Hace poco más de dos años que lo conocí en Madrid
donde acudí a un seminario suyo “El
nacimiento al alba de un nuevo paradigma”. Y me cautivó especialmente
porque muchas de las cosas que allí decía afianzaban lo que yo sentía.
Ahora en este nuevo seminario celebrado en
Valencia “De la gestación al nacimiento”,
habiendo pasado el tiempo, con la experiencia que voy adquiriendo como Doula y
con la que me proporciona el propio crecimiento personal, sigo compartiendo muchas cosas a pesar de que puedo
entender que no sean políticamente correctas para otras personas que se mueven
en torno a estos temas de maternidad.
Y es que él,
Michel Odent, no parece el típico
hombre-médico “políticamente correcto”
cuando afirma que una mujer para parir no necesita a nadie que intervenga en el
proceso ni nada que la distraiga de su estado de irracionalidad.
No voy a exponer sus teorías y estudios, porque
son muchos y los desconozco en gran parte y porque para saber de ello hay
bastantes libros editados. Pero sí quiero decir cómo me he sentido cuando le he
escuchado hablar metiendo en el “mismo saco” a las matronas y a las Doulas…
colocando a cada una en su sitio pero desde una colaboración respetuosa y
fructífera.
Cuando Michel Odent se refiere a las Doulas nos
nombra como las protectoras de la mujer de parto porque para él (y confirmo mi
acuerdo en esto también) la Doula NO
interviene en el proceso, sino que vigila de manera atenta y silenciosa a la
madre, sabiendo leer los signos y señales que ésta emite, sabiendo anticiparse
a sus deseos y necesidades. Claro que él concibe a la Doula como la MUJER
experta en partos (en los suyos propios ya que él considera que una Doula ha de
ser madre) y en los de otras mujeres a
través de la experiencia adquirida…
Cuando habla de las hormonas y de cómo estas
inciden en la mujer de parto, habla de la adrenalina y, entre otras
situaciones, de cómo un padre puede vivir una situación de tensión extrema, con
unos niveles muy altos de adrenalina (cosa lógica y normal pues está viendo “sufrir”
a su persona amada…) que lo conducen a situaciones de auténtico peligro para su
integridad física. De cómo estos niveles altos de adrenalina y testosterona son
incompatibles con la segregación de su oxitocina y de qué forma afectan a la producción de
oxitocina natural en la mujer que está de parto. Y comenta casos reales que me
dejan estupefacta…
Ante cuestiones referentes a la creciente
incidencia en la inducción de partos y de cesáreas programadas frente la
posibilidad de una gestación demasiado larga, apunta algo tan sencillo como
hacer una averiguación para saber la fecha de la concepción y desde ahí,
relajarse ante la posibilidad de pensar que un bebe intrauterino está “pasado
de fecha” y necesita ser inducido a que nazca con muchas posibilidades de
terminar en una cesárea innecesaria... ¿Qué sencillo, verdad? Pero claro, esto
por ser tan fácil es, precisamente, rechazado.
Embarazos gemelares, métodos de inducción al
parto, oxitocina sintética, estreptococo B positivo, cesárea selectiva, rotura
prematura de membranas, parto vaginal después de cesárea, microbiología
bacteriana en flora vaginal, intestinal y en la leche de madre… temas que ha
tratado desde una absoluta normalidad sin minimizar los posibles riesgos pero
con una visión tranquilizadora muy alejada de la que ofrece la gran mayoría de
la medicina convencional a las madres ante alguna de estas situaciones.
No me canso nunca de repetirlo: soy Doula y no
emito opinión cuando estoy con una mujer embarazada respecto a un tema que no
me concierne, pero SÍ que quiero estar informada en cuanto a estos procesos
porque forman parte de mi responsabilidad y de mi compromiso de formación continua,
porque necesito saber donde me muevo, porque necesito tener herramientas y
utilizarlas, si llega el caso, derivando a personal cualificado.
La lástima es que, como también suele ser habitual
al menos en mi ciudad, en toda la sala había solamente dos ginecólogas, varias
matronas, otras profesionales relacionadas con el embarazo (yoga, fisioterapia
y suelo pélvico) y mayormente Doulas… y además, las mismas que nos solemos
encontrar en formaciones varias.
Y es que entiendo que no debe de resultar muy agradable
para un ginecólogo-obstetra escuchar a otro tirando por tierra sus “montajes”
en torno al nacimiento. Y lo mismo les debe de suceder a algunas matronas
intervencionistas cuando escuchen decir que ellas no han de hacer más que…
observar hasta que el bebé haya nacido.
Estas jornadas con Michel Odent han sido
infinitamente gratificantes y como he comentado antes, me reafirman en la Doula que soy, porque tengo
muy claro cuál es mi lugar, porque como él bien dice, mi inclinación es a ser la Doula que teje y observa, durante el parto, silenciosa desde un rincón de la
sala…
Gracias Michel Odent, ha sido un placer compartir
estar horas. Y gracias por las palabras que nos ha dedicado a las presentes,
por hacernos creer importantes, por animarnos a practicar el bilingüismo para
saber expresarnos y comunicarnos con el resto del mundo desde el amor… y la ciencia,
conjuntamente.
Joer! Me dan ganas de tener otro niňo!!!!!!
ResponderEliminar¡Ay, mamífera paridora! Si es que aún estás bajo los efectos del chute de oxitocina -natural- de tu último parto, ja, ja...
EliminarUn abrazo perla, y gracias por lo que me has permitido compartir contigo.
Qué envidia... Pese a haberme preparado para un parto respetado, y haber elegido un hospital con relativa fama, me tocó una matrona que nada más verme ya me quiso "romper la bolsa"... Es un recuerdo agridulce, con mi bebé en brazos.
ResponderEliminarLo lamento, el tema de las matronas sigue siendo una "lotería"... te toca, la que te toca... y aunque a ellas les cuesta reconocerlo, todavía hay muchas -demasiadas- por actualizar y reciclar en muchas cuestiones.
EliminarPor suerte, hay otras que están dando buenos ejemplos de trabajo respetuoso y digno. Espero que a las nuevas generaciones de matronas no haya nada que cuestionarles...
Gracias por tus palabras.
Saludos.