Felices FIESTAS, como quieras que las vivas.





La verdad es que dando una mirada al panorama mundial, poco apetece echar las campanas al vuelo. Entre las guerras y genocidios, las masacres, las hambrunas y la constante violencia machista que está saliendo a la luz,  el futuro es cada vez más incierto. Y eso, me entristece.

Sin embargo, me niego a entrar en la negación y el oscurantismo, por lo que desde YA os hago llegar mis mejores deseos de felicidad y prosperidad en estos días del año que termina, y para los venideros. Para siempre, vaya.

Porque para mí, lejos de ser un tópico, estas fiestas navideñas y los días siguientes hasta el 6 de enero, siempre han sido motivo de alegría, de encuentro familiar, de compartir horas y sobre todo, de buenos deseos para aquellas personas que amo. Y también para las que no conozco.

Las redes sociales entran en todas las casas y ya voy viendo los mensajes de negación. Que si las fiestas son un montaje comercial, que si la religión es nosécuantascosas, que si a los niños se les vende una mentira… ¿y qué? ¿O acaso todxs somos tan conscientes y coherentes que nuestros actos están revestidos de la más pura y auténtica verdad?  Y en todo caso ¿de qué verdad?  ¿La tuya o la mía?

Quienes me conocéis sabéis que la palabra respeto es una de mis preferidas. Evidentemente no voy a pedir respeto hacia el hombre machista y asesino que se carga a una mujer porque ésta necesita alejarse de él para poder vivir. No voy a pedir respeto para los países ávidos de poder que fabrican y venden armas para que la gente se mate y así obtener pingues beneficios. No voy a pedir respeto para los gobernantes megalómanos que desean controlar el mundo. No voy a pedir respeto para muchas situaciones que no lo merecen...

Me voy a quedar, ahora,  en lo cercano, en lo que tengo aquí al lado. Y voy a pedir lo mejor que le pueda suceder, lo que necesiten y pidan,  o lo que simplemente les dé fuerza para seguir adelante en esos días aciagos.  Y es por ello que pienso en esos niños que sí tienen una ilusión y por muy pequeña que sea, merece ser tenida en cuenta. Por esos adultos que cultivan una tradición y se reúnen en torno a una mesa la Nochebuena o el día de Navidad. Por esas personas que, aún siendo de otro credo, celebran estos días a su manera. E incluso por ti, que no crees en nada.

Voy a seguir pidiendo por una Paz Mundial por muy utópico que parezca. 
Voy a seguir pidiendo por el sentido común, la coherencia y la humanidad en los gobernantes que manejan los hilos. 
Voy a seguir pidiendo por todas las mujeres que este año han sido ASESINADAS a manos de una persona que en algún momento amaron. Y para que dejen de producirse estos hechos aberrantes.
Voy a seguir pidiendo por todos los niños del mundo que están viendo truncada su infancia a consecuencia de los desastres, tanto humanos como naturales. 
Voy a seguir pidiendo por todas esas mujeres que se enfrentan a un parto violento a causa del desconocimiento y la poca profesionalidad de quienes las atienden. 
Voy a pedir por todos los bebés que nacen en condiciones poco humanas que les marcarán de por vida.
Y voy a pedir, con todas mis fuerzas por los míos. Por mi familia, por mis amigxs, por las personas de mi entorno.

Que el espíritu de la Navidad pueble TODOS los corazones y nos colme de Paz, Amor, Salud y Prosperidad.


Sí. A ti también te incluyo, aunque no creas en estas cosas.



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