Menarquía y Menopausia




Empezaré diciendo, para que no se llame a engaño, que no soy médico ni enfermera, que no soy personal sanitario, pero mi curiosidad innata me ha llevado a leer mucho, a estar bien informada en temas que me tocan muy de cerca. Parto del hecho de ser mujer, sobre todo, además de ser madre y tener el privilegio de ser también abuela.

Como respirar o hacer la digestión, considero que los procesos fisiológicos por los que pasamos las mujeres, son del todo normales. Así, la llegada de la primera menstruación en la pubertad y la retirada definitiva de la misma, en la edad madura, son situaciones por las que cualquier mujer sana atraviesa y, cómo vaya a vivirlos especialmente a nivel emocional, dependerá de una serie de factores …que no niego puedan repercutir en su estado físico. Pero partamos de la base de una situación de salud y en la sociedad en la que vivimos.

Considero que es una tarea de la madre, abuela, o mujer de referencia, transmitir a sus hijas estas enseñanzas a cerca de lo que va a ir sucediendo en esos cuerpos de mujer. Mi madre, hace muchos años no lo hizo conmigo porque no sabía más, y yo, a pesar de saber, no lo hice lo bien que debería haberlo hecho con mi hija. Sin embargo, mi nieta con nueve años ya tiene la información necesaria, al menos en cuanto al proceso fisiológico se refiere.  Y digo mi nietA, pero su hermano de doce años, también está informado de lo que nos ocurre a las mujeres, su MADRE con la información y la empatía necesarias, se ha encargado de ello.

Considero que, cualquier mujer informada, sabiendo utilizar las palabras y el momento apropiado, es indicada para hablar con las niñas y contarles qué va a pasar en sus cuerpos. Recordemos que se trata de un proceso fisiológico normal.
De la misma manera, conforme nos vamos acercando a determinada edad, nuestras reglas se espacian y entramos en el climaterio llegando al momento de la menopausia y la ausencia definitiva de menstruación, y considero también que, es sano y normal compartirlo entre iguales. Recuerdo, también, que se trata de un proceso fisiológico normal. Y que nadie tiene el monopolio de la información.

Ni cuando tuve mi primera regla, ni cuando éstas desaparecieron, acudí a un Centro de Salud para contarle a alguien qué me estaba pasando. Lo comenté con mi madre, con mis hermanas, con amigas… porque todo estaba bien, todo era normal. ¿Tenía que contarle a alguien que no conocía de nada lo que pasaba en mi cuerpo y también en mi psique? Pues no lo consideré. Y no lo hice.

Otra cosa hubiera sido que en cualquiera de los dos procesos se hubieran dado irregularidades, sangrados excesivos, dolores invalidantes…o cualquier otra situación fuera de lo normal. Entonces sí que habría acudido a un profesional de la salud, a un médico, a una ginecóloga al considerar lo que me ocurría dentro de la patología.

Os preguntaréis a santo de qué esta entrada… y es que parece que las mujeres, sin ser profesionales de algo, no tengamos la capacidad de informarnos y compartir esta información, que por otro lado está a nuestro alcance.

Ya es bastante triste la situación patologizada desde la que se viven hoy los embarazos y los partos, como para que ahora también tengamos que recurrir a la medicina para atravesar estos primeros y últimos momentos de nuestra vida reproductiva.

Me niego a que desde ciertos colectivos invaliden nuestra capacidad de mujeres a informarnos, a decidir y a compartir con quienes nosotras consideremos, la información y la experiencia que la vida nos ha ido aportando.

Y termino como he comenzado: no soy personal sanitario. Soy mujer.



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