Cervera
de Pisuerga, 21 de agosto de 2013
Reflexiones
Reflexiones
Estoy
sola, sentada en un Paraje Natural cerca de la cabecera del río Pisuerga que
discurre tranquilo y sereno por su cauce, fluyendo como lleva haciendo desde que comenzó
a manar.
Nadie
ni nada lo desvía de su marcha, no hay mano externa que lo reconduce ni lo
aleja de su trayectoria. Es la Naturaleza pura en su origen.
En
esta soledad mía elegida en el día de hoy, acuden a mi mente algunos
pensamientos que giran en torno a la conexión con la naturaleza del ser, con el
saber-se, con el sentir-se, con el confiar en que, finalmente, estando unidos a
la Esencia todo es como tiene que ser.
Y
mi mente, ahora, tras un tiempo de haberla mantenido en calma mediante una
meditación activa, comienza a divagar… y me voy hacia el tema que, en estos
momentos, ocupa parte de mi tiempo: la
maternidad.
Y
en esta calma llego a la conclusión de que estamos
llegando a un punto en que, quizás, la maternidad se esté idealizando
demasiado, porque NO todas las realidades son ni se viven de igual forma.
Comentaba
días atrás una compañera asesora de lactancia lo entristecida que estaba al ver
a una madre recién cesareada tan despegada
del bebé, de ese hijo que terminaba de nacer. No comprendía ella desde su formación
y desde su propia experiencia de madre, cómo esto podía suceder...
Cuando
vemos que un parto termina siendo altamente intervenido necesitamos buscar
explicaciones ajenas… cuando vemos que una lactancia no termina de instaurarse
sin haber ninguna aparente causa fisiológica que lo impida, “culpabilizamos” a
las hormonas. No digo que no tengan su importancia, que sí la tienen y mucha,
pero creo que habría que estudiar cuáles son las circunstancias en las que esa
madre está envuelta. Habría que pararse
a ver su propia historia de hija para entender su relación de madre ahora…
Leía
tiempo atrás –no recuerdo donde- que la
maternidad es el mejor regalo para una mujer. Y enseguida pensé que sin duda lo era… para
aquella que DESEA ser madre. Porque todas las mujeres NO lo desean y no por
ello son menos mujeres.
Y
es que, posiblemente, no son los mismos ojos los que miran desde la juventud
que los que ven desde la madurez.
En
más de una ocasión siento que he de callar pues, esas madres con niños pequeños
que están inmersas en una nube de bondades, no están para atender a las otras
realidades distintas a las suyas…
Pero
volvamos a esa idealización de la maternidad donde hay todo un mundo que gira
en torno a ella y desde la que se nos intenta instruir, desde la que se nos
pretende enseñar, incluso vender como
ser la madre más maravillosa para tener los más maravillosos hijos. Sinceramente,
como antes he dicho, creo que cada una es portadora de su propia historia
personal y es algo que se ha de tener presente ya que forma parte de la vida de
cada cual.
Si
bien es cierto que desde la toma de conciencia se pueden cambiar patrones
aprendidos, no es menos cierto que muchas madres inmersas en soledades profundas, se van a sentir más frustradas si
tras cursos y formaciones no consiguen ser esas madres modélicas que se
pretende que sean. Y hablo con conocimiento de causa porque ya conozco a quien
se debate entre lo que su cuerpo y su mente le piden, y lo que desde fuera se pretende que alcance.
Mirando
el transcurrir del río por su cauce, siento cómo la Naturaleza sique sus
ciclos, y solamente se ve perjudicada cuando interviene la mano del hombre….
Sinceramente y desde el corazón, sin ánimo de herir susceptibilidades, creo que no es necesaria tanta formación para cuidar de los hijos con el mismo respeto y con
el mismo cariño que nos gusta ser atendidos, satisfacer
sus necesidades en la medida que demandan, sin minimizar, sin exigirles… porque
cada hijo es único y así ha de ser amado. Atender
a los hijos sabiendo que son seres puros en evolución y que TODO lo que hacemos
les llega con tal fuerza que de alguna forma marcará sus destinos. Escuchar
a los hijos con la conciencia de que sus necesidades básicas están por encima de las nuestras, ya que los
pequeños viven el momento presente y –todavía- sin conocimiento de la dilación
del tiempo.
Así,
son muchas las mujeres que estando conectadas a su esencia, a su instinto
primal, y contando con personas que las hagan sentirse acompañadas, no necesitan más que ese apoyo en la confianza de que lo que hacen está
bien… y conectar con esa sabiduría
ancestral de las mujeres que las han precedido, criando con amor, con intuición
y desde el corazón. Porque poco más
necesitamos para ser madres.
Es
en este entorno natural y bucólico donde estoy ahora, cuando me pregunto si quizás
no estamos queriendo sacar partido de algo que debería de ser más sencillo, más
simple… más natural.
La
Historia en su evolución nos habla de épocas de oscurantismo, de la represión
desde la tradición judeo-cristiana, de un patriarcado ejercido durante años y
años. Pero esos son tiempos pasados... porque somos muchas las mujeres que estamos trabajando para que así sea.
Estoy
convencida de que está bien formarse e informarse en aquellos ámbitos que nos interesan, pero por mucho acopio que
hagamos de lo que nos llega desde fuera, si no estamos conectadas con nuestra
fuerza y nuestra sabiduría de mujer, confiando en las mujeres de nuestro
entorno y mirándonos en sus espejos de mujeres sabias, de poco nos servirá todo
el esfuerzo y la inversión externa .
Con Amor.
Con Amor.
Gracias por tus palabras tranquilas.
ResponderEliminarNo tengo tu sabiduría porque no tengo tus años, pero tus palabras me llegan.
Percibo luchas entre "tribus" por ser la mejor madre, por cumplir una serie de pautas....
Parece que al hacerte madre olvidas a la mujer que eras. Parece que naces de nuevo, mutas..... No lo creo. Sigues siendo la misma. Creces, aprendes, te caes y te levantas.... pero desde ti.
No era una mujer perfecta y no soy una madre perfecta. En realidad no me gusta la perfección ;-)
Gracias de nuevo y un cálido abrazo.
Tienes razón, yo también percibo esas luchas tribales que no dejan de ser luchas por el poder.
EliminarHay quien dice que todos somos perfectos tal cual en nuestro proceso de aprendizaje... por tanto, como madres, también lo seríamos, con nuestras luces y con nuestras sombras...
Gracias por tus palabras, se agradecen ante tanta... "guerra"
Abrazos.