Como todos los años y por
estas fechas en las que se celebra el “Día de la Madre”, surgen polémicas.
Por lo que he podido averiguar,
esta conmemoración tiene un origen bastante antiguo. Los romanos ya la celebraban,
parece ser que copiándola de los griegos.
El santoral católico la celebraba
el día 8 de diciembre en conmemoración a la madre de Jesús (de hecho, cuando yo
era pequeña, era ese día en que se celebraba)
En el siglo XVII, en Inglaterra,
también se instauró un domingo para esta celebración. Y en el siglo XVIII, una
mujer, activista abolicionista, escribió un libro proclamando a la madre, que
realmente era un llamado al desarme y a la paz.
A principios del siglo XX y desde
Estados Unidos, se inició una campaña para conmemorar este día.
Como he comentado antes, cuando yo
era pequeña este día se celebraba el día 8 de diciembre, sin embargo, a partir
de 1965 en España, pasó a ser el primer domingo de mayo a instancias de unos
grandes almacenes y con un marcado sentido comercial. La iglesia aceptó este
día de manera que, el 8 de diciembre recobraría su carácter exclusivo como
celebración del día de la Inmaculada Concepción.
Esta es la información que he
encontrado por Internet.
Y ahora, mi punto de vista.
Desde mi
inocencia, me encantaba celebrar el día de la Madre. Las niñas, en el colegio,
hacíamos una felicitaciones con cartulinas, las pintábamos, las decorábamos y se
las dábamos a nuestra madre llenas de orgullo. Recuerdo a mi madre y la ilusión
con que las recibía cada año. Mis hijos,
cuando eran pequeños, también seguían esta costumbre en su colegio…
Sin embargo, los grandes almacenes comerciales comenzaron a bombardear con sus publicidades de objetos “especiales”
para la madre: planchas para la ropa, cafeteras, batidoras, toda una serie de
electrodomésticos y, por supuesto, perfumes y flores. ¡Cómo si todo
esto fuera exclusivo de la mujer y de un solo día al año!
Durante mucho tiempo no le di
ninguna importancia. Cierto es que cuando mis hijos fueron más mayores, les
dije que no quería cacharros para la casa porque no vivía yo sola, sino que,
si querían hacerme algún detalle, tenía que ser algo muy personal…
Con el paso del tiempo y con
motivo de mi gran despertar como madre y sobre todo como mujer, he visto que
este día -como todos los “días de…”-,
tiene un marcado significado comercial, esta es la pura y triste realidad.
En el caso que me ocupa, en el del "Día de la Madre", resulta que yo lo SOY desde hace más de 40 años, soy madre TODOS los días y a todas horas, y eso que mis hijos ya son
bien adultos y son padres a su vez.
Y si necesito cambiar de lavadora, no espero
que nadie me la regale, simplemente voy y la compro. Y si quiero adornar mi
casa con flores, bajo a la floristería y elijo las que me gustan. Ni que decir que,
si me apetece un perfume, compro el que me satisface y cuando me apetece, no he
de esperar a que nadie me lo regale.
De todas formas, puede ser que estos días
comerciales, sirvan para despertar conciencias, aunque muchas queden todavía
dormidas, o mejor, atontadas por la publicidad engañosa.
Este año se ha suscitado una
interesante polémica en torno a la campaña publicitaria de unos grandes almacenes que no
citaré por no darle más bombo. Y es que se les ha ocurrido mostrar la imagen de una madre con la que, una
mayoría de mujeres que conozco, no se identifican, no nos identificamos.
No diré que no he sido, y todavía
soy una madre disponible, porque quiero, porque me gusta, porque me apetece,
porque me hace sentir bien…
Pero para nada soy una madre
sumisa, no lo he sido como hija y no lo soy ni como madre ni como compañera de
mi marido.
Y sí me quejo. Bastante. Cuando
necesito hacerlo, cuando me lo pide el cuerpo. A veces, mucho. De hecho, durante una época de mi maternidad,
me juré que, si había otra vida, en aquella no sería madre… tal era mi cansancio
y mi decepción.
Y es que se sigue vendiendo la
maternidad como un estado idílico, como una situación irreal en la gran mayoría
de las ocasiones.
Y es que no se da visibilidad a
esa soledad en la que se encueran muchas madres a pesar de estar acompañadas.
Y no se da valor a esa
falta de atención y cuidado emocional que necesitan las mujeres, especialmente,
en etapas de maternidad temprana.
Y sigue sin entenderse que, las
tareas del hogar no son un “te ayudo” sino un compartir en su totalidad.
Y se sigue sin comprender las
necesidades vitales de un bebé, de estar junto a su madre, al menos, los dos
primeros años… concediendo permisos intransferibles a quien menos los necesita.
Y es que todavía hoy, en este
siglo XXI, no se permite que una mujer
traiga a su bebé al mundo de la manera que a ella le dé la gana, cuando su
cuerpo se lo pida, donde ella elija y con quien prefiera.
Y podría estar enumerando otras
circunstancias en las que las mujeres, durante su maternidad, se encuentran
desamparadas y esto no lo soluciona ninguna campaña de ningún centro comercial en un día concreto al año.
Cada maternidad ES como ES en función a la mujer que la vive. Porque, cada maternidad es única y será
gozosa o no, en función de las vivencias personales, de las propias
experiencias, de lo que se lleve encima a través de la infancia, incluso de la
experiencia de nacimiento y gestación. No depende de un solo día al año...
Y aunque, los publicistas solamente muestren a madres esbeltas con bebés hermosos, aunque solamente se hable de la maternidad pensando en mujeres jóvenes con hijos pequeños, yo sigo siendo madre, y a las madres mayores no se nos menciona, porque de nuevo se ocultan los cuerpos poco lozanos, con celulitis en las caderas, con pechos caídos, con arrugas y canas...
Así es que celebremos el día de la madre todos los días del año. O no la celebremos nunca. Porque lo bien cierto es que, a partir del primer embarazo y nacimiento de nuestro bebé, hasta el día en que dejemos de existir, vamos a ser madres. Y eso no nos lo quita nadie.
Mira que me gusta leerte, Concha... Gracias por ser TU!!!
ResponderEliminar¡Gracias por leerme, Teresa! Un abrazo grande
Eliminar