información, en otras por falta de iniciativa, en otras por miedos, en otras por delegar el poder en manos de otras personas... cada cual con su circunstancia.
EliminarMi misión como Doula es informar y acompañar a la madre. Y desde luego que NO es lo mismo.
Gracias por opinar, no sabes cuanto se agradecen los comentarios.
Un abrazo.
Hace falta mucho valor para tomar una decisión así, pero creo que si te dejas guiar por tu intuición (tan desarrollada a esas alturas del embarazo, o por lo menos así debería de ser) puedes estar completamente segura de que la deceisión es la correcta. Y cuando es así el Universo te deja pruebas de que estas haciendo lo correcto.
ResponderEliminarPorque la mujer embarazada necesita más que nunca "Emponderarse" porque no es una enferma ni tullida, gracias a las Doulas o Mujeres con más experiencia por la información, asesoramiento y por el respeto con el que tratais a la embarazada sin cuestionarla ni influirla (egoistamente o éticamente) para que sea ella la que desde su propia opinión formada e informada tome sus decisiones. MIL GRACIAS ¡¡¡
Mil gracias a ti. Mujeres como tú me confirman en mi vocación. Un auténtico aprendizaje...
EliminarBesos.