Este
mes de diciembre próximo hará tres años que comencé a escribir en mi blog. Nunca antes lo había hecho de manera tan
constante, pero de repente se apoderó de mí una necesidad de contar, de
transmitir… de compartir parte de mi vida,
de mis experiencias… y lo cierto
es que me he sentido muy bien en ello.
De
repente, me di cuenta de que expresándome por escrito me era más fácil sacar
aquello que llevaba dentro, aquello que rondaba por mi cabeza y que a la hora
de hablar, se me amontonaba en la garganta.
He
empleado el medio escrito para comunicarme con mis amigas y amigos, con mis hijos, con mis hermanas, con mi madre y con mi padre…
incluso con mi marido… escribiendo puedo
pensar serenamente lo que quiero decir, puedo darme cuenta de qué es lo que
quiero transmitir y, poco a poco, las letras surgen de mis dedos a través del
teclado y conforman aquello que, en la mayoría de ocasiones, surge del corazón…
Me
comentaba Marido, ayer precisamente, que ya no escribía tanto en mi blog… que
qué habría pasado con mis “followers”…¡ja, ja! Y ahora que lo pienso, es verdad, no escribo con
la asiduidad que lo hacía durante este tiempo pasado ¿será porque no tengo nada
que decir?
Es
cierto que aquella ansia ahora se ha convertido en calma. Pero como en numerosas ocasiones he comentado,
las cosas no ocurren por casualidad…
Esta
mañana, actualizando mi perfil de facebook, he compartido una imagen de una doctora
de la que soy fiel seguidora. Ella, al
verlo, se ha puesto por primera vez en contacto conmigo y sus palabras me han
emocionado. Además de reconocer y apoyar la figura de la Doula, me felicitaba
por mi trayectoria personal y comentaba lo afortunadas que serían las mujeres
que yo acompañara en sus maternidades. Las lágrimas han asomado sin llamarlas…
Emocionada
estaba cuando en pocos minutos ha
entrado otro mensaje que me ha puesto la carne de gallina. En esta ocasión, una matrona ha entrado para
descalificarme, para insultarme, para ofender: a mí –sin conocerme- y al
trabajo que hacemos las Doulas.
No
daba crédito cómo en pocos minutos podía haber sucedido esto. Lo positivo y lo
negativo. El yin y el yang del ser humano.
Lo mejor y lo peor que se puede albergar en el alma de una persona…
Con
la doctora, ginecóloga y obstetra, he intercambiado varios mensajes que me han
transmitido una paz y una armonía que me han mostrado a una mujer, a una madre
y profesional realmente maravillosa, de esas que hacen posible confiar en el
ser humano, de esas que transmiten calma y confianza a la mujer en cualquiera
de sus procesos.
En
cambio, los desagradables comentarios de esta matrona me han hecho pensar en la
ruindad que puede albergar una persona desde el mal entendido celo y cuidado
hacia lo que es su profesión. Lo lamentable
es que no es la primera vez que puedo ver esto, que bajo la apariencia de cuidado
y defensa de una profesión, ocupación o cargo, se esconden los miedos, la
inseguridad, la falta de respeto y de empatía… se esconden las propias sombras
que emergen ante la luz que puede emitir cualquier otro ser que no esté dentro
del limitado margen que su pensamiento le proporciona… y solamente saben
defenderse desde el ataque. Muy triste,
pero real.
Han
sido momentos intensos… no daba crédito a lo que estaba leyendo. A pesar de que
mi actitud ha sido conciliadora en todo momento, a pesar de su mala educación y
descortesía hacia una persona que no conoce, hacia un lugar que no le pertenece…
la he invitado a que permaneciera allí si es que necesitaba un lugar donde
desahogarse. Pero no es la primera vez
que yo leía los comentarios de esta mujer ya que anda entrando en otros
espacios metiendo cizaña. Finalmente y aconsejada por compañeras, alguna de
ellas abogada, he intentado bloquearla para que no me bombardee más con sus
desagradables comentarios.
En
fin, estaba dispuesta a escribir una entrada en base a lo poco que escribo ya
en mi blog y mira por donde que, de nuevo, la Vida me ha brindado la
oportunidad de seguir escribiendo.
Espero
que esto quede en otra anécdota que comentar y que cada persona, cada ser
humano aporte siempre lo mejor que tiene, aquello que sirve para colaborar en
un mejor estar, aquellos hechos y palabras en positivo que contribuyan a vivir
de la mejor forma a todas las personas al margen de su estatus o
situación, trabajo o afición.
Con
Amor.
Ahora entiendo........................ y no entiendo. Su afirmación es real, hay muchas dulas que no saben cual es su sitio, pero que lo diga por ti, precisamente por ti...... se ha equivocado totalmente. Pero de todo, vamos. Un beso Concha......... si te conociera estoy segura de que no hubiera hablado así ..... es el peligro de internet y no es la primera vez que pasa.
ResponderEliminarAsí es María, de hecho yo no pongo la mano por nadie que no conozca, no respondo por todas las Doulas. Pero tampoco puedo hablar mal de todas ellas... porque de la misma forma que algunas NO saben cual es su lugar, también hay matronas que lo desconocen (y tenderas, y peluqueras, y azafatas...).
EliminarLamento estos sucesos, porque producen mal estar, aunque de verdad que a pesar de la lástima que he sentido por ella, he llegado a reírme ¡poble, igual necesita que alguien la escuche...! En fin... c'est la vie!
Gracias por tus palabras, María, sabes que me encanta leerte.
Un abrazo.
Sí, una anécdota que amarga, como esos gajos de mandarina pochos o cuando te sube algo de bilis a la boca, que por inesperado hace que el sabor te golpee más fuerte
ResponderEliminarConozco yo una doula en Valencia, con una hija asesora de lactancia, que poquito a poco me fue enseñando a coger esas "amarguras" y a no darles más cancha, para que no nos quiten de la vista todo lo positivo que nos rodea y a que nos alimentemos como bien dices de luz y oye, quién sabe, a verle lo que aquí llaman el "silver lining" del nubarrón gris tocanarices ;)
P'alante con quien te nutre y atrás lo que te descoloca
Pues ya ves, es inevitable encontrarse con piedras en el camino a pesar de que intento rodearme de quien me aporta luz y alegría.
EliminarLamento que esta mujer vea fantasmas en todos los lados, siento lástima por ella ya que no ha de ser feliz con esa actitud agria y acusadora. Y lástima por sus compañeras de profesión porque les tendrá la cabeza comida con tanta paranoia.
En fin, seguiré en mi linea, va a ser difícil que a mi edad me hagan callar cuando sé que estoy en lo cierto... no hablo de lo que desconozco, soy respetuosa con la gente, y defiendo mis derechos y los de las mujeres.
Por cierto, ¿conozco yo a esa doula de Valencia y a su hija asesora de lactancia, para más datos IBCLC? ¡Ja, ja, ja!
Un abrazo, valencianeta del meu cor.
Concha,te pido disculpas,perdona haberte ofendido,he escrito desde la prisa y he sido demasiado brusca e impertinente.Mis disculpas sinceras.De corazón.
ResponderEliminarMe ha entrado este comentario como anónimo y puedo suponer quien eres. Acepto tus disculpas porque esta actitud, te honra.
EliminarY aunque no soy de dar consejos, sí te diría que cuentes mil antes de hablar, como decía mi padre. Habrás podido observar por los comentarios que las personas que me conocen añadieron tras el tuyo en mi página de facebook, que te habías equivocado de persona y que no era yo sobre quien tenías que verter tu enfado.
Mira cariño, el fenómeno Doula es imparable. Como he dicho más arriba, no pongo la mano por nadie, pero te aseguro que hay Doulas maravillosas que saben muy bien cuál es su lugar, sin embargo, como también las hay que no lo saben, por desgracia, te animo a que utilices los cauces apropiados para denunciar sus malas praxis por el bien de todas las demás.
Y te animo también a que intentes conocernos de cerca. Yo me llevo fenomenalmente bien con las matronas que conozco. He acompañado a mujeres en partos hospitalarios (puedes ver algunas de sus experiencias en este blog) y siempre ha habido una bonita y respetuosa relación entre la matrona y yo. Puedo decirte que no tengo, a título personal, ningún impedimento para entrar en los hospitales (otra cosa es que el protocolo permita más de un acompañante…) y que mi reconocimiento hacia vuestra profesión (a quien lo merezca como persona) está por encima de cualquier miedo absurdo.
Espero que este incidente haya sido el principio de un acercamiento, te aseguro que en estos momentos es algo que me encantaría. Por el bien de las Doulas y de las matronas, pero especialmente por las mujeres en procesos de maternidad.
Un abrazo.