Esto es una reflexión en voz alta: la Violencia Obstétrica, aunque se le cambie el nombre, no va a desaparecer al menos a corto plazo, porque hay muchos intereses en juego.
Escribo esto con una mirada serena, poco pasional, la que he conseguido con el paso de los años y la comprensión de que, en ocasiones, una llega hasta donde llega...
En primer lugar y aunque cada vez
son más las mujeres que se informan y conocen sus derechos, en el momento del
embarazo, parto y puerperio son presas
fáciles por su situación de vulnerabilidad. Han de tener una confianza
plena en su cuerpo y en el proceso, y eso lleva años de trabajo personal. O tener inconsciencia, poca información y dejarse llevar, como hacían nuestras
abuelas.
El
parto, la maternidad, son estados en la vida de una mujer que no se aprenden en
un curso, so pena que una se enfrente a todos sus
miedos y fantasmas antes del momento. Y por mi experiencia, os puedo decir que
no todas están dispuestas a hacer un trabajo tan duro y exhaustivo.
Y hemos de aceptar, también, que hay mujeres que no quieren ser responsables de sus decisiones por lo que ceden todo el poder a "sus" médicos. Esta es una realidad constatable que tiene que aceptarse.
En segundo lugar, tenemos a un
colectivo -el médico- con mucha fuerza.
Y aquí quiero aclarar algo: quien sea
una persona honesta y haga las cosas bien en su campo de actuación, no tiene por qué
molestarse, ¡basta ya de tanto corporativismo!
Es sabido que a los estudiantes
de medicina y de enfermería se les "recomienda" no vincularse con los pacientes, manteniendo un distanciamiento
emocional con el fin de que no les afecte sus causas y situaciones de
enfermedad.
Por supuesto que esto irá en la forma de ser de cada persona.
Habrá médicos empáticos y enfermeras que mantengan distancias. Es algo
inherente a cada cual.
Y aquí viene el quid de la
cuestión. Una mujer embarazada, una
mujer de parto o puérpera NO es una enferma. Es más, siendo que se trata de
procesos muy emocionales, necesitan un extra de escucha y empatía.
Si volvemos a la formación transmitida a sanitarios en cuanto a mantener distancia, la justificación está servida.
Por otro lado, hoy en día el nacimiento es un negocio,
del cual hay quien se aprovecha y, por tanto, siempre habrá quien salga
perjudicado.
Lo bien cierto, y no sé si esto puede ser
deshonesto, es que hay médicos -y también matronas- que trabajan en la sanidad pública y
en la privada.
Que estando en la pública y de manera muy sutil, derivan a sus "pacientes" embarazadas a la privada donde ellos pueden manejarse sin control estatal y, por qué no decirlo, tener la posibilidad de obtener más ingresos. Porque, al fin y al cabo, de eso se trata, de rentabilizar su tiempo para obtener con menos esfuerzo, más dinero.
Siento que son dos grupos: sanitarios por un lado y mujeres por otro, ejerciendo fuerzas en direcciones opuestas.
Insisto en lo que he dicho más
arriba. Si tú eres un ginecobstetra que
haces bien tu trabajo y eres honrado en tu profesión, no tiene por qué
molestarte ni lo que yo digo, ni los derechos que las mujeres reclaman.
De la misma manera, si eres una matrona honesta y tú principal
interés es el bienestar de las mujeres y de sus bebés, tampoco tienes por qué
sentirte aludida y rasgarte las vestiduras.
O si eres médico pediatra y te importa por encima de todo el bienestar del bebé al que atiendes, por encima de empresas de leche de fórmula, por encima de viajes y congresos, tampoco tienes por qué molestarte y lo lógico es hacer caso omiso a aquello que no te representa.
Llevo unos años acompañando a mujeres en sus procesos de maternidad y, afortunadamente, han sido contadas las veces que he presenciado violencia obstétrica. Sin embargo, en los Círculos de Maternidad sí he escuchado experiencias terribles de abuso y maltrato que, por otro lado, las mismas mujeres han tenido necesidad de "justificar" para poder vivir con su dolor. O que han sido conscientes pasado cierto tiempo con lo que no se han visto con fuerzas para reclamar.
Llevo años trabajando mi activismo modestamente, de la forma que mejor sé: acompañando en sus emociones e informando a las mujeres de sus derechos y de qué prácticas son normales y cuáles no son aconsejables. Y como el paso del tiempo es inexorable, siento que esta lucha me está afectando y agotando.
Y a pesar de tener puesta mi esperanza en las mujeres que van a
seguir trabajando por conseguir sus derechos, y en algunos hombres que van a saber apoyar sin quitar protagonismo, siento un cansancio emocional, siento que mis palabras y mis hechos van a
parar a terreno yermo, por lo que entiendo que va llegando el momento de tomarme las cosas con más calma y
permitir, con dolor de corazón, que sea lo que tenga que ser.
Amen! Tus palabras llegan, cuando tengan que llegar y a quien tengan que llegar. Tan certeras y necesarias. 😘
ResponderEliminarPues ya ves, hay sentires que me queman en la garganta. Y si veo mucha "lucha" y mucho activismo, sin embargo mi mirada es otra... ¡Ojo! y soy la primera que desea el cambio, que deseo desde las entrañas, como llevo diciendo años, que las mujeres decidan cuándo, cómo y con quien parir, libre e informadamente... y que sus derechos se cumplan por merecimiento propio. Pero no nos equivoquemos, don dinero sigue siendo muy poderoso. Gracias por tus palabras, como siempre. Muuuaks.
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