Me termino de levantar y escribo
sumergida, todavía en un baño de oxitocina.
Ayer acompañé a una madre en el
nacimiento de su hija, su segundo parto, el primero hospitalario e inducido. Parió en su casa, con tres matronas
expertas, con la presencia de su compañero y de su hijo de cinco años, que
entraba y salía de la estancia. Un nacimiento respetuoso, en un entorno
privilegiado por ser el hogar de la familia. Atendido con profesionalidad y
experiencia. Acompañado con amor. Con todo el tiempo necesario, sin prisas, sin
presiones, sin exigencias. Sabiendo, en todo momento, que el parto transcurría bien
porque este era el nacimiento que deseaba con todo su corazón para su hija.
Acompañar emocionalmente en un parto, es un acto basado en la confianza mutua, entre la mujer que pare y la doula que acompaña, de otra forma no podemos soltar el cuerpo, abrir el alma, confiar, sentir lo que está ocurriendo, dejando de lado la mente racional y con ella, los miedos.
En este estado placentero, me
acude el recuerdo de otros partos de otras mujeres… y soy consciente de que esa
confianza no se ha dado en todas las ocasiones, por la circunstancia que haya sido. Me doy
cuenta de que no siempre he conseguido establecer esos lazos de intimidad
necesarios y aunque me he preguntado por qué ha, acepto que fue la
decisión de esa mujer la que la condujo hacia el parto que finalmente tuvo. Y
no diré si fue un “buen” parto, o no lo fue tanto porque, en esto tampoco me
compete opinar, aunque en el fondo de mi corazón vea la correlación de los
hechos…
Cada vez estoy más convencida de que según sea y esté la mujer llegado el momento de nacer su bebé, así parirá.
Igualmente, cada vez, estoy más convencida de
la importancia del acompañamiento de una doula profesional y experta, por eso, algo se me remueve por dentro cuando escucho a una mujer decir que
su compañero no se implica, que no quiere saber nada, que no siente su apoyo,
pero… que estará con ella durante el parto porque no puede negarle ese derecho
de ver nacer a su hijo. Y no creáis que
son casos aislados porque es algo que se repite constantemente…
Como doula pero sobre todo como
mujer, me pregunto cuál será la situación de esa mujer, su autoestima, para
renunciar a vivir inmensamente ese momento sagrado, arriesgándose a tener junto
a ella a una persona que no le va a proporcionar lo que en ese instante va a
necesitar…
En estos momentos todavía acuden a mí imágenes del día de ayer, sonidos, olores, palabras… porque es imposible no recordar la cara de plenitud de una mujer recién parida abrazando a su hija recién nacida y puesta sobre su regazo, gritando que lo ha conseguido…
Y con eso voy a quedarme. Con los
nacimientos felices que he presenciado, con los momentos vividos ayer, hasta
que la oxitocina y demás hormonas que me proporcionan alegría y placer, vayan
disipándose por mi piel a lo largo del día…
Comentarios
Publicar un comentario
Dime tu OPINIÓN, por favor, me interesa y mucho
Si no usas ninguna cuenta, ELIGE la opción Nombre/URL, luego ESCRIBE tu nombre o nick y deja en blanco URL.
Dale a continuar, escribe tu comentario, pincha en PUBLICAR un comentario...
Gracias.