En primer lugar, yo no llamaría la atención a nadie, no soy quien. Si ese padre no está haciendo lo que se ESPERA de él, habría que averiguar por qué y preguntarle con compasión.
Y es que no todos los padres son la mejor figura para acompañar un parto. Lo digo porque lo he visto y lo sigo viendo en paritorios. De la misma manera que he visto a hombres cuya maravillosa forma de ESTAR merecen una mención aparte.
Habría que averiguar qué tal
preparado está para permanecer un montón de horas en tensión y sin pasar por el
cuerpo lo que está viendo, porque, como hombre, sólo puede pasarlo por la
cabeza. Y eso, agota. Y asusta si, además, no comprende todo lo qué está
sucediendo.
Incluso hombres que han ido a "preparación al parto", cuando llega el momento de la verdad, reaccionan de manera totalmente distinta a cuando estuvieron "ensayando". Porque no dejó de ser más que un ensayo sin implicaciones reales.
Y aunque son las menos, también hay mujeres que NO desean que sean sus parejas quienes las acompañen en el parto, e igualmente tendrán sus motivos para tal elección.
En una ocasión una matrona hizo
salir al padre y pidió que entrara yo porque "aunque yo lo hiciera muy mal, siempre lo haría mejor que él que
no servía para nada". (palabras
textuales). Comentario desagradable y desafortunado que, sin embargo, mostraba una
realidad subyacente: la mujer, ANTES de estar embarazada YA se puso en contacto
conmigo para que la acompañara en el parto pues, a pesar de que amaba a su
pareja, no confiaba en él para ese momento brutal y vulnerable.
Y es que, curiosamente, sigue siendo el personal sanitario quien pregunta por el padre antes de entrar al paritorio sin tener en cuenta que o no siempre hay uno presente (tengamos en cuenta a las mujeres que deciden ser madres solas), o, en ocasiones, hay otra mujer como pareja de la embarazada.
También, en alguna ocasión, ha habido matronas y ginecólogas que me han dicho que, mejor una doula experta que un padre asustado y temeroso, palabras tan ciertas como que he de morir algún día…
Por último, diré que, más de un padre me ha dado las gracias por razonar con su pareja, por animarla a que se pusiera en la piel de él: temeroso, con escrúpulos, con miedo, no iba a ser el mejor acompañante porque, lo creamos o no, las mujeres no necesitamos a nuestro macho alfa para parir.
Pero vaya, cada mujer sabrá (o
no) qué tipo de relación (o de dependencia) tiene con el padre de su criatura.
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