Sigo
observando, con tristeza, que todavía hay quien cree las mujeres son algo menos
que tontas cuando quieren estar
acompañadas por una Doula en algún momento de su maternidad, especialmente
durante el parto.
Desconozco
las experiencias reales de otras compañeras respecto a esta cuestión, pero sí
he podido comentarlo con algunas cercanas y veo que no me pasa a mí solamente.
En
concreto, una compañera Doula de otra
provincia, acompañó a una madre en su semana 40 al hospital porque tras llevar
varias noches con contracciones muy fuertes había alcanzado un estado de ansiedad
e inseguridad en el que se planteaba conveniente una revisión de ella y de su
bebé, de forma que la mujer se tranquilizara sabiendo que todo estaba bien y
pudiera continuar en su casa esperando a que el momento definitivo se
desencadenara. Mi compañera, tuvo un intercambio de palabras con la matrona al
preguntarle ésta por qué no había ido el padre, por qué la había acompañado ella ¿Acaso ella
conocía la situación de esta embarazada para cuestionar tantas cosas en estos
momentos? ¿Dónde queda el “respetar” las
decisiones de la mujer? ¿Dónde queda el empatizar con una mujer asustada y
vulnerable? Finalmente lo dijo muy claro “mira,
bonita, es que no me gustan las doulas”
Y yo me pregunto ¿Pero acaso has trabajado junto a alguna, acaso conoces
a alguna de cerca y has visto su relación junto a la madre que la ha elegido?
Desde
mi experiencia, cuando una mujer embarazada me ha contactado es,
principalmente, porque quiere tener el mejor de los partos, sin medicalización
y lo más natural posible. Para ello quieren que yo, como mujer y Doula, esté junto a ellas cuando llegue el momento.
En
honor a la verdad he de decir que, salvo en una ocasión (que ya he comentado
por aquí…), en el hospital al que suelen acudir en mi ciudad, no me han puesto
impedimentos a la hora de estar junto a una mamá en su parto. Así se indica
en la Estrategia Nacional de Atención al Parto Normal en su capítulo 3.1.3. que
aquí resumo. Eso sí, dejando fuera a su
pareja ya que los protocolos solamente
permiten la entrada de una persona, sea quien sea ésta.
“Acompañamiento durante el
proceso
Se incluyeron una revisión
sistemática de Cochrane Database, recomendaciones de la OMS y una revisión de
la literatura, que evaluaron los efectos del apoyo intraparto continuo y
personalizado en las madres y sus criaturas recién nacidas comparándolo con la
atención habitual. La
institucionalización y medicalización del parto fue el factor determinante para
separar a la familia en el momento del nacimiento. La estructura física de
las instituciones y las rutinas
hospitalarias fueron diseñadas para atender más a las necesidades de los
profesionales de la salud que a las parturientas y sus familias. Existe una contradicción entre lo que la
evidencia indica y la manera en que se organizan las prácticas asistenciales.
El acompañamiento durante
el parto forma parte integral de la estrategia de humanización.
En un análisis de
subgrupos, el apoyo intraparto continuo
se asoció
con mayores beneficios si la persona acompañante no era parte
del personal del hospital y si se iniciaba tempranamente. No se presentaron efectos adversos.
Recomendaciones
• Permitir y alentar a todas las mujeres, si lo desean, a que
cuenten con personas de apoyo durante todo el proceso de modo ininterrumpido, facilitando
que el acompañamiento se inicie desde las etapas más tempranas del mismo.
• Promover una política
institucional que permita a la gestante
elegir libremente a la persona que la acompañe de forma continuada durante todo
el proceso del parto”.
Y
entro en materia: en ningún
párrafo podemos leer que se indique la necesidad de que la mujer sea acompañada
por el padre de la criatura.
Yo
entiendo que desde los nuevos conceptos de crianza se quiera dar más protagonismo
a los papás, también entiendo que ellos tienen derecho a ver nacer a sus
criaturas, pero para mí hay algo básico e importante: respetar que la mujer quiera o no que esté presente. Y que él así lo desee también.
Soy
algo repetitiva con esta cuestión porque, como también he comentado, hay
mujeres que no son capaces de expresar abiertamente lo que quieren a sus
parejas. Y hay padres que no saben (o no quieren) respetar los deseos de ellas…
Esto
es innegable, es algo que viene sucediendo y que puede ser motivo de discusión
si no lo manejan bien.
Yo
tengo por costumbre encontrarme con la mujer durante un tiempo anterior al
parto en unas sesiones individuales que me permiten conocerla para saber qué le puedo ofrecer cuando llegue la hora y así
respetar sus deseos, sean los que sean.
Cuando
una mamá me contacta y surge este dilema, le comento que yo estoy a lo que ella
decida porque, hemos de tener muy presente que quien va a parir es ella. Y
quien va a pasar por una situación vulnerable y potente, tanto física como
emocional, sique siendo ella, por tanto a
ella le corresponde elegir por quien quiere estar acompañada.
Pero
la pura realidad es que, cuando una mujer va a parir –y aunque indique en su
plan de parto expresamente que quien la va a acompañar es su Doula- lo primero
que le preguntan es por qué no entra su
marido…
¡Primera
metedura de pata! ¿Acaso la conocen tanto para saber si tiene marido? ¿O
compañero? Cada vez son más las mujeres que son madres a través de una FIV y
están solas…
Mujeres
que han tenido una mala experiencia junto a sus parejas en sus primeros
partos, eligen conscientemente, en
partos posteriores a una mujer experta que las acompañe, a una Doula… ¿acaso en
el hospital la conocen tanto para saber si es oportuna la insistencia en que
esté con ella su pareja? ¿No pueden pensar que eso puede ser motivo suficiente
para que se active un mecanismo de
ansiedad y produzca un bloqueo en un incipiente proceso de parto?
¿O
es que por haber un padre se da por hecho que es la persona más apropiada para
el acompañamiento? ¿No podemos pensar que se puede ser padre… por accidente?
En
este punto considero importante añadir que también hay mujeres que van a parir
en procesos de separación y están pasando por momentos muy dolorosos. He conocido
dos casos y puedo asegurar que lo menos apropiado es que cuando llegue al
hospital, la matrona que la atienda, le diga que la persona adecuada para
acompañarla es el padre de la criatura en lugar de la Doula que lleva a su lado…
¿acaso ella sabe algo de su vida privada para hacer esta aseveración?
Seamos
honestas y sinceras. No todos los
hombres están preparados para acompañar a su pareja en el parto ni todas las
mujeres lo desean, esto deberíamos de tenerlo bien claro todas las personas
que intervenimos, de una forma u otra, en estos procesos.
Aunque
sé que las teorías de Michel Odent no son aceptados por ciertas personas del
sector del nacimiento (obstetras, matronas…y doulas) no hemos de olvidar su investigación
en torno a la Masculinización del Entorno del Parto y, cuanto menos, ser
conocedoras para poder discernir.
Cuando
doy algún taller sobre quienes somos las Doulas y hablo sobre este tema, me han preguntado si es que estoy en contra de
los hombres ¡ja, ja! Nada más lejos de
eso. También lo he comentado en alguna ocasión, estoy felizmente casada cuarenta
años con el padre de mis tres hijos quien estuvo a mi lado cuando ellos
nacieron. Y tengo dos hijos y dos nietos varones a los que adoro. Pero esto no
tiene nada que ver con el acompañamiento de una Doula.
He
mezclado en esta entrada dos temas que van a la par: el acompañamiento del
padre y el desconocimiento e insistencia por parte de algunas asistentes al
nacimiento en que sea él quien permanezca junto a la mujer de parto.
Y
resumo, convencida, de que la mujer cara
al parto ha de poder elegir su persona
de compañía, sea el padre de la criatura, su hermana, madre o amiga. O el
panadero de la esquina. O su Doula. Está en su
derecho de hacerlo y ha de ser entendida y respetada.
Que
no todos los hombres están
emocionalmente preparados para acompañar a sus parejas en el parto, y que
no será peor padre y/o peor compañero por reconocer, desde la humildad, que no
quiere o no puede estar presente en momentos tan intensos.
Que
el personal sanitario que atiende partos
debe de tener en cuenta todas las premisas que pueden haber en torno a una
mujer cuando va a parir. Que no la conocen lo suficiente como para insistir
tajantemente en que sea el padre quien esté junto a ella. Que deben de aprender
a respetar y a no menoscabar la decisión que ella ha tomado si quiere estar
junto a una Doula. Que las Doulas no somos intrusas y que si estamos ahí es
porque una mujer así lo ha decidido. Y que
estamos dispuestas a dar todo lo mejor que tenemos (y sabemos) para que la mujer se sienta segura emocionalmente
y su bebé tenga el mejor nacimiento.
Eso
es lo que a embarazadas, padres, matronas y Doulas nos debería de importar por
encima de nuestros miedos, creencias e intereses personales. Lo demás, es puro egoísmo.
http://doulasvalenciadiezlunas.blogspot.com.es/2012/01/masculinizacion-del-parto.html
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