Crónica de una escapada




Marido y yo tenemos una costumbre. Llevamos años viajando por España para visitar todas las capitales de provincia. Sólo nos quedan por conocer dos del sur, en Andalucía. Una en el norte, Vitoria. La capital del La Rioja, Logroño. En Castilla, Zamora y Valladolid. Y Ourense, en Galicia.  Por eso, este año, y coincidiendo con el viaje organizado por nuestro Club de Senderismo, queremos conocer Ourense, Zamora y Valladolid.  Y a ello vamos.

 Con diez días por delante, comenzamos viaje y partimos hacia Zamora, llegando por la tarde y donde tenemos previsto pasar una noche, saliendo al mediodía siguiente y  completando así una jornada.

Esta ciudad castellana nos recibe con sus edificios medievales y –sorprendentemente- con muchos de estilo modernista, con calles tranquilas y muy limpias (es algo que siempre llama mi atención). Visitar Zamora y dormir en su Parador, con sede en un antiguo palacio medieval, me transporta a una época oscura, aunque para mí muy interesante y atractiva, máxime ahora que soy fiel seguidora de “Juegos deTronos”.


Al fondo, el Duero.
Menciono con especial interés la visita realizada en las afueras de la ciudad, a la iglesia románica de Los Caballeros, donde fue investido de tal honor el célebre Don Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como “El Cid”.  A pesar de las múltiples leyendas que giran en torno a sus hazañas por el antiguo Reino de Valencia, este hecho de su nombramiento es el único que me parece contrastado con rigurosidad.

La vista del río Duero bordeando la ciudad y la puesta de sol al anochecer desde el Castillo, al lado de la Catedral, dan el toque mágico a este día que finaliza con unas estupendas tapas y una cervezas en una bodeguilla del casco antiguo de la ciudad.

A la mañana siguiente intentamos visitar el interior de la Catedral, construida en varios estilos entre ellos el bizantino como se muestra en su cúpula. Finalmente, no entramos pues para ello hemos de pagar una entrada, algo a lo que por principios, nos negamos.
En la puerta de la iglesia, reza un cartel que dice “la catedral es la casa del Obispo”  y yo, que fui educada en un colegio de monjas recuerdo cuando decíamos que “la iglesia es la casa de Dios” ¿O es que ahora pretenden hacerme creer que Dios cobra por visitar su casa…?

A mediodía partimos desde Zamora hacia Pobra de Trives, en la provincia de Ourense, donde instalamos nuestro cuartel general con el resto de compañeros de Ardillas y desde donde saldremos para realizar nuestros objetivos de este verano y recorrer las zonas de interés, tanto geográfica como culturalmente hablando.


El sábado 6 y con el apoyo de un guía local, comenzamos nuestra primera marcha.  El día está fresco (10º) y nublado, con previsión de lluvias, temperatura ideal para comenzar el ascenso. Dejamos los coches en una aldea y tras una continua subida alcanzamos la cima del Picoña, desde donde divisamos los valles colindantes tapizados de un profundo verde y donde casi podemos coger las nubes con las manos…
La lluvia hace su aparición e iniciamos el descenso. Finalmente llegamos a la orilla de un embalse donde damos gusto al paladar comiéndonos el pic-nic que nos han preparado en el hostal: un sabroso bocadillo de pan con aceite, tomate a rodajas  y un delicioso lacón casero.  Regresamos al hostal a media tarde, para asearnos y bajar a cenar.

El balance en este primer día es muy interesante. Deleitarme con el olor de la Naturaleza limpia en su más puro estado, regalarme la vista con las múltiples formas y colores de sus flores, caminar bajo la sombra de los robles (carballo), los castaños, los abedules… escuchar el mugir de alguna vaca, el susurro de algún arroyo, el silencio del silencio... Una jornada magnífica a pesar del esguince de tobillo con el que he regresado.

Descansando las piernas...

Un nuevo día amanece y como ayer, nublado y fresco. El grupo se dispone a partir hacia una ermita románica, accediendo desde una ruta no demasiado larga. Aún así, los 15 km previstos son demasiados para mi pie hinchado y dolorido.

Me quedo en el hostal con mis libros y mi escritura. Espero hasta que regresan mis compañeros a tiempo y de comer el delicioso pulpo “a la gallega” que una pulpeira  proporciona y del que se da buena cuenta en uno de los bares del pueblo.

Quedarme sola toda la mañana me brinda la oportunidad de reconectar conmigo… a la hora de escribir estas líneas mi hija terminaba de parir a la suya. Hoy cumple Naia sus 3 años… felicidades nieta.  Felicidades hija.

A pesar de la cojera salgo a dar una vuelta por el pueblo. Observo desde un puente todo el verde del barranco, la majestuosidad de los árboles… un abedul, una acacia, un tilo… todos bien anclados a la tierra. Observo cómo el viento mueve sus ramas y éstas se balancean sin oponer resistencia; cómo las hojas van al ritmo que les marcan las ramas… y pienso qué fácil sería si hiciéramos como los árboles y dejándonos llevar nos meciéramos al ritmo que nos marcara la Vida sin oponer resistencias y confiando…

Con María y Enrique, su hermano.





Es lunes y estamos en Ourense. Me sorprende gratamente esta ciudad. La veo limpia, la siento alegre. Rodeada de montañas y regada por el río Miño, se muestra serena y acogedora para los visitantes.
Con Carmen, la coordinadora

Después de visitar la ciudad, de callejear por sus rincones y lugares de interés, acudimos a las aguas termales que a lo largo de determinadas zonas del rio mezclan sus aguas frescas con manantiales de agua caliente y me hacen evocar el fuego que mana de las entrañas de la tierra… un ambiente relajado y un atrás en el tiempo, disfrutando de un sol 
espléndido y de una frescura agradable en las zonas de sombra.

El martes 7 es el día previsto para acceder a la cumbre más alta de Galicia, el Cabeza de Manzaneda con 1.778 m de altitud. Debido a mi pie todavía lesionado no puedo ir hoy con el grupo y me quedo en el hostal con María, una joven que también tiene una pequeña lesión en un pie. Acudimos más tarde las dos, en coche,  a una zona de recreo donde acuden los compañeros una vez finalizado el descenso y donde todos juntos comemos nuestro delicioso pic-nic.
Durante casi dos horas hemos estado conversando María y yo. Con poco más de 18 años es una chica preciosa, en todos los sentidos.  Muy madura para su edad, sencilla, con buena conversación, muy sensata y muy cariñosa.  No la conocía pues es la primera vez que viene con nosotros.  Acude con su padre y un hermano un poco más joven.  Por su manera de expresarse intuyo una madurez apresurada, prematura… aunque aceptada y bien llevada.  Y efectivamente así es.  Con apenas 15 años María perdió a su madre y desde entonces ha crecido a pasos agigantados.

Con María
Es increíble cómo en pocos momentos se puede crear un ambiente tan íntimo en medio de la montaña entre dos personas que no se conocen… María me contó muchas cosas de su vida, de su situación… y me dejó con la boca abierta y el corazón radiante de alegría, pues a pesar de ser una situación dolorosa, intenta vivir su día a día desde la aceptación y la felicidad, siendo consciente y dando gracias de la vida que tiene.  Sin duda, su madre la protege allá donde quiera que esté.

Regresamos al hostal. Por la tarde, Marido y yo nos acercamos en coche a una aldea cercana donde hay una ermita románica de especial interés, pues es de las pocas que tienen un atrio cubierto antes de la entrada principal.  Muy primitiva, mantiene en muy buen estado las figuras y ornamentaciones de esta época tan presente en la zona.




Tras hacer una ruta en coche por los alrededores sin perder de vista la grandiosidad de la Naturaleza,  llegamos a un puente romano de la época de Trajano sobre el rio Bibei y donde queda el recuerdo gráfico de mi presencia junto a una piedra miliar de la Vía Nova.

Es miércoles, 8 de agosto y hoy toca ruta turística. Nos disponemos a navegar por el río Sil en catamarán y visitar los monasterios y ermitas de esa zona.  El día es extremadamente caluroso y en el recorrido fluvial tengo que cubrirme del sol con un paraguas. Al sur tenemos la provincia de Ourense y al norte, la de Lugo, con escalonados viñedos que aprovechan hasta el mínimo resquicio en las abruptas laderas. Tras visitar el Monasterio de Santa Cristina, tomamos la vuelta al hostal después de pasar un día muy caluroso.

La ola de calor también ha llegado a esta zona, lo que nos limita a la hora de caminar. Hoy, 9 de agosto, último día, decidimos hacer una ruta corta y está previsto un paseo por un bosque de castaños con el fin de caminar bajo la sombra.

Estos son árboles centenarios, grandiosos, con troncos retorcidos que confieren figuras extrañas y mágicas… y que merecen una especial atención que en breve presentaré en una nueva entrada…
El calor se hace insoportable a mediodía y llegamos acalorados al hostal.  Luego del descanso vespertino y tras una partida de Trivial, tenemos la última cena…

Nos juntamos en torno a las mesas y terminamos de comentar anécdotas y experiencias. Le hacemos un agradecido reconocimiento a Gerardo, el joven que nos ha hecho de guía estos días,  y tras las bromas y los abrazos nos retiramos  “a nuestros aposentos”. La mayoría de nosotros tenemos previsto el regreso al día siguiente, por la mañana temprano para evitar al máximo el calor.

Marido y yo vamos directos a Valladolid, nuestro último destino antes de regresar a Valencia.  Llegamos a mediodía con un sol de justicia.  Vamos directamente a nuestro hotel, en pleno corazón de la ciudad y,  aunque reconozco que no me gusta, hemos de conectar el aire acondicionado en la habitación.
Tenemos intención de ver lo más que podamos de la ciudad, pero el calor nos interfiere en nuestro deseo.  Así, tenemos que meternos en un cine a media tarde pues sale fuego del asfalto…

Pasadas las 10 de la noche y con unos pocos grados de menos, nos decimos a tomar algo para cenar. Y acudimos a un lugar que me habían recomendado y que tiene merecida fama por haber sido repetidas veces ganador de concursos de tapas.  ¡Razón tuvieron al concederles los premios!  Las tapas que comemos, hechas con mucho ingenio e imaginación, y están realmente deliciosas.

Tras tomarnos un helado en una heladería también recomendada, nos dirigimos al hotel para intentar descansar.

A la mañana siguiente, a las 8:30 ya estamos de nuevo callejeando con el fresco mañanero y con idea de ver lo más interesante antes de que el calor comience a apretar, pues ayer se registró en Valladolid una temperatura de 39,2º.
Después de visitar la Catedral (aquí no había que pagar entrada), varios edificios modernistas,  el Palacio de los Pimentel -la casa donde nació Felipe II en el año 1525- y de sentir el espíritu de una ciudad limpia, culta, tranquila y señorial… nos dirigimos a orillas del río Pisuerga, donde nos sentamos en un banco para poder disfrutar de unos minutos de serenidad y de la frescura del parque-jardín en que estamos.

Salimos rumbo a Valencia a las 12:30, con idea de que el viaje de vuelta resulte apacible y poco caluroso, pero…

A poco de salir de la ciudad pinchamos una rueda que queda reventada y hemos de avisar a la grúa.  Llegando a Madrid, el navegador pierde las señales y comenzamos a dar vueltas por la ciudad sin encontrar la salida… Gran Vía, Alcalá, Subida de San Antonio, Gran Vía, Alcalá y así durante una hora y ¡a 37º de temperatura! Finalmente accedemos a la M-30 y nos colocamos en la dirección correcta.

Y llegamos a Valencia, sanos y salvos sobre las 21 h.

Ahora y tras escribir estas líneas, me quedo con lo más precioso –o lo más preciado-.  La compañía de las personas con las que he estado, la convivencia durante tantos días y horas, la buena comunicación y el buen hacer de todos nosotros… la estupenda organización y el cariño y esmero con que Carmen, una de nuestras compañeras, lo ha previsto todo.

El gran hallazgo que ha supuesto convivir con una familia de hosteleros en un hostal sin grandes pretensiones, pero muy limpio y agradable.  Donde nunca han faltado las grandes y bonitas composiciones de flores y plantas silvestres, donde hemos comido de auténtico lujo, donde nos han tratado con verdadero cariño y donde nos han hecho sentir como en nuestra casa.
Merece que mencione, de forma especial,  que este hostal cuenta con varios premios de cocina y que además de estar todo buenísimo, la calidad y la cantidad de la comida han colaborado a que la estancia haya sido infinitamente agradable. Así que es un lugar que recomiendo especialmente pues su relación calidad-precio-atención es lo mejor que he conocido en mucho tiempo.  Gracias especiales a toda la familia (Te dije que os mencionaría, Clara…)
Isabel

La maravilla de estar día a día con una  niña pequeña que aún no tiene tres años, que habla y se expresa perfectamente y que en todo momento se ha mostrado abierta, tranquila, confiada… una niña preciosa y cuyos padres tratan con toda la naturalidad y respeto que una criatura merece.  Una niña que se me acerca, me da la mano, me habla y con la que juego como si de mi nieta se tratara… una niña preciosa y unos padres encantadores, a los que no puedo dejar de dar mis felicitaciones. Gracias, Isabel, durante unos días has sido una pequeña maestra.

Y un hecho particular, con una mención especial… Durante mi presencia en Valladolid me encuentro con una persona con la que contacté hace algunos años a través de un foro y con la que siempre ha habido una conexión especial. Pero eso es otra historia que quizás cuente en otro momento…

Ahora, y con toda la casa “patas p’arriba” por lo que supone de caos reorganizarse tras unos días de viaje, voy dejando que se posen estos hechos y como puedo, los transmito.

Como siempre, estas son mis experiencias, mis vivencias, mis emociones.  Es posible que haya a quien le puedan interesar.  A vosotros van dirigidas estas letras…

Con Amor.


Comentarios

  1. Concha, muchas gracias por tu relato, quería saber cómo os había ido, pero tú sabes que en agosto,no es fácil coincidir. Me alegro que todo haya salido bien, es lo previsible con una persona como Carmen de coordinadora. Espero estés bien del esguince.

    Un abrazo y enhorabuena a Manolo que ya le queda uno menos

    Alberto

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    1. ¡Alberto, no sabes cómo te hemos echado de menos! Pero sabemos que tampoco paras en tus viajes y como bien dices, no siempre podemos coincidir.
      Como has podido leer, Carmen lo ha organizado maravillosamente. Y las personas que hemos estado, hemos disfrutado de todo: compañía, alojamiento, comida y senderismo -quien ha podido, claro.
      Mi pie está mejor. Le transmito a Marido tu felicitación.
      Un abrazo. ¡Y gracias por asomarte por aquí!

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  2. Concha, qué bonito viaje y que reflexiones tan sabias

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    1. Gracias, cielo, la verdad es que así ha sido...
      Un abrazo.

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  3. ...y ademas estas guapísima!!
    Gracias por compartir tu viaje, he disfrutado leyéndote y viéndote.

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    1. ¡Ja, ja! Cariño, dicen que la cara es el espejo del alma ¿será verdad?
      Gracias por tus palabras y te envío un fuerte abrazo.

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  4. La mujer elegante de las piernas estupendas jajaja , espero que ya estes mas recuperada, eres una ardilla de categoria y a pesar de la lesión no has perdido el tiempo, fijate a la cantidad de personas que nos has brindado tu alegria y energia, un enorme abrazo

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    1. Esos ojos con los que me miras llevan el cristalino de color rosa, preciosa, y si te hubiera conocido antes... de joven me hubiera gustado ser como tú ¡ja, ja, ja!
      Gracias por TODO.

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  5. Bueno, a pesar de mi separación del mundo de los blog sabes que sigo siendo tu fiel seguidora y no solo en este mundo blogero!

    Un maravilloso viaje que como siempre sabes transmitir muy bien!

    Un beso muy grande!

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    1. ¡Ay, amorcito, qué alegría leerte por aquí! Fiel seguidora... ja, ja... (esto es una NUERA, ¡si señor!)
      Besitos, cariño.

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  6. Genial corazón, lo que mas me gusta es verte feliz y contenta, es lo más elemental que posee el ser Humano.
    Felicidades por estas esperiencias tan maravillosas, es lo que te mereces.
    Con amor.
    Carmen*

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    1. Gracias Hermana. Feliz y contenta... al final se convierte en una actitud de vida. Ver la belleza en todas las cosas está al alcance de cualquiera.
      Te quiero.

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  7. Magda Silvestre18/8/12, 21:00

    Me maravilla como transmites tus experiencias,lo explicas tan bien,que las haces vivir a los que te leemos,y que memoria ¡Dios mío¡ no se te olvida nada,te acuerdas de todos los nombres por donde pasas,¡genial Concha¡

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    1. ¡Ja, ja, ja! Magda de mi corazón. Ademas de disfrutar con intensidad de cada momento, llevar una libreta y un lápiz es una buena forma de que no se me olviden los nombres. He tenido tiempo para todo, hasta para hacer anotaciones.
      Gracias por tus palabras. Un abrazo.

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