El otro día, cuando estaba pendiente
del parto de mi sobrina, ésta me dijo que le sabía mal llamarme por la noche
para que fuera a su casa, pues tenía que desplazarme en coche ya que vive en un
pueblecito cercano a Valencia y sabe que me molesta conducir de noche. Yo le comenté
que no se preocupara por ello porque, fuera la hora que fuera y a pesar de que
yo conduzco mi coche desde hace muchos años, me llevaría su tío, o sea mi marido.
Se quedó un poco sorprendida cuando le
dije que era él quien normalmente me llevaba cuando tenía que ir a un
acompañamiento o a un parto, fuera la hora que fuera, ya estuviera lejos o ya cerca.
Y no es porque yo no pudiera hacerlo sola, o tuviera reparos en conducir de
madrugada, sino porque él, Marido, siempre está dispuesto a acompañarme
especialmente se es de noche porque sabe que no me gusta conducir en la
oscuridad.
Y le dije a mi sobrina “es que tu tío
es el doulo de la Doula” y nos echamos unas risas.
No es la primera vez que lo digo, porque
todo lo que hago, desde acompañamientos a formaciones, reuniones, talleres
etc.etc. no podría hacerlo sin el apoyo incondicional, tanto físico como moral
del hombre con quien llevo compartiendo 44 años de mi vida.
Y no solo es que me acompaña, me lleva
y me recoge, sea la hora que sea sino que además me escucha pacientemente si
estoy eufórica, si estoy cansada, si estoy como una moto… y cuando estoy que no
me aguanto ni yo. Él sigue ahí, a veces callado a veces preguntando, pero me
conoce lo suficiente para saber que en ocasiones… más vale que no me diga nada,
y esperar a que me recupere de lo que sea que me haya sucedido.
Mi
doulo... le digo, y sonríe, y se le hacen los ojos pequeñitos. Y aunque
en tema de acompañamiento en embarazo y parto soy muy de apoyo entre mujeres –quienes
me conocéis sabéis cuáles son mis sentimientos y mis teorías al respecto- en
este caso, Marido es el doulo perfecto porque se mantiene junto a mi… sin
decirme qué he de hacer, sin recomendar, sin interferir en mis decisiones aun a
sabiendas de que tal vez luego incluso puede que me arrepienta. Él sabe que todavía soy una fiera
por domar en muchos aspectos y que lo único que le pido es que me deje ser y
estar a mi modo, que no pretenda cambiar mis actitudes y mis comportamientos
pues he llegado a este punto después de mucho trabajo personal y muchas
experiencias, de todo tipo.
El "doulo" de la Doula, el mío, sin ser
personal sanitario, sin ser un intruso, sin meterse donde no le llaman… es la
mejor persona que puede estar junto a una Doula como yo, activa, implicada,
activista y con mil sitios a dónde acudir.
Tener a mi lado a esta persona ahora
que su tiempo laboral ha terminado, ahora que puede disfrutar de una etapa de
nuevos descubrimientos y de nuevas experiencias él también… es otro regalo de
la Vida. Su disponibilidad, su buen humor y la cara de ternura con la que me
sigue mirando cuando le cuento cómo ha sido un nacimiento, me compensa del
cansancio y me reafirma en seguir haciendo lo que hago.
Así es que realmente me siento
privilegiada de compartir vida y camino con este hombre que es compañero,
amigo, amante, padre de mis hijos, chófer, confesionario y además "doulo". ¿Puedo
pedir algo más?
Pues eso. Gracias a la Vida.
Que bonito Concha! Enhorabuena por tener a tu lado un doulo tan amoroso, tal vez esa sea la clave para poder ser lo que queremos ser, que nos sostengan y nos apoyen sin juzgarnos, dejándonos ser. Aprendo tanto a tu lado. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarNo te quepa duda, Charo, o al menos para mi lo es. La libertad y el respeto son elementos necesarios para compartir vida con alguien. ¿Y quien no necesita ser apoyado y sostenido sin juicios?
EliminarGracias, preciosa, por tener la palabra oportuna.
Concha.
Que bonito Concha! Marido y tu sois muy afortunados. Yo también tengo un doulo en casa. Aunque somos muy independiente tenemos una labor que nos implica mucho emocionalmente y tener un apoyo en casa, alguien que comparta las alegrías y te sostenga en los bajones es muy reconfortante. Un abrazo para los dos!
ResponderEliminarAsí es Sonia, compartir camino con alguien que nos sostenga y nos apoye, y lo mismo a la inversa, es garantía de llegar a un buen puerto. La relación de pareja sin estas premisas... bueno, no tengo ni idea de cómo puede ser, pero supongo que más complicada.
EliminarUn placer tenerte por aquí, preciosa. Gracias.
Concha.