Empezaré repitiendo, para que no se llame a engaño, que no soy médico ni enfermera, que no soy personal sanitario, pero mi curiosidad innata me ha llevado a leer mucho, a estar bien informada en temas que me tocan bien de cerca. Parto del hecho de ser MUJER, sobre todo, además de ser MADRE y tener el privilegio de ser también ABUELA.
Como respirar o hacer la
digestión, considero que los procesos fisiológicos por los pasamos las mujeres,
son del todo normales. Así, la llegada de la primera menstruación en la
pubertad y la retirada definitiva de la misma, en la edad madura, son
situaciones por las que cualquier mujer sana atraviesa y, cómo vaya a vivirlos
especialmente a nivel emocional, dependerá de una serie de factores …que no niego
puedan repercutir en su estado físico. Pero partamos de la base de una
situación de salud y en la sociedad en la que vivimos.
Considero que es una tarea de la
madre, abuela o mujer de referencia, transmitir a sus hijas estas enseñanzas a
cerca de lo que va a ir sucediendo en esos cuerpos de mujer. Mi madre, hace
muchos años no lo hizo conmigo porque no sabía más, y yo, a pesar de saber, no
lo hice lo bien que debería haberlo hecho con mi hija. Sin embargo, mi nieta
con diez años ya tiene la información necesaria, al menos en cuanto al proceso
fisiológico se refiere. Y digo mi nietA,
pero su hermano de trece años, también está informado de lo que nos ocurre a
las mujeres.
Creo que cualquier mujer con información,
sabiendo utilizar las palabras y el momento apropiado, es indicada para hablar
con las niñas y contarles qué va a pasar en sus cuerpos. Recordemos que se
trata de un proceso fisiológico normal.
De la misma manera, conforme nos
vamos acercando a determinada edad, nuestras reglas se espacian y entramos en
el climaterio llegando al momento de la menopausia y la ausencia definitiva de
menstruación. Recuerdo, también, que se trata de un proceso fisiológico normal.
Ni cuando tuve mi primera regla,
ni cuando éstas desaparecieron, acudí a un Centro de Salud para contarle a
alguien qué me estaba pasando. Lo comenté con mi madre, con mis hermanas, con
amigas… porque todo estaba bien, todo era normal. ¿Tenía que contarle a alguien
que no conocía de nada lo que pasaba en mi cuerpo y también en mi alma? Pues no
lo consideré. Y no lo hice.
Otra cosa hubiera sido que en
cualquiera de los dos procesos se hubieran dado irregularidades, sangrados
excesivos, dolores invalidantes…o cualquier otra situación fuera de lo normal.
Entonces sí que habría acudido a un profesional de la salud, a un médico, a una
ginecóloga al considerar lo que me ocurría dentro de la patología.
Os preguntaréis a santo de qué
esta entrada… y es que parece que las mujeres, sin ser profesionales de algo,
no tengamos la capacidad de informarnos y compartir entre iguales esta
información, que por otro lado está a nuestro alcance.
Ya es bastante triste la
situación patologizada desde la que se viven hoy los embarazos y los partos,
como para que ahora también tengamos que recurrir a la medicina para atravesar
estos primeros y últimos momentos de nuestra vida reproductiva.
Me niego a que desde ciertos
colectivos invaliden nuestra capacidad de mujeres a informarnos, a decidir y a
compartir con quienes nosotras consideremos, la información y la experiencia
que la vida nos ha ido aportando.
Y termino como he comenzado: no
soy personal sanitario. Soy MUJER.
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