Después de dos hijos, uno
nacido mediante un parto absolutamente medicalizado y el otro, un nacimiento express
pero cargado de miedo y adrenalina, parir a un tercer hijo de esta forma ha
supuesto obtener SU parto deseado. Para algunas
mujeres hay un antes y un después de un hecho así. Este es el relato de una
madre que nos habla de sus emociones. Gracias por querer compartirlo.
"Parece
hace unos días y ya ha hecho un año que nació Mara.
Recuerdo
perfectamente cuando mi hija mayor me decía: mamá, quiero una hermanita” y yo
le contestaba que ya tenía un hermano, y que otro no podía ser… pero dentro de
mí yo también quería otro niño, o niña, siempre había soñado con tres hijos,
sentarme en la mesa y tenerla llena.
Sin
saber que estaba embarazada, mi hija me lo preguntaba. A los pocos días yo ya
lo sospechaba. Las semanas pasaban y yo tenía mucha hambre y empecé a tener
dolor en los pechos cuando mi hijo mamaba. Aquí fui consciente de que sí lo
estaba…
Yo
me sentía pletórica, feliz. ¿Te acuerdas Concha cuando te lo dije después de la
reunión en la asociación de lactancia? ¡Qué afortunada soy! Siempre recordaré
las palabras que me dijiste y que me sirvieron para reafirmarme en lo que yo
sentía y darme fuerzas para continuar con este especial embarazo. Mara ha
venido como un regalo inesperado, pero fue muy bienvenida, ella lo sabe y por
eso vino, para empoderarme y demostrarme lo fuerte y valiente que es una madre
y para que yo fuese consciente de ello. Y sobre todo para hacerme el regalo más
hermoso: tener mi parto, un parto precioso donde disfrutar de su nacimiento,
con alegría y placer, con emoción y nervios, pero tranquila y segura y con todo
el poder que las mujeres tenemos y que gracias a ti, pude ver y sacar de
dentro.
El
contar contigo en este periodo de mi vida ha sido un regalo inolvidable, desde aquel día en las escaleras
de Sina, hasta el día y momento del
nacimiento de Mara, cuando hablábamos por el móvil. ¿Te acuerdas? ¡Qué hermoso!
Aunque no estuvieras conmigo físicamente en la sala de partos, lo estabas
conmigo energéticamente.
No
tengo suficientes palabras de agradecimiento, eres MI DOULA, mi confidente, mi
amiga, mi madre, mi pilar en esta etapa de mi vida. Sin ti no hubiera llegado a suceder lo que
sucedió. Tú me diste la fuerza y despertaste en mi la sabiduría para continuar
hacia delante con unas ganas que nunca antes hubiera imaginado.
El
saber tuyo, el contar contigo en aquellos momentos personales tan difíciles… no
te puedes imaginar el bien que nos has hecho a todos. Ahora sé por qué decidí
que tú fueras MI Doula. Necesitaba una persona sabia a mi lado y ahí estabas tú.
Muchas
gracias Concha, Mara y yo nunca olvidaremos tu trabajo y tu saber. Me acuerdo perfectamente de tus palabras,
tenía miedo de no responder bien cuando llegara el momento y tú me decías “ya
verás cómo sí sabrás qué hacer en cada momento… no todos los partos son
iguales” y así fue. Mara nació en la
semana 41 y sus hermanos en la 38.
Algo
en mí sabía que había llegado el momento. A las 21 h del jueves, dándoles la
cena a los niños, rompí aguas. Las contracciones comenzaron a ser cada 5
minutos y salimos hacia el hospital.
Eran las 21:15 h. y llovía.
De
camino intentaba relajarme… tantas emociones y hablando contigo por teléfono
para reafirmarme una vez más que Mara iba a nacer y todo saldría
estupendamente, para confiar en ella, para confiar en mí y en que mi cuerpo se
abriría como una flor de loto.
A
las 21:45 h llegamos al hospital donde una enfermera me acompañó y me presentó
a la matrona quien me dijo que todo iba bien. Le expliqué todo lo que quería
como si se tratara de mi hada madrina y ella me dijo que si todo seguía así,
así sería.
Sentada,
sin correas, sin episiotomía, consciente y con las hormonas en pleno apogeo,
escuchando y sintiendo en cada contracción cómo bajaba Mara y se abría mi flor
de loto cantando AAAAAAA…. Y cuando creía que ya no podía más, que me partía de
dolor, la matrona me dijo que ya estaba allí “Coge a tu Mara, sácala y tómala en brazos…”
¡¡El
momento más emocionante de mi vida!! ¡¡Dios, qué sensación tan maravillosa en
mi cuerpo y mi alma!! Cogerla por las axilas, sacándola de dentro de mí y
ponerla sobre mi cuerpo…Eran las 22:15 h del 28 de septiembre de 2012
Alumbré
la placenta y la matrona nos dio la enhorabuena, estaba emocionada al ver cómo
había llevado yo el parto. Mi marido y yo le dimos las gracias por haber
respetado mi sueño, mi parto natural.
Después
de dos horas los tres solos, subimos a la habitación… recuerdo que te llamé y
te di las gracias, y a todas las mujeres que me habían dado fuerzas y me habían
ayudado con su sabiduría. Estaba eufórica, con un chute de energía que no había
tenido en mis otros dos partos. Cuando me levanté de la cama pude ir al baño,
pude andar, no me dolía nada… ¡qué maravilla la sensación de estar entera, sin
cortes…!
Pasé
toda la noche con Mara al pecho, piel con piel, enamorándonos una de la otra.
Estaba preparada y tuve el parto que deseaba.
Gracias
Concha por estar ahí, por tu sabiduría y tu saber estar. Por acompañarme en
este momento tan especial y mágico de nuestras vidas. Te tengo muy presente y
nunca te olvidaré. En mi corazón siempre tendrás un espacio".
Querida A.,
ResponderEliminarrecuerdo aquel día en que nos dijiste a Concha y a mí que estabas embarazada. ¡Qué mezcla de sensaciones y sentimientos!
Me alegré mucho el día que Mara nació, supe de su llegada y desde la distancia, empujé contigo en cada contracción.
Le diste el mejor recibimiento posible. ¡Enhorabuena!
Tengo ganas de verla, y de verte a tí también y darte un fuerte abrazo.
Con mucho cariño.