Cierto que desde el 13 de marzo han
sido tiempos duros y difíciles, sin embargo y como reza el dicho no hay mal que cien años dure y esto
terminará, y volveremos a una normalidad, cada persona a la que tenía antes o a
la que decida –o pueda- construirse. En el peor de los casos, a la que nos dejen...
Paseando estos días por RRSS,
siento la susceptibilidad de las personas a flor de piel, de eso va esta entrada.
He confesado en mi perfil de Facebook
no haber tenido miedo, he confesado que ciertas medidas me han parecido desmesuradas,
contradictorias, incluso desproporcionadas y no por ello, siendo responsable he
dejado de cumplirlas.
Digo que estamos susceptibles
porque siempre hay quien se siente aludida, quien se siente mal frente a otros
sentires… distintos.
Es evidente que cada persona
tiene su situación, habrá quien no tenga a ninguna persona afectada en su
entorno, habrá quien haya pillado el bicho pasándolo mal, habrá a quien se le
haya muerto algún ser querido…
Creedme si os digo, desde el corazón,
que lo lamento mucho. Y que, respetando todos los estados, esa no es mi
situación y por ello, siempre me he expresado desde mi sentir.
Cuando digo que YO no tengo
miedo, para nada minusvaloro a quien, por la causa que sea, sí lo tiene. Bien por
ella misma, por sus familiares ancianos, por sus amigas desvalidas, por sus
hijas… Insisto, lo respeto y me conduelo, y ojalá su situación física a causa
de la pandemia, y/o emocional por los miedos vividos, sea sanamente
solucionables.
Y puesto que siempre que hago
algún comentario al respecto hablo desde mí y mi situación, no me
parece razonable tener que pensar al máximo qué decir con el fin de que nadie
se sienta aludida, o lo que es peor, ofendida.
A lo largo de mi existencia he pasado
por situaciones de miedo, invalidantes, algunas llegaron a incapacitarme
temporalmente… esa era MI realidad del momento… y no por ello,
pensaba que el resto de personas no tuvieran derecho a construir sus vidas y a
ser felices, porque no iba a pasarles yo mi angustia y hacer que se sintieran
mal. Aquello pasó con mucho esfuerzo por
mi parte, gracias a mi trabajo personal y a algunas personas cercanas y, tal vez,
sea por eso que, ahora, sean pocos los miedos reales a los que me enfrento en
mi vida, como por ejemplo la realidad –o parte de lo que sabemos de ella- del
COVID19.
Me gustaría que esto fuera
entendible y que, a pesar del dolor, de las muertes, de todo lo triste y
doloroso que nos rodea, comprendamos y aceptemos que hay personas que enfocamos
la Vida en otra dirección… también por pura supervivencia.
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