¿AMIGAS?



Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro. ¡Y qué cierto es! Y que para contar a las AMIGAS y a los amigos que poseemos, basta con los dedos de una mano… y en ocasiones, aún sobran dedos. Cierto también.

Buscando en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, son varias las acepciones que salen de la palabra amistad, y me voy a quedar con ésta que es la que más se ajusta a lo que quiero comentar.

1. f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona,  que nace y que se fortalece con el trato.

Es curioso que en la era de la información y de las redes sociales, la sensación de soledad sigue estando presente en muchas personas. Tal vez porque se cree que amigos son todos esos perfiles que están al otro lado del dispositivo, tal vez por la carencia de tiempo real para mantener un contacto físico y una presencia,  tal vez porque haya un error de concepto de lo que es un verdadero amigo…

Con el paso del tiempo, es lógico que surjan amores y desamores, sin embargo,  la amistad verdadera prevalece aún con los contratiempos que puedan ir surgiendo.

Hay mucho escrito sobre el valor de la amistad entre mujeres y lo que puede suponer la producción masiva de oxitocina en momentos especialmente difíciles. De hecho, hay una palabra que me encanta y que define esta situación entre mujeres: sororidad. "La palabra sororidad se deriva de la hermandad entre MUJERES, el percibirse como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todas, de diversas maneras, hemos experimentado la opresión".

Y es que, efectivamente, la complicidad, ayuda, respeto, empatía entre mujeres consigue, incluso, salvar vidas.

Es por ello que me entristece sobre manera cuando alguien se deja llevar por comentarios ajenos, por versiones deformadas de los hechos,  por conceptos fuera de contexto…

Porque una verdadera amiga está siempre, aunque no la llamen a diario.
Porque una verdadera amiga pregunta y se informa de primera mano.
Porque una verdadera amiga no da pie a bulos,  no cree en ellos y mucho menos, los propaga.
Porque una verdadera amiga pregunta directamente a la persona cuestionada, escucha, abraza y llora con ella si es necesario.
Y porque una verdadera amiga, si tiene que elegir, no lo duda.

Os estaréis preguntando a santo de qué escribo esto ahora. Evidentemente no voy a dar detalles pero sí, algo ha sucedido que me lleva a esta reflexión y, por qué negarlo, a este desencanto y tristeza. Y no ha sido en propia carne en esta ocasión como sucediera hace años y como conté en esta entrada, sino que le ha sucedido a una persona de mi entorno cercano.

Lo curioso es que de pedestales altos también se cae la gente y lo que en un momento dado se juzga, se critica y se desprecia, puede volverse en contra.

En fin, no voy a alimentar más a este fantasma. Con estas palabras lo miro y lo dejo marchar. ¡A lo hecho, pecho! Y borrón y cuenta nueva porque, a lo largo del Camino, tal y como unas personas se van, otras llegan y sin duda, para mejorar en las relaciones y para beneficio del  propio crecimiento interior.

Solo deseo que este mensaje llegue a quien tenga que llegar y con la mano en el corazón SIENTA y escuche...





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