Un temor habitual en madres
primerizas, es que su madre y/o su suegra no comprendan sus deseos en cuanto al
nacimiento y la crianza de su bebé. En más de una ocasión, estas diferencias,
han sido motivo de crisis familiares al poco de nacer la primera nieta, el
primer nieto, algo que enturbia la alegría familiar con que se recibe a un nuevo miembro de la familia.
En mi época de voluntariado de
apoyo a la lactancia materna en el Hospital General de Valencia, les decía a
las abuelas que estaban junto a las recién paridas que el bebé era de ella y de
su padre y que como abuela, lo que tenía que hacer era respetar sus deseos,
apoyarlas y no poner dificultades. Lo cierto es que cuando les decía que yo
también era abuela y sabía de qué hablaba, cambiaban la mirada…
Son las mamás primerizas las que no
entienden por qué sucede esto, por qué su madre en vez de apoyarla, le
dificulta la crianza. Y yo, desde mi experiencia en acompañamientos (y desde mi
propia experiencia) les comento que hay varias razones.
La primera y quizás la más dura
de gestionar es porque la abuela se siente cuestionada. Si tenemos en cuenta
que ella hizo lo que supo y lo que pudo, con la nula información que había
entonces, y tú ahora le planteas algo totalmente distinto, incluso opuesto a lo
que hizo, como que es mucho mejor…
rápidamente siente que le estás diciendo que ella lo hizo mal contigo, o tu
suegra lo hizo mal con el padre de tu bebé.
Como he indicado antes, suele
pasar mucho en el amamantamiento. Si
tenemos en cuenta que la mayoría de mujeres de mi generación y posteriores, no
amamantaron, es comprensible que salvo que hayan tenido interés y se hayan
informado, no tienen ni idea de lactancia materna. Así, les sonará que la teta
se daba cada tres horas y diez minutos en cada pecho, que era lo que nos decían
antes. Y ahora te ven a ti con la teta fuera todo el día, y dándole de mamar constantemente…
y se preguntan si lo haces bien, y te dicen que otra vez le estás dando, y te
cuestionan si tienes suficiente leche, y dudan de que el bebé esté ganando el
peso necesario…
Yo te animaría a que, en lugar de
enfadarte con ella, en vez de mostrar incomprensión porque no te apoya, te
sientes tranquilamente a su lado y mirándola a los ojos le digas que las cosas
han cambiado, que ya no son como antes, incluso que hay estudios que demuestran
que la lactancia a demanda… y le compartas la información que tú posees para que
le quede todo bien claro y no te vuelva a increpar.
Tal vez para ella sea
incomprensible la parte científica y el por qué antes era de una manera y ahora
es de otra, pero si le das argumentos razonados y sobre todo, desde la
comprensión evitando el enfrentamiento, estoy segura de que tu madre (o tu
suegra) comprenderán y aceptarán que ellas no lo hicieron mal, sino que tú
tienes una valiosa información que utilizas a favor de tu bebé.
Las diferencias generacionales
son inevitables en muchos casos, sin embargo el diálogo con buen ánimo facilita
el acercamiento y los beneficios que se obtienen con una situación de armonía
familiar, favorecen la crianza en tribu y sobre todo, hacen que mamá y bebé
estén relajados y más felices.
En ti está. Yo, como madre y
abuela, sé que merece la pena el intento.
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