"En los primeros meses de embarazo de mi mujer, busqué en internet matronas que pudieran ofrecernos un acompañamiento más cercano e íntimo durante el resto del embarazo y, especialmente, en el parto. Originalmente, buscábamos este tipo de apoyo porque las primeras visitas médicas que habíamos tenido nos parecieron algo frías y protocolarias.
Después de una búsqueda extensa, encontré la web de Concha. Leí cosas que se alineaban mucho con nuestra forma de ver la vida y se la compartí a mi mujer. Rápidamente me contestó: "Es una doula". Ella conocía esta figura desde sus tiempos en Ámsterdam, pero para mí era la primera vez que escuchaba el término. Le escribimos y no tardamos en encontrarnos con Concha para tomar un café. Su personalidad, su mirada sobre el embarazo y el parto, así como su experiencia, nos transmitieron una profunda confianza.
Somos una pareja que intenta vivir conectada, que suele buscar caminos sencillos y naturales, y que cuestiona lo que no sentimos como verdaderamente inherente al cuerpo. A pesar de ello, la incertidumbre, la absoluta novedad del primer embarazo, el exceso de información y la disparidad de criterios profesionales y sociales nos colocaron, a veces, en una posición en la que dudábamos de nuestro propio criterio. Esa sensación desapareció por completo al conocer a Concha.
Ella nos ayudó a reforzar la idea
del embarazo y el parto como procesos naturales y fisiológicos, y también a
filtrar y rechazar información que promovía, sin mayor reflexión, métodos
innecesariamente medicalizados. Lo cierto es que apenas dudamos en querer
contar con su acompañamiento.
Diría que la paz, la confianza, la tranquilidad y la conexión con la que vivimos tanto el embarazo como el parto fueron, en gran parte, gracias a tener a Concha cerca de nosotros en todo momento. Estamos profundamente agradecidos de haber contado con su guía. A muchas personas les he dicho que, si no hubiera sido por Concha, probablemente nos habríamos sentido muy solos durante el parto. Y no porque estuviera constantemente encima de nosotros, narrando los hechos o tomando el control. En absoluto. Su mera presencia nos reafirmaba, nos transmitía serenidad y nos ayudaba a abrazar lo que no podíamos controlar.
Evidentemente, tuvo un rol muy importante, aunque siempre desde la serenidad, la discreción y el respeto por nuestro espacio como pareja.
Muy felices de que Concha sea nuestra doula".
El próximo mes de junio hará quince años que soy doula y, en este tiempo, he conocido a muchos padres en los embarazos y partos que he acompañado. Padres (personas) de todo tipo…
Como dice Máximo Peña, psicólogo perinatal, hay padres y papás. Porque, no por el hecho de engendrar un hijo, un hombre merece el título.
Comparto el sentir de un hombre entregado y amoroso que ha querido contarnos su experiencia (el único padre que lo ha hecho en todos estos años) y qué mejor momento que ahora, porque el 30 de mayo celebramos el DIA DE LA DOULA.
Infinitamente agradecida, Miguel. Ha sido un privilegio para mi poder acompañaros.
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