Una madre normal y corriente

La crianza de los hijos no es algo nuevo. Siempre ha sido así, al menos desde lo que yo sé por mi experiencia como hija y como madre. Y lo hemos llevado a veces bien, a veces regular, sorteando obstáculos y, la mayoría de las veces, saliendo victoriosas con la experiencia y el paso del tiempo.

Sin embargo ahora, el sentir general es que la maternidad es algo muy duro y creo que hoy, en parte, al margen de factores personales,  la diferencia con otras generaciones anteriores está en el nivel de exigencia de las mujeres. Y en la capacidad para propagar y distorsionar lo que una siente a través de las, para mí, mal llamadas redes "sociales".

Antes, hace 45 años, por ejemplo, no había tanta (y tan contradictoria) información sobre maternidad y crianza. E, igual que ahora, las madres hacíamos lo que podíamos con lo que sabíamos y teníamos. Así era y así ES.

Antaño, también fuimos juzgadas hiciéramos lo que hiciéramos. Mal si te ibas a trabajar con un bebé pequeño, mal si te quedabas en casa para cuidarlo (algún día os contaré todo lo que tuve que oírme).

También hemos sido víctimas de la mentira de la conciliación (por eso, entre otras cosas, dejé mi trabajo) …

E igualmente hemos vivido en una sociedad machista y patriarcal. Vivido y sufrido hasta los huesos.

Las preguntas internas de si lo estaré haciendo bien como madre, si será por mi culpa... también nos han acompañado a lo largo de otras generaciones

Entonces ¿Qué ha cambiado para que hoy las madres vivan sus maternidades tan angustiadas?

Sinceramente, creo que el mal uso de las RRSS contribuye bastante. Airear a un viento desconocido lo que a una le pasa, lo que una siente sin tener una mirada enfrente, sin tener unos oídos a la escucha, sin tener un abrazo que cobije, da pie a que esas sensaciones, esas vivencias, esas emociones...se desboquen debido a la falta de comprensión y contención.

No diré que sean nefastas absolutamente, en cambio sí afirmo que hemos abandonado los corros de mujeres, las tardes junto a la mesa camilla tejiendo y hablando hasta quedar afónicas, el compartir cocina y guisos y risas, el juntar a las criaturas vecinas en casa de una madre para que otras tengan un rato libre mientras la chiquillería juega y se contagian la varicela... Y las hemos sustituido por las redes... Impersonales. Individualistas. Solitarias en el fondo...

En estos momentos las madres gastan mucho de su tiempo en RRSS, en inventarse algo para ser emprendedoras porque criar solamente no es suficiente... Ahora, hay mujeres que amamantan con el móvil en la mano leyendo lo que cuenta la influencer de turno que no tiene nada que ver con la realidad que una vive…

Hacer, hacer, hacer. Querer ser más porque, ser madre, no es suficiente...  Esas son algunas de las situaciones que, lamentablemente, veo a menudo.   

Y yo os digo, mujeres, que sois lo más importante en la vida de vuestras hijas e hijos. Que ninguna profesión, ningún trabajo o emprendimiento, ninguna red social es lo que vuestros retoños os están pidiendo.

Ellas, vuestras criaturas, esperan encontrar unas madres normales. Las que se cansan, las que se equivocan y saben pedir disculpas, las que lloran porque no pueden más al mismo tiempo que disfrutan como locas jugando con sus pequeños.

Unas madres normales, que se miran y se aceptan, que buscan ayuda cuando la necesitan, que se agrupan con otras madres en las mismas circunstancias, y lo hablan, y se sinceran, y lo ríen y lo lloran, y se dan cuenta de que esto es criar. De que en el fondo no hemos cambiado tanto, sino que es el sistema, la misma sociedad quien se empeña en hacernos creer que no podemos, o lo que es peor, que no sabemos...

No hace falta más que ver en estos días a una conocida Instagramer del orden y el "aseo”, cómo se ha desdicho de lo que un día dijo y vendió a los cuatro puntos cardinales…  y ahora, de nuevo, las mujeres subiéndola al pedestal hablando de ella por doquier ¿No sería mejor que cada una hiciera lo que le diera la real gana en su casa? ¿Es necesario que una mujer japonesa te diga cómo organizarte? 

Por eso te digo, querida mía, que no dudes nunca de ti. Eres la mejor madre para tu criatura. Y si no lo sientes, no lo crees, si ves que algo te pasa, que no funcionas como te gustaría, entonces sí. Busca, pide ayuda y sigue siendo tú. Porque tus pequeños te quieren como la madre que eres, una madre normal y corriente...

 

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