Tengo presentes las palabras de
Michel Odent cuando dice que el éxito de la Doula no radica en lo que
sabe, sino en quien es ella, y dándole la razón, en algún momento siento
tristeza al ver ciertos sucesos. Es más, parece ser todo lo contrario… que
cuantas más cosas tenga una Doula mejor.
Quizás sin nos remontamos a los orígenes
de esta discutida profesión, nos
iremos a cuando unos doctores se dieron cuenta que las mujeres que estaban de
parto, terminaban mucho mejor el proceso
al estar acompañadas por otras mujeres con experiencia. Desde entonces hasta
ahora, esta definición ha cambiado mucho. O mejor, el cambio no está tanto en
la definición como en las atribuciones que se supone ha de tener una mujer que
acompaña a otra.
Así, y a pesar de que en la
mayoría de definiciones que podemos ver por ahí parece quedar bastante claro lo que somos y lo que NO hacemos, lo
cierto es que algunas emprenden una carrera para acumular títulos varios con
los que supuestamente favorecer su curriculum y que poco han de ver con nuestro
acompañamiento emocional. En estos
momentos, especialmente llama mi atención el hecho de que una Doula sea
profesora de yoga, porque cuantas más cosas tenga, mejor. Y el que una
profesora de yoga (no Doula) oferte exitosamente preparaciones al parto.
No quiero que se mal interpreten
mis palabras. Practico yoga desde hace más de quince años y sé los beneficios
que aporta, tanto a nivel físico como mental/emocional/espiritual. Por eso
mismo entiendo que, para acompañar a una mujer embarazada o durante su parto,
practicar yoga o no, nada tiene que ver con asegurar un mejor desenlace. Y afirmar
lo contrario me parece un atrevimiento. Porque cada mujer pare como vive, como
es ella, independientemente de si practica yoga, pilates, natación o cualquier
otra actividad.
Cuando en un momento dado oferté
una formación para Doulas, se inscribieron dos mujeres que tras haber asistido
a los dos primeros seminarios, el de Comunicación y el específico sobre
quien es una Doula, se dieron de baja. Yo suelo ser muy pesada incidiendo,
hasta la saciedad, en quiénes somos y qué NO hacemos, aún así y a pesar de
haber hablado anteriormente con ellas y haberles explicado cuales eran mis
criterios para la formación, siguieron
adelante… Una de ellas era profesora de yoga para embarazadas, la otra
profesora de danza del vientre… para embarazadas. Ambas alegaron que se
inscribieron pensando que así tendrían más clientela y ganarían más dinero. Cuando
vieron la realidad, la que yo les mostraba, dijeron que no era lo que esperaban…
y se marcharon echando la formación al traste.
Yo no sé cómo harán las otras Doulas
cuando estén con una embarazada pero yo estoy junto a la mujer que me ha
llamado escuchándola en sus pre-ocupaciones y/o en sus dudas y miedos si los
tiene, proporcionándole la información que me solicita y comentándola si algo
no tiene claro, reforzándole en la confianza de que su cuerpo de mamífera está
preparado para gestar y para parir, aportando recursos y herramientas para que ella
misma conozca el proceso y lo sienta y lo viva de la mejor forma para su ser integro,
y si está predispuesta -que no todas lo están- acompañándola en una relajación-visualización
para que conecte con el bebé que lleva en su vientre. Poco más...
Y cuando acompaño en un parto,
cuido del ambiente, del entorno, cuido de la madre sin invadirla… estando para
lo que ella solicite, si llega el caso. No
le digo cómo ha de respirar ni si ha de dormir o estar activa... La Doula es
una presencia que aporta confianza y seguridad por todo lo trabajado
anteriormente porque llegado el momento del parto, cuantas menos interrupciones,
mejor. Y eso es un hecho mamífero y fisiológico indiscutible.
En fin, no voy a resumir en pocas
palabras lo que ha sido un proceso de acompañamiento emocional de meses en el
que, en ningún momento, nos hemos puesto a saludar al sol, o a hacer la
respiración del león, o cualquier otra asana o pranayama… sino que he estado a
la escucha y observación de lo que cada madre en especial necesita y lo que le puedo ofrecer en cada momento.
Tengo compañeras que son
profesoras de yoga para embarazadas y con algunas me une un especial cariño, no
es un tema que desprecie sino que SEPARO
de lo que es propio de una Doula. Y
francamente, añadir al curriculum personal de Doula una formación de este tipo esperando tener mas clientela,
me parece arriesgado.
Una Doula puede ser profesora de
yoga, de danza del vientre, de pintura, de masaje, de baile flamenco o de
costura. Pero que lo mantenga al margen de lo que es puramente el
acompañamiento emocional porque además de que no tiene nada que ver, confunde a
quien no nos conoce, relacionando Doula con yoga, cosa bastante alejada de la
realidad.
Namaste.
Quizás tengas razón, el yoga es una herramienta más. Por cierto, en la que se basan todas las disciplinas físicas o todos lo ejercicios que tu le digas a una mamá que pueda practicar para que se sienta mejor acompañándola en la labor de parto, ya que es una práctica de miles de años, inevitablemente lo utilizarás, estoy segurísima. Pero déjame decirte que es una tontería inflar curriculums llenándolos de terapias alternativas para ser doula, ya que solo importa el acompañamiento emocional, lo mismo que presentarse diciendo que eres madre y abuela..cosa que no da garantía de absolutamente nada para un mejor acompañamiento y dejar fuera a mujeres que no han sido madres por no entender cómo podrían hacer -ejercer la labor de doula. Me baso en palabras tuyas textuales..Querida Concha, el acompañamiento en los momentos vitales, nacimiento, enfermedad o muerte es como tu bien dices una mano que te acoje con amor, en el que no va escrito ninguna profesión alternativa o si eres capar de hacer posturas de malabaristas..tampoco esa mano debería discriminar la sensibilidad amorosa de una mujer que no ha podido dar a luz a otro ser..un poquito de reflexión y antes de limpiar casa ajenas, limpiemos las nuestras..
ResponderEliminarGracias por tus palabras Andrea, y lejos de excusarme voy a darte mi visión.
ResponderEliminarYo nunca digo a una mujer cual será la mejor postura para parir ella pues será la que su cuerpo elija cuando llegue el momento o la que la matrona le recomiendo para un mejor encajamiento y descenso del bebé, y si en alguna ocasión le "recomiendo" que mueva el cuerpo, siempre será a su aire, a lo que éste le marque.
Si me presento diciendo que soy madre y abuela no es por dar más valor a quien soy ¡nada más lejos de mi intención! sino porque estoy en esta etapa de la vida en la que a las mujeres nos volvemos invisibles. No sé cuál será tu edad, pero a una mujer de más de 60 años y con nietos, se las relega en muchos ámbitos. Yo estoy muy activa, quizás más que nunca por esas premisas precisamente. Y reivindico este derecho. Es curioso como a algunas personas les ha molestado que me presente de esta forma... no sé qué pueden ver que les moleste cuando defiendo mi postura de abuela, por edad y por tener cuatro nietos. Me gustaría que este concepto quedara claro para quien me lee... como te digo, no eres la única que lo ha remarcado.
El acompañamiento en procesos de maternidad requiere de mucha empatía. No digo que haya mujeres que no sean madres incapaces de acompañar en estos trances. Pero sí puedo decir, y de nuevo desde mi experiencia, que la madurez y haber pasado por ciertas momentos, haberlos vivido y haberlos sentido, facilita la comprensión y el ESTAR.
Está claro que es imposible estar de acuerdo con todo el mundo y yo no lo pretendo. Aquí plasmo mis experiencias, mis opiniones, mi sentir... No pretendo halagar ni molestar a nadie y mucho menos limpiar casas ajenas porque de entrada, cada cual acumula su propia suciedad y yo no soy quien para decirle que la quite.
La vida es así, Andrea, personas con las que nos sentimos más cerca y personas que nos repelen, cosas que nos gustan y cosas que nos desagradan. La elección es propia, y aunque sé que me alejo de ciertos ámbitos por decir lo que no gusta escuchar, te aseguro que vale la pena vivir en paz, especialmente con una misma.
Y a las mamás que me pregunten, les seguiré recomendando que practiquen yoga, o pilates, o bailen a la luz de la luna. Que hagan lo que quieran, que se escuchen, que se miren, que se amen y que sean felices sin depender de nada ni de nadie.
Un abrazo.