Acompañar cesáreas

 

 

La cesárea es una operación de cirugía mayor que entraña riesgos, tanto para la madre como para el bebé.

No voy a dar datos ni hablar de porcentajes. No soy personal sanitario y si queréis ampliar información, en las redes hay bastantes páginas fiables donde obtenerla. 

Una cesárea cuando es necesaria, salva vidas. Eso es indiscutible. 

Durante mucho tiempo se creyó que los bebés nacidos por cesárea eran más "bonitos" porque no sufrían,  Hoy sabemos que un bebé necesita nacer por vía vaginal para recolocar los huesecillos de su cráneo, para impregnarse de las bacterias que colonizan en cuerpo de su madre, para expulsar líquidos, mocos... Porque el paso a través de la vagina de su madre es el primer abrazo que recibe de ésta. 

Aun así, siempre habrá quien esté a favor de un nacimiento mediante cesárea electiva, y quién la rechace obsesivamente.  Y como en el término medio está la virtud, creo que lo mejor es enfocarse en un parto vaginal trabajándose los posibles miedos que puedan limitarlo y no cerrarse a la opción de una cesárea si ésta es necesaria, acogiéndola de la mejor manera si llega el caso.

 

La primera cesárea que acompañé fue la de mi hermana Carmen en 1977. Había tenido una cesárea previa hacía unos años. En esta ocasión se puso de parto y me pidió que la acompañara pues, la vez anterior, su marido la había puesto muy nerviosa (la única mujer que he conocido que se ha atrevido a verbalizar un sentir bastante generalizado). Después de tres horas, según el ginecólogo, el parto no avanzaba y decidió llevarla a quirófano.

Yo, sin entender nada y con mi gran desconocimiento, lo asumí como algo normal, pensando incluso que era un buen medico ése que la estaba salvando del sufrimiento...

 

Fue en 2002 cuando mi otra hermana, Cristina, me invitó a que la acompañara al parto de su hija en Acuario. Sin embargo, una preclampsia la llevó, inevitablemente, a quirófano.

Hace 20 años mi sobrina nació mediante una cesárea RESPETADA, estando su padre presente, algo que hoy, todavía, es impensable para muchos médicos y hospitales.

Yo la acompañé y si bien no estuve en quirófano con ellos, pude verlas a los pocos minutos de haber nacido la niña.

En esta ocasión la cesárea había sido necesaria y mi hermana hizo un gran trabajo personal para acogerla e integrarla.

 

En 2015, siendo ya doula y con mucha información en mi poder, se puso en contacto conmigo una mujer para que la acompañara en su segunda cesárea programada. 

Por entonces ya tenía muy claro que mi papel era acompañar y no cuestionar las decisiones de las mujeres que me llamaran.

Loli quería verme en el hospital tan pronto la sacaran de quirófano. Y allí estuve. Nunca olvidaré sus palabras al dirigirme la mirada "qué bien, Concha, estás aquí".

No me separé de su lado en dos días.

 

Ana se formó como doula bajo mi acompañamiento y mirada. Terminando la formación, se quedó embarazada. Tenía suficiente conciencia e información para tener el parto que quería.

Sin embargo, terminó en quirófano pues en una de las últimas revisiones, le detectaron la tensión demasiado alta y era visible el riesgo de preclampsia. Era enero de 2017

Estuve en la sala de espera mientras la operaban, junto a sus padres. Y cuando salió de quirófano no me separé de su lado, pudiendo así detectar que algo no marchaba bien...

Una semana en la UCI y su bebé en neonatos hasta que pudieron estabilizar su tensión.

Una dura experiencia verla intentando mantener la sonrisa...y la cordura.

 

Klau fue abandonada por su pareja tan pronto él se enteró de que estaba embarazada. Era brasileña, con otro hijo y en situación muy precaria.

Este bebé se había colocado de nalgas y no se dio la vuelta, por lo que le programaron una cesárea en marzo de 2019.

Aunque no sabía el sexo de su bebé, yo lo intuía. Nacería el mismo día que nació mi madre, el día 28. Sin duda alguna, sería una niña.

Estuve con ella en quirófano, serenándola, cuidándola, mimándola, y a pesar de las ganas de conocer a su bebé, se notaba su profunda tristeza.

Libertad, su hija, fue una bebé preciosa.  Pasados tres años se volvió a su país. Hasta entonces, fui su doula

 

Giovanna fue madre soltera por decisión propia pues el tiempo pasaba y supo que había llegado el momento.

Su calma y serenidad eran asombrosas. Cómo cooperante en situaciones de emergencia, su trabajo requería de mucha templanza.

El embarazo transcurrió fenomenalmente bien, a pesar de que por su edad la acosaban con todas las pruebas posibles. Aun así, siempre mantuvo la paz y la sonrisa.  En semana 39 de gestación acudió a monitores. Me llamó desde el hospital para decirme que la iban a dejar ingresada.

En pocos minutos estuve allí hablando con el matrón que la atendía. Me dijo que habían notado contracciones y que, aparentemente, el bebé no se inmutaba.

No soy sanitaria, siempre incido en decirlo. Y en esta ocasión me quedé muy descolocada por no entender que quería decir con esas palabras... Decidieron inducir el parto. Ella no tuvo palabras, ni yo argumentos. Aun así, pude hablar con las ginecólogas, dos mujeres muy jóvenes, y les rogué que la observaran, que entendieran su manera de ser, esa calma, esa tranquilidad, esa paz interior no era usual y estaba segura de que su bebé era como ella...

A pesar de todo, la madre aceptó la inducción. El progreso era lento ¡cómo no! y los médicos comenzaron a impacientarse.  En una hora decidieron llevarla a quirófano para sacar al bebé. Quiso que entrara con ella. Yo quería estar a su lado. Sin embargo, los sanitarios consideraron que era una urgencia y no lo permitieron. Era un hospital público.  La acompañé hasta la puerta del quirófano. Nos despedimos con lágrimas en los ojos.

En 30 minutos me dieron a una preciosa niña, su madre así lo quiso mientras la cosían. Estaba perfecta. Su Apgar fue de 9/10.

Acompañé una cesárea innecesaria en diciembre de 2019. Y aún me duele.




Se formó como doula con Diez Lunas, la formación que organicé y dirigí durante varios años. Era de la penúltima promoción.

Elena era curiosa, risueña, divertida, amorosa y muy poderosa. Se quedó embarazada y su ilusión era parir en casa, aunque las circunstancias no lo permitieron, teniendo, finalmente, que acudir a un hospital.

Estuvimos en casa durante los pródromos y tras varias horas, algo me hizo sospechar de que tal vez el bebé no estaba bien colocado ya que no había avance a simple vista.

Tras quedarse instalada en la habitación, ella y su pareja decidieron que me marchara a casa. Si el parto no comenzaba, al día siguiente la inducirían. 

Efectivamente, el bebé no estaba en una posición óptima para nacer y tras muchas horas, nació mediante cesárea. Era el mes de diciembre de 2019

Si bien es cierto que no estuve físicamente a su lado la mayor parte del tiempo, mi corazón y mi pensamiento no se alejaron de su lado.


Los acompañamientos de estas dos últimas cesáreas,  dejaron en mi tal herida, que fue necesario acudir a una psicóloga perinatal que me ayudara a cerrarla.

 

Krisna era de Croacia, tenía un hijo anterior nacido mediante cesárea y ahora, de nuevo, le habían programado otra para que naciera su hija el 20 de octubre de 2020.

Junto a su marido, habían decidido que el padre se quedaría con el niño de cuatro años y yo entraría a quirófano con ella.

Y allí estuve, en un hospital privado en el día y la hora prevista. La operación fue rápida, el personal sanitario, efectivo. Nadie preguntó quién era yo excepto la matrona, y confieso que ha sido la única vez en mis años como doula que me negué: dije que era una amiga, pues sabía de la animadversión de esa matrona hacia las Doulas. Y yo estaba allí para acompañar a esa mujer, para estar pendiente de ella y cuidar su emoción al máximo.

Se recuperó muy bien y cuando fui a su casa a verla y finalizar nuestra relación, tanto ella como su marido se mostraron muy agradecidos pues, sintieron que ella había estado atendida y cuidada, todo lo demás, había estado en su sitio, como ellos deseaban.

 

Nunca había acompañado a una mujer italiana. Sol contactó conmigo en su quinto mes de embarazo porque una amiga le habló de las Doulas.

Tenía mucho miedo al dolor físico, sin embargo, y tras muchas conversaciones, me di cuenta de cómo iba cambiando su sentir e iba entendiendo y aceptando cómo podía ser el proceso del parto.  Quería estar en casa el máximo de tiempo posible para estar tranquila y llegar al hospital en parto activo. Y esa era la idea… sin embargo.

Cuando acudió a la revisión estando de 41+5 de gestación, le dijeron que ¡¡estaba dilatada de 6 cm!! ¡¡Y ella apenas había sido consciente de las contracciones!! Así es que se quedó ingresada. Estamos en agosto de 2022.

Cuando llegué al hospital, la matrona me dijo que iba muy bien ¡qué alegría me dio! Allí estaba la madre en la bañera, con el agua calentita que su pareja le estaba echando por la espalda, aguantando las contracciones que iban en aumento en intensidad y frecuencia…

Tanto la ginecóloga como la matrona, sabían que el bebé estaba en posterior izquierda… y que eso podía alargar el parto y hacer que fuera más doloroso…

En un momento dado, la mamá no pudo más y pidió la epidural. Cuando salió de la bañera y la reconocieron ¡estaba casi en dilatación completa! Pero el bebé no terminaba de descender y su corazoncito comenzó a protestar. El quirófano estaba preparado.

Estas son las palabras que compartí en mi perfil de Instagram al día siguiente

 

“Hoy he acompañado un parto que ha terminado en cesárea.  Una mamá primeriza con un bebé grande en posterior.  Ha llegado al hospital -privado- con 6 cm. de dilatación.  En 4 h. más se ha plantado en 9 cm. Ha llevado las contracciones con mucha fortaleza, en la bañera de la sala de partos, y en este punto ha pedido la epidural.

El bebé, ha comenzado a hacer bradicardias y aunque la matrona y la ginecóloga han colocado a la mamá en un montón de posturas para favorecer la rotación, al nonato cada vez le costaba más recuperarse y, con buen criterio, han decidido ir a cesárea.

¿Por qué os digo todo esto? Porque me alucinan las diferencias en los "protocolos" entre hospitales públicos y privados

Garantizaron a la mamá y a su pareja, que SU DOULA podría estar con ellos en todo momento y así ha sido. Ni la ginecóloga ni la matrona me conocían aunque habían oído hablar de mí.

Cuando ha entrado el anestesista para ponerle la epidural, yo me disponía a salir (como me han "invitado" en otras ocasiones), sin embargo, nos hemos quedado tanto al padre de la criatura como yo.

Cuando se han llevado a la mamá a quirófano y le han dado la ropa al padre para entrar, ha venido la ginecóloga a preguntarme ¡si quería entrar! Le he dicho que sí y ésta ha sido su respuesta "he visto como estás cuidando a esta mujer y es importante para ella que estés a su lado". Así es que hemos estado su pareja y yo en quirófano.

Ha sido la cesárea más costosa que he visto nunca debido al increíble encajamiento del bebé. La madre, ha estado cuidadosamente atendida por todo el equipo, y ACOMPAÑADA por su pareja y SU doula.

Cuando han terminado, antes de subir a la habitación, he hablado con el anestesista y le he dado las gracias por permitirme estar. Y me ha dicho "no tiene ningún sentido hacer salir al acompañante en un momento así tan vulnerable para la madre. Con la presencia de sus seres queridos, la epidural se pone mejor"

Cuando me he despedido de la ginecóloga y de la matrona me han dicho "hemos visto trabajar a otras doulas, pero a ninguna como tú, se nota el trato, el amor, la experiencia..."

Así es que ya veis. Si en un hospital pueden trabajar así, NO COMPRENDO POR QUÉ EN OTROS (mayormente públicos), no lo hacen. Ahora, en casa, y tras horas de tensión, me vienen a la mente estas reflexiones.

Estoy físicamente cansada y emocionalmente feliz, porque ha nacido un bebé precioso, una madre sorprendida con ella misma, un padre enamorado de su bebé. Y una doula que ve la realidad de los paritorios y es consciente de las absurdas diferencias.

Mi intención no es echarme flores, es más, aunque agradezco el reconocimiento éste no habría sido necesario si todas las doulas hiciéramos las cosas bien, porque yo tengo muy claro cuál es mi papel como doula que acompaña. Y eso, ante una profesión muy difusa como es ésta nuestra, inevitablemente, marca diferencias..."

 

Puede que esta entrada me haya quedado excesivamente larga, aunque soy consciente de ello y no he querido quitar ni una coma. 

Mi intención es, como siempre, dar a conocer que una doula también puede ser útil en una situación como la cesárea y mostrar, sin tapujos, las diferentes maneras de hacer de los profesionales sanitarios y hospitales


Imágenes de la página de @evarosebirth en Instagram

 

 

 


Comentarios

  1. Ay Conxa, no sabía que tenías un blog tan valiosos con relatos de partos y nacimientos. Voy a comenzar a leerte desde ya. Esta es un fuente valiosisima de información

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    Respuestas
    1. ¡Pues claro! Desde 2010 que escribo por aquí, aunque ahora con lo que han cambiado las redes sociales y la premura con que se hace todo, lo tengo un poco abandonado la verdad. Y si, muchas de las madres que he acompañado han querido compartir su experiencia, cosa curiosa que ahora tambien están haciendo muchos perfiles en Instagram ¡hasta matronas!
      Aunque no has dejado tu firma y no se quien eres, te agradezco que hayas pasado por aquí, y sobre todo, te agradezco que hayas dejado un comentario.
      Seas quien seas, te mando un abrazo.

      Eliminar

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