El
que ser Doula no sea una profesión ni reconocida ni homologada no quiere decir que quienes lo somos no merezcamos
respeto, hacia lo que hacemos y hacia nuestra persona en sí.
Porque
en este papel de Doulas estamos justo al
lado de la madre que nos ha escogido libre y conscientemente para que la
acompañemos en SU proceso de maternidad, sea cual sea.
Recientemente he tenido varias entrevistas con madres y padres que buscaban una Doula…
Y al preguntarme sobre el acompañamiento hospitalario en el momento del parto,
me vino a la mente este hecho pasado.
Vuelvo
a este blog-confesionario para relatar algo que sucedió hace algún tiempo. Reconozco
que me dolió en cuanto al desprecio hacia
la voluntad de unos padres, hacia mi
figura de Doula y por el menoscabo
que sufrí como persona acompañante con una parte física y terrenal innegable.
Hago
un inciso para comentar que, aunque pueda parecer extraño, bastantes más hombres de lo que se cree NO quieren estar presentes
justo en el momento del nacimiento de sus hijxs, por muchos y variados
motivos. Desde esta corriente en la que se pretende que madre y padre compartan
a partes iguales una serie de obligaciones y responsabilidades, algunos padres se sienten obligados a
presenciar el parto de su compañera sin ser capaces de decirles que no por
temor a no ser comprendidos. Pero también
bastantes mujeres NO quieren que sus parejas estén presentes y no son capaces
de verbalizarlo…
Esto ES una realidad.
Cuando
contactó conmigo esta futura madre, me dijo que, entre otras cosas, esperaba de mí que estuviera con ella en el
parto pues su marido NO quería estar
presente y ella TAMPOCO quería que él estuviera a su lado. Ambos lo tenían
muy claro, hablado y requetehablado. Y así lo
hicieron constar en SU plan de parto que habían entregado en el hospital y donde
figuraba que yo (con nombre y apellidos) estaría con la madre hasta que el bebé
hubiera nacido que sería cuando entraría el padre.
Desde
que llegamos al hospital, estuvimos los tres en la habitación. El padre entraba
y salía, yo permanentemente junto a la mujer, para lo que ella pudiera
demandar. Simplemente aportando
presencia y tranquilidad, pues era que ella necesitaba.
Cuando
la bajaron a la sala de dilatación-paritorio, yo estuve con ella y como las
horas transcurrían lentas, su pareja entró en una ocasión mientras ella estaba
todavía bastante serena, saliendo al poco para que entrara yo y permanecer allí
hasta el final acordado.
La
madre estaba llegando al final del proceso de parto, la matrona pendiente del
bebé que estaba coronando y yo con ellas. De pronto entró una mujer con batablanca, altiva y maleducada, pero
nunca supimos quien era –pues tan siquiera
se presentó ante la mujer que estaba siendo protagonista del nacimiento de su
hijx- y se puso a darle conversación a la matrona. Ésta, muy discreta,
intentaba no seguirla pero aquella otra insistía y le hablaba de cosas que nada
tenían que ver con la situación, y además, lo hacía a voces.
El
bebé no terminaba de descender y el ginecólogo decidió trasladar a la madre al
paritorio-quirófano por si había que instrumentar (ventosa). La madre les pidió que me permitieran ir
con ella, pero yo sabía, por experiencias en circunstancias similares, que
no puede ser hasta que confirman que todo está yendo bien, que no es necesario
intervenir y entonces sí que me permiten el acceso junto a la madre.
La
matrona le dijo que enseguida me llamarían, pero la susodicha batablanca, me dijo de forma tajante “usted se queda” y supe
que NO volvería a estar junto a la madre en lo que restaba de parto.
Apenas
habían pasado cinco minutos cuando
batablanca vino a preguntarme por el
padre y a decirme que la madre quería que estuviera con ella. Sinceramente lo
puse en duda y le pregunté a la mujerencuestión
si esas eran palabras de la parturienta,
y me dijo que si, tajante ella. Yo insistí ¿está
usted segura de que esas palabras han salido de su boca? Y me dijo “sí,
dígame donde está el padre porque va a entrar él en el paritorio”.
Le
respondí que estaba en la habitación, esperando según lo acordado.
Se fue, lo llamó por teléfono, el bajó
asustado, nos cruzamos por el pasillo, me preguntó nervioso qué estaba pasando,
le dije que lo desconocía y desapareció… pasados unos 20 minutos, como no sabía
nada de qué estaba sucediendo, me marché a mi casa.
Cuando
volví por la tarde, la madre me relató la versión de los hechos. Esta batablanca le preguntó a la madre en el
paritorio quien era yo y ella le dijo
que su Doula y pidió que me dejaran entrar. La señoraequis le insistía en que si no prefería que entrara su marido…
y la madre le decía que no, que su Doula… pero terca cual mula ella a lo suyo…”pues
es mucho mejor que entre tu marido…”
La
madre estaba en el momento del expulsivo, se sentía sola en cuanto a la
presencia de personas conocidas y queridas, no sabía qué estaba pasando con su
bebé que no terminaba de salir ¡y esta mujerbatablanca
insistiendo, machacando en que era
mejor que estuviera el marido… ! Finalmente, la madre, cansada y asustada le dijo
que entrara alguien, quien fuera, pero por favor que entrara enseguida pues no
estaba para discutir más…
Cuando
aclaramos lo sucedido, no podía dar crédito. En primer lugar nunca supimos quien era esta señora ni qué
autoridad tenía para infantilizar de esta manera los deseos de una mujer de
parto, deseos que además estaban por
escrito en un documento que tiene cierta fuerza pues es donde se expresan los
deseos de unos futuros padres en cuanto al nacimiento de un hijo.
La normativa en los hospitales (excepto
en algunos del País Vasco y de Cataluña, más avanzados en cuanto a la
humanización del nacimiento) permite que
la madre de parto este acompañada por una persona, por la que ella desee.
En
esta ocasión yo había sido la persona elegida, y soy Doula, pero podía haber
sido una amiga, su madre, una vecina… o la panadera de la esquina. Eso es algo
que NO concierne a los sanitarios
siempre que la persona en cuestión sea respetuosa con el personal, con las
instalaciones, con el proceso, con la madre… y yo lo soy, siempre lo he sido. Por
tanto, ha sido esta buenaseñora quien no ha respetado las normas pero sobre
todo, quien no ha respetado a las personas.
Ni a los padres, ni a mí, alguien que acompaña.
Afortunadamente
este ha sido un hecho aislado, no me había pasado antes y desde entonces no se
ha vuelto a repetir.
Los
padres no quisieron hacer averiguaciones de quien había sido este personaje y es algo que a mí tampoco me
corresponde. Pasó… y pasó. Lo tomo como una experiencia más, de las que forman
grupo junto a las poco agradables.
Cuando
se habla de respeto hacemos mención a lo que queremos para nosotrxs mismxs pero
difícilmente se puede dar aquello de lo que se carece. RESPETO es una palabra muy manida, se utiliza
muy a la ligera sin pensar en todo lo que puede encerrar. Respetar a una
persona es tomarla en consideración, es valorarla y amarla, es aceptarla como
es y en sus deseos. Es, en definitiva, tratarla como a una misma le gusta ser
tratada.
Por fortuna las cosas
están cambiando
en el ámbito hospitalario, algunxs profesionales están tomando conciencia de
las necesidades de quienes allí acuden por cualquier motivo. Mucho personal
sanitario acude a talleres de formación emocional, de tratamiento y de
crecimiento personal…
Ojalá que llegue el
momento en que cuando alguien entre a un hospital sea atendido con la
amabilidad, la dulzura, la atención y el RESPETO que merece.
Yo, en ello confío.
Lo que digo yo, el día de tu parto es precisamente el menos indicado para que te toquen las narices. Por eso me voy a un hospital de parto respetado (en el de mi ciudad se dan estas cosas y peores).
ResponderEliminarY es alucinante que una persona cuya presencia está concretada no pueda entrar.
Yo, aparte del pollo que monto, denuncio al hospital si soy esta madre. A ver por qué si el chaval no quería entrar y la madre no lo quería allí por las razones que fueran nadie contravino ese deseo.
Increíble.
19+4
Increíble!!
ResponderEliminarsi tuviesen un poco más de valor estos padres ( y seguramente que algunos más que ellos), y hicieron lo que « deberían» de hacer, que es --denunciar, hacerse !!, seguramente que el proceso del respeto y valor hacia DOULAS sería mucho más rápido!!