Las Doulas, unidas...




A veces me cuestiono si no seré excesivamente gregaria en los tiempos que corren… a veces, me cuestiono por qué creo en la fuerza del grupo, por qué confío en que la unión hace la fuerza, por qué esta reminiscencia ancestral me lleva a intentar mover montañas…

Desde hace algo más de tres años que soy Doula, que terminé una formación con la que poder demostrar unos conocimientos integrados a través del estudio… porque los propios, los que me aportan la edad y la experiencia no son académicamente demostrables.

En este tiempo surgen Doulas por doquier.  Se han multiplicado las formaciones, se habla de ellas en la tele, en los periódicos…
Hace unos días, al entrar en una zapatería dejé encima del mostrador el libro de Nuria Otero “La maternidad acompañada” mientras me probaba un par de zapatos… La dependienta, le echó una mirada y dijo “qué interesante, habla sobre las Doulas…”  Me sorprendió, francamente, y le pregunté… se estaba enterando de quién es una Doula… porque quería ser madre.

Y si bien es cierto que cada vez somos más… creo que en estos momentos sería misión imposible elaborar un censo y mucho menos, intentar agruparnos para establecernos como profesionales, dando todos los pasos y haciendo todas las gestiones necesarias para ello.

Y es que tengo la ligera sospecha de que muchas de ellas quieren ir por libre, no quieren unirse, ni asociarse, ni tan siquiera comunicarse con otras Doulas.  ¿Por qué? Lo desconozco y la verdad es que siento una gran y sana curiosidad por saber qué debería de ocurrir para que la mayoría –soy consciente de que la totalidad sería imposible- de Doulas estuviéramos unidas en una asociación nacional desde la que podríamos defender nuestro trabajo, nuestra honestidad y profesionalidad.  Desde donde podríamos velar por los intereses de la mayoría y cuidar de que nuestro trabajo se realice con la máxima fiabilidad,  por el bien de todas las personas que intervienen en esta cadena alrededor de la maternidad,  de forma que siempre resulte beneficiada la madre y el bebé que llega al mundo a través de ella.

Soy luchadora -aunque no me gusta la acción desde la lucha porque suele implicar enfrentamiento-  y siento que hay tantas cosas por hacer que no me puedo quedar parada, aunque en algunos momentos el cansancio haga mella y me deje agotada y desanimada.

Los acontecimientos de estas últimas semanas cuestionando de nuevo nuestro trabajo, me han llevado a estas reflexiones que, posiblemente, se queden flotando en el limbo de Internet.
Y por esa misma inquietud, por esa misma creencia de que cuanto más unidas estemos la Doulas mejor va a ser para todas, me he levantado pronto ¡muy pronto! y me he puesto a transcribir esas ideas que, sin saber a ciencia cierta de donde surgen, se me amontonan en la mente y me calientan el corazón.

Así es que, querida Doula que me lees… plantéate que puedes trabajar en unión, que puedes tener un respaldo estando junto a otras compañeras, que puedes sentir el apoyo y el acompañamiento de Doula a Doula, que puedes seguir aprendiendo y creciendo si compartes desde el corazón, si aceptas y si amadrinas a las nuevas Doulas en su caminar... 

Quizás pienses que es una utopía, pero no me resigno a creer que no va a poder ser. Mi corazón me lleva a confiar en las personas y a creer que, en el fondo, seguimos siendo gregarios y que no es un tópico que la unión hace la fuerza



Comentarios

  1. Gracias por poner palabras a lo que otras no sabemos poner, pero que las sentimos de igual modo.

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    1. Gracias a ti por estar, por hablar, por decir lo que sientes.
      Un abrazo.

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  2. Ai Concha, tus palabras resuenan con dolor, tristeza y también con confianza. Me pregunto esto muchas veces y no solamente con las doulas. Los grupos de mujeres tardan en llenarse o no se llenan. Es algo más profundo lo que pasa. Confío en que todavía no es el momento y que no tardaremos en darnos cuenta de que cuando despertemos de este letargo veremos lo mismo aunque cada una con sus ojos y su cuerpo y su instinto y su sabiduría interior. Y a las Doulas, a las mujeres, a los humanos no nos será necesario luchar para crear, porque está ahí, solo hace falta mirar en la misma dirección para verlo. Un abrazo, sabes que estoy pendiente de lo que haces y dices y sé que es recíproco.

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    1. Vaya, Empar, lamento que mis palabras te transmitan dolor pues no es para nada el sentimiento que pretendo emitir, en cambio si hay cierta tristeza y bastante confianza.
      He llegado al convencimiento de que tener ilusión es importante pero que con las ilusiones solamente no se cambia nada. Creo que son las acciones desde la toma de consciencia y responsabilidad lo que nos llevan a cambiar, a nivel propio y a nivel colectivo.
      Personalmente no suelo esperar a que ciertas cosas sucedan por si solas, más bien me embarco en proyectos y en actuaciones para colaborar a que así sea.
      Y tienes razón al decir que a las mujeres nos cuesta movernos, unirnos... pero por eso mismo, si no lo hacemos, el cambio no se producirá. YA es hora de que llamemos a las cosas por su nombre, las miremos a la cara y comencemos a caminar. Y mejor si lo hacemos JUNTAS.
      En el tema que nos ocupa -al ser ambas doulas- esta percepción de que caminamos muy en solitario no es solamente mía, por ello quizás me sienta un poco abanderada de esta causa ya que, por otro lado, siento que alguien ha de comenzar a moverse ¿por qué no yo?
      Gracias por tus palabras, sé que estás ahí.

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