Otro año sin comer de tus buñuelos, padre. Al final,
te fuiste sin que nadie de tu familia aprendiera a hacerlos. Y yo, ya no como
buñuelos porque no encuentro que ningunos de los que venden, estén tan bien hechos y sean tan buenos como
los que tú hacías…
No te puedes imaginar cuánto me acuerdo de ti,
especialmente cuando me decías “ya te acordarás de lo que te digo cuando no
esté” ¡cuánta razón, padre, cuánta razón llevaban tus palabras!
Aquellas veces en que la mamá me decía que tenía
que frenarte para que no nos llamaras tan a menudo por teléfono, para que no
nos pidieras que fuéramos a comer con vosotros con la menor excusa…
¡Cómo comprendo ahora esa sensación de soledad que
me decías tener! Porque sí, padre, realmente los padres nos sentimos solos a
pesar de tener hijos. Ahora comprendo que es ley de vida, en cambio no podía entenderlo
cuando tú me lo decías… y es que, ahora,
¡comprendo tantas cosas!
Te fuiste cuando llegó tu hora, aparentemente
tranquilo, sin embargo no dejo de preguntarme si se te quedó algo por decir,
algo que solucionar… Sabes que me acerqué a ti, que a pesar de nuestras diferencias
te amé con todo mi ser y aún así, en días como hoy y a pesar de ser una
invención comercial esto del Día del Padre, ¡te echo tanto de menos!
Y echo de menos juntarnos todos en tu casa, en
aquel pequeño comedor donde apenas cabíamos... tus hijas, maridos, nietos y
nietas con sus parejas, biznietos y biznietas… y comer chocolate con buñuelos de calabaza, con higos, con orejones, y que con tanto amor nos
preparabas.
Cierro los ojos y te veo con el delantal, con la
aguja de hacer punto de media para darles la vuelta… renegando entre dientes
pero contento de tenernos a todos allí. Siempre decías que era la última vez,
el último año, hasta que así fue. Pero porque te marchaste.
No, no es lo mismo sin ti. Ya no hay reunión
familiar, ya no hay tarde de chocolate y buñuelos. Porque tú ya no estás,
padre...
ay amama, qué nostalgias.... te mando un abrazo....
ResponderEliminar