Durante mucho tiempo lo hemos mantenido oculto, o
mejor, hemos respetado la intimidad. Hace unas semanas, en un taller de
lactancia impartido por La Clínica de la Lactancia, una de las asistentes que también había estado conmigo en una preciosa fiesta, descubrió que Laura Villanueva es mi hija. Y me escribió un
correo para decirme que le impresionaba nuestra relación y nos felicitaba por
ello. Muchas gracias, Natalia.
Lo cierto es que nos hemos
presentado como compañeras de actividades tanto en los Congresos como en otro
cualquier evento. Nos ha parecido lo más apropiado, y hasta ahora, si no
es porque había alguien que lo sabía… hemos mantenido este anonimato.
Pero en más de una ocasión, al enterarse alguien
de nuestro parentesco, me han preguntado cómo ha llegado a ser IBCLC (Consultora
Certificada Internacionalmente en Lactancia Materna). Y con su permiso,
quiero hacer un poco de historia, para que nos conozcáis mejor a las dos y
entendáis cómo y por qué hemos llegado a formar UN BUEN EQUIPO…
Sorprende saber cómo una Ingeniero Industrial de
formación, ha llegado a ser lo que es ahora. Pero conociendo la personalidad de
Laura, es fácil de entender. Su inquietud y su necesidad de aprender y de hacer
cosas, la llevan a conseguir lo que se propone. Cuando estando en BUP me
dijo que iba a sacar el COU con matrícula de honor, no la tomé en serio. Pero
cuando esto sucedió, le tuve que pedir perdón por no haberla creído. Tenía muy
claro que iba a estudiar Ingeniería Industrial y para ello necesitaba las
mejores notas.
Su carrera fue inmejorable, y al empezar cuarto
curso se embarcó en un proyecto Erasmus-Sócrates y se marchó a Paris, a la
mejor Universidad, para especializarse en Sistemas Energéticos. Su objetivo era obtener
una doble titulación de ingeniero que le abriera mejores horizontes
profesionales. Consiguió la máxima nota en el proyecto fin de carrera y
un buen trabajo sin haber terminado todavía los estudios: la Empresa Nacional
de Electricidad Francesa la contrató para su Centro Nacional de Energía Nuclear.
Pero Laura es muy inquieta y el trabajo que desarrollaba allí, demasiado
burocrático para su gusto, la aburría, con lo que renunció a él y rápidamente
encontró otro empleo en un gabinete de proyectos internacionales de ingeniería,
lo que le llevó a viajar por media Europa y Oriente Próximo.
Tras seis años en Paris, regresó a Valencia. Tenía
muy buen curriculum y no le resultó difícil encontrar trabajo. Joven,
inteligente, con idiomas y sin ataduras familiares, fue contratada en una
empresa multinacional relacionada con la industria del automóvil. Aquí fue
responsable de un equipo, viajaba constantemente por Europa, su vida era
su trabajo, no había horas.
Pero apareció el amor y al poco se quedó
embarazada. Tenía claro que iba a pedir una reducción de jornada cuando naciera
su hijo pues no podía permitirse dejar de trabajar. Además, su marido tenía
turnos fijos y podrían combinarlo bien. El bebé no saldría de casa y lo criarían
sus papás.
Cuando su hijo Ibai tenía dieciséis semanas, Laura se
reincorporó al trabajo. Solicitó una reducción de jornada a seis horas diarias, disponía
de su tiempo de lactancia y se extraía leche en horario laboral, todo con
el fin de compatibilizar de la mejor forma el trabajo con la crianza. Pero
pronto descubrió que todo era una mentira que le habían vendido, a ella y a
todas las mujeres: la misma semana que el niño cumplió un año, hubo una
reducción de personal y fue una de las primeras que mandaron a la
calle. Sin esperarlo. Le dijeron que venía de arriba, del país origen de
la empresa… pero sabía que no era cierto, sabía que no estaba dando la
rentabilidad que daba antes y que la empresa buscaba, sabía que a consecuencia
de no viajar y de reducir sus horas ya no les era productiva… y casi le costó
una depresión.
Ahora voy a dar un salto atrás en el tiempo.
Por aquel entonces, hacía unos años que yo acudía a la Clinica Acuario de
Valencia a la consulta de Violeta Isasi, una genial homeópata. Un
día, en el mostrador, encontré unos preciosos señaladores de libro que
publicitaban una asociación de apoyo a la lactancia materna. Cogí
uno y lo guardé. Cuando nació mi primer nieto se lo di a su madre, mi hija
Laura, por si alguna vez necesitaba apoyo pues aunque yo había amamantado
a mis hijos, poco le podría ayudar ya que mis conocimientos respecto a
lactancia materna eran muy básicos e incluso algunos, erróneos. Laura tomó el
marcador y lo guardó. No sabíamos que esto era el principio de una
historia…
Cuando la despidieron ya era socia de esta asociación, y
estaba introduciéndose en la lactancia y en la crianza. Conocía el mundo de los
portabebés y descubrió que la mayoría de los que se vendían eran de empresas
extrajeras, algunos no eran ergonómicos, y la mayoría eran muy caros. Su
espíritu emprendedor la llevó a hacer unos diseños y a comprar unas telas… y
así comenzó a confeccionar los suyos. Por las noches, mientras papá y bebé dormían, tenía
como compañera a la máquina de coser. Y empezó a entrar en este mundillo,
no sin tener sus más y sus menos entre algunas personas del sector… quienes
lejos de apoyarla, no aceptaron de buen grado esta actividad. Pero
necesitaba trabajar y estar ocupada, con lo que siguió adelante, haciendo
talleres y mostrando los beneficios del porteo.
Al mismo tiempo, su interés por la lactancia
materna iba en aumento. Leía, estudiaba, se empapaba de todo lo que caía en sus
manos. Buscaba, acudía a formaciones y conferencias… y en un momento de bajón
en la asociación, Laura asumió la presidencia.
A partir de ahí y con el estupendo equipo que
formaron en un principio, la asociación comenzó a levantar cabeza
hasta llegar a ser una de las asociaciones de lactancia de referencia en
España. Laura fue bien recibida, bien acogida, apreciada e incluso reconocida
por personas muy introducidas en el sector.
Pero el interés de Laura por aprender no tenía
límites. Sabía que la máxima titulación en lactancia materna era ser IBCLC. Y junto a tres compañeras, comenzó su preparación para obtener el título (nunca dudé de que lo
conseguiría).
Yo he sido testigo de primera mano y puedo decir
que no fue fácil, ni para ella ni para ninguna de sus compañeras. Lo dije en su
día y lo vuelvo a repetir. Un año de estudios, reuniones, exámenes,
valoraciones, Internet, bibliotecas… con dos niños pequeños, una de ellas
lactante de apenas unos pocos meses. No hubieron festivos, ni vacaciones… era
una inversión continua de tiempo, energías y dinero. Finalmente llegó el día
del examen. Y como era de esperar, lo aprobó.
Fueron días de alegrías compartidas, era una de las primeras IBCLCs en la Comunidad Valenciana, mucha gente
la felicitó y se pensó que sería una referencia y un apoyo para quienes
en la lactancia materna estaban haciendo avances.
Pero poco duró esta alegría. A partir del momento
en que decidió profesionalizarse, se fueron cerrando puertas y muchas de aquellas personas con las que en su día
compartió tanto, no fueron capaces de desearle buena suerte ni tan siquiera de
decirle adiós…
Con una compañera montó “La Clínica de la
Lactancia”. Por circunstancias varias, a día de hoy, Laura es la única representante y su empresa está legalmente constituida.
La formación de Laura es continua, acude a congresos y seminarios, sigue ampliando sus conocimientos para poder ofrecer siempre lo mejor. Pero, es una carrera contra corriente. A pesar de todo su esfuerzo, sigue encontrando muchas piedras en el camino.
La formación de Laura es continua, acude a congresos y seminarios, sigue ampliando sus conocimientos para poder ofrecer siempre lo mejor. Pero, es una carrera contra corriente. A pesar de todo su esfuerzo, sigue encontrando muchas piedras en el camino.
Ahora está más curtida aunque de vez en cuando
muestre su disgusto ante cualquier situación que no considere justa. Y es que,
aunque sea mi hija, soy capaz de reconocer sus
defectos.
Es demasiado honesta, no le ríe las gracias a
nadie, no muestra afectos que no siente, tiene un gran sentido de lo que es
justo por lo que se indigna ante ciertas situaciones… y como diría mi padre “no
se casa con nadie”. Estos son sus defectos y ella sabe que no
le favorecen, pero tiene muy claro que es así y no va a cambiar con el fin de
agradar más…
¿Y lo del equipo? ¿Por qué? ¿Cómo llegué yo a ser
Doula? ¿Qué tiene ver una cosa con la otra?
Laura sabía que yo quería participar en algún
voluntariado, siempre lo había comentado. Siendo mis hijos ya adultos, yo tenía
mucho tiempo libre y no soy de estar cara a la tele, ni andar de escaparates o
de cafeterías. Necesitaba sentirme útil. Un día mi hija me invitó a una charla
cuando Ibai era muy pequeño: una mujer hablaría sobre las Doulas y Laura sabía
que eso me encantaría.
Extasiada escuché a Susana Doula,. Me
imaginaba haciendo lo que más me había gustado en la vida: estar con mamás
embarazadas y con bebés. Para ello debía de formarme, pues mi experiencia como
madre de tres hijos no era suficiente, o al menos, así lo consideré yo.
Se lo comenté a Laura y rápidamente me dijo que adelante, que
seguro que podía hacerlo, que tenía muchas herramientas y el carácter
apropiado. Yo pensaba que nací “demasiado pronto” y que quizás ahora
era tarde. ¡Pero Laura me animó tanto...! Y empecé a buscar información.
Así que al poco de nacer mi nieta Naia, yo comencé la
formación como Doula. Y todavía no he parado.
Normalmente compartimos muchas de nuestras cosas,
hablamos casi todos los días, el resto de la familia está un poco hasta
el "coco" (por decirlo de forma cariñosa) de nosotras pues raro es el
día, cuando nos juntamos, que no hablemos de partos, de lactancias. Pero
saben que es lo que nos gusta, lo que nos mueve, y nos respetan. Incluso se
interesan y lo comparten.
Por eso, hace pocos días y después del comentario
de Natalia, pensé ¡qué caray, si es que formamos un buen equipo! La madre
Doula y la hija Consultora Certificada de Lactancia IBCLC. Una manera
preciosa de nutrirnos, de retroalimentarnos, de compartir valores, de
aprender juntas, de seguir creciendo… y de ofrecer lo mejor que tenemos: nuestra experiencia personal y profesional.
Este es mi mejor regalo, Laura, siento que te lo
debía por haberme introducido en este mundo del “doulaje”, en lo que estoy
haciendo ahora y que, después de haberos criado a ti y a tus hermanos, es lo que más me
satisface en la vida.
Con Amor.
Me encantáis, me encanta vuestra relación (ojalá consiga la misma con mi hija) y me vuelvo a repetir: ojalá os hubiera encontrado antes! Por muchos motivos
ResponderEliminarSi señor, hacéis muy buen equipo y os admiro profundamente. Sabéis lo que queréis y váis a por ello y en algo que tanto bien hace..
Un beso fuertísimo a las dos
Ya ves Esther, creo que toda hija NECESITA y agradece el reconocimiento de su madre.
EliminarTe puedo asegurar que no es fruto del azar, sino de un trabajo de consciencia diario...
Y tú tendrás con tu hija la relación que desees, no lo dudes.
Un fuerte abrazo.
gracias Concha,
Eliminarla verdad es que me gustaría, quiero hacerlo, recuerdo cuando os vi a las dos en Valencia, cómo hablabais de vuestros planes, Lau que iba a hacer un curso de porteo etc no sé, me encantó y puede que sea una idealización, pero lo veía todo tan natural, sano, fluído...
En fin, lo dicho
Muchos besos
Quizás te sueñe extraño esto que te voy a decir: crea la realidad que quieres y sueña con ella, ocúpate de aquello que deseas, acepta que te lo mereces y esfuérzate por conseguirlo. No escuches opiniones en contra, comentarios negativos ni nada que te distraiga de tu propósito...
EliminarBesos, corazón. Con Amor.
Concha, què preciosa historia. Un abrazo fuerte...
ResponderEliminarEs parte de la historia de mi vida y como he dicho arriba, un trabajo diario de crecimiento y consciencia.
EliminarGracias por tu comentario, me alegra verte por aquí, Laura.
Un abrazo para ti y otro para tu preciosa Carlota.
Me ha encantado conocer tu historia y la de tu hija, qué valientes, bravo por vosotras y por vuestros ovarios, así de claro. Sí sabía que te formaste como doula después de ser madre y abuela y tenía curiosidad por saber cómo llegó esa decisión. Una historia preciosa.
ResponderEliminarPues ya ves Sol, ha llegado el momento de abrir la ventana y es que a estas alturas, una se da cuenta de que ha perdido el miedo y la vergüenza.
EliminarOjalá todas las madres sepan reconocer a sus hijas... y viceversa.
Gracias por tus palabras y bienvenida a mi blog. ¡Vuelve pronto!
Genial, Fantastica, una nunca sabe lo que la vida le tiene reservado.Una buena tarea, desde el respeto, la comunicación y el sentir.
ResponderEliminarEs una linda unión,cada una en su puesto, pero con la misma energia, mamás embarazadas, bebes, lactancia.
Reconozco vuestr a labor y esfuerzo por parte de ambas.
Os deseo mucha luz, en este tramo tan hermoso.
Guerreras os quiero.
Con amor:tu hermana y tía.
¡Qué te voy a contar que no sepas! Gracias, hermana, porque tú también has sido y eres mi apoyo (y el de Laura, ja,ja)
EliminarCon Amor.
Mi enhorabuena a las dos y mi deseo de que sigais caminando juntas mucho, mucho tiempo.
ResponderEliminarGracias Carmen por tus deseos porque tú nos conoces y sé que son sinceros.
EliminarUn abrazo.
Gracias Mamá, por tus palabras, y gracias a todas las que habéis comentado. Ya veis que no podemos ser la una sin la otra :)
ResponderEliminar¡Ja,ja! cielo, las gracias no se merecen cuando las cosas salen del corazón...
EliminarLuego te llamo.
Madre e hija! Eso pense yo cuando me entere! Que suerte haberos conocido!!!! Querer es poder.
ResponderEliminarGracias guapas!
Gracias a ti, Carol, por estar y por tus pensamientos positivos.
EliminarAbrazos.
Conchaaaaa que habrás tenido que escribir este post con una sábana atada al cuello (por las babas ;) ) y no es para menos!!!!!!!!!!!!!!!!!! Es maravilloso ver un equipo tan formidable trabajando en algo tan hermoso e importante :) Felicidades a las dos
ResponderEliminar¡Ja, ja, ja! Más que babear, me hace sentir contenta y feliz por ella.
EliminarMaría, esta entrada ha sido meditada, la tenía escrita hace tiempo a la espera del momento oportuno. Ahora han sucedido unos hechos que me han indicado que había llegado la hora de sacarla a la luz.
Unos desagradables e inesperados; el otro muy agradable y gratificante fruto de un trabajo de precisión. En ambos la he acompañado como Doula que soy. Y como madre.
Desde hace años quiero transmitir este hecho: la armonía entre madres e hijas es necesaria para el desarrollo de la mujer como tal, pero sobre todo en la maternidad.
¡Uy! si me enrollo me da para otra entrada...
Gracias por tus palabras, María, sabes que las valoro mucho.
Un abrazo.
Bonita historia Concha,como os lo habéis currado las dos,enhorabuena,que orgullosa te debes sentir.
ResponderEliminarMás que orgullosa, me siento feliz por ella. Y por poder verla. ¡Que te voy a decir si tu la conoces bastante bien!
EliminarUn abrazo, compi de búsquedas.
Enhorabuena por el equipo que formáis y gracias por compartir parte de vuestro camino juntas. Un abrazo.-
ResponderEliminarGracias a ti Laura Fabra Perales, por esos trayectos que andamos juntas. Y por tus palabras.
EliminarUn abrazo de Doula amorosa.