…Y
debe de ser conscientemente escogida. Porque no todas las mujeres quieren ser
madres, no todas las maternidades son vividas como gratificantes, ni todas las madres las viven como la mejor
experiencia que les ha sucedido nunca. Esto es una realidad, porque fuera de
este mundo de la crianza respetuosa hay otras realidades, y aún dentro de ella, cada mujer ES madre
arreglo a como ha sido hija, como mucho cambiando algunos patrones desde la
toma de conciencia y con un trabajo personal constante.
Nadie
ha dicho que ser madre sea fácil. El otro día, una mujer a la que acompañé
durante su embarazo y su parto, me dijo que llevaba 15 días sin dormir
tranquila, justo los días que tenía su bebé. Y que eso no se lo había dicho
antes. ¡Pues claro que no! Por muchos y variados motivos, siento que no es
apropiado decirle a una futura madre que a partir del momento en que nazca su bebé no volverá a dormir varias horas seguidas durante muchos años, que ya nada
va a ser igual. Y no creo apropiado
anticiparme porque no son los hechos, sino la manera de vivir cada persona esos
sucesos.
Cierto
es que los bebés se despiertan por las noches y reclaman alimento, tanto si son
amamantados como si toman biberón. Cierto es que sus necesidades han de ser
atendidas y ellos no entienden de horarios, ni entienden que su madre está
cansada y necesita dormir. Cierto es que la carga de responsabilidad, la total
presencia, los desajustes hormonales y muchas más circunstancias producirán
cambios que cada madre, inevitablemente, vivirá a su manera.
La
experiencia de la maternidad, como todas las experiencias, es única aunque como
seres humanos tengamos unas expectativas y unas actuaciones como denominador más
o menos, común.
Para
algunas madres amamantar, colechar… supone un grandísimo esfuerzo que las puede
llevar a tal agotamiento que vivan su maternidad como algo extremadamente duro
cayendo incluso en una depresión posparto.
Para otras, estas experiencias son tan gratificantes que permanecen en
un constante estado de beatitud ¿y qué pasa? Pues nada, que tan madre es una como
otra y ambas tienen derecho a sentir y a vivir sus emociones, sus experiencias.
Y a expresarlo, si les apetece.
La
maternidad como hecho fisiológico es una revolución hormonal y a nivel cerebral
también lo es. Pero luego está la experiencia vivida, el propio nacimiento, la
infancia, la adolescencia y la madurez de la mujer que se convierte en madre. Y
TODO forma parte de ese todo. Por tanto, afirmar categóricamente que la
maternidad es una experiencia única, maravillosa, gratificante y todos los
adjetivos que la ensalzan elevándola al más alto grado de placer, es un gran
error porque pone el listón muy alto en otras madres que quieren inmiscuirse de
lleno en esta crianza y que si no la alcanzan, se convierte en frustración.
Ser
madre es una etapa más en la vida de la mujer que así lo ha decidido, una etapa
que no termina NUNCA. Parece que cuando hablamos de maternidad nos centramos en
esa etapa en que los niños son pequeños, esa etapa donde prima el amor
incondicional y todo lo vemos con mucha luz. Sin embargo, detrás de las luces
hay sombras.
Magnificar
experiencias no es la mejor forma de alentar a vivirlas y mostrar lo que puede
tener de negativo, tampoco. La maternidad
se vive, se siente, se disfruta y se sufre. Cada cosa a su tiempo y sin sacar
las cosas de su punto, porque así como cada mujer es única, su maternidad
también lo es.
Me ha gustado mucho esta entrada. La verdad que todas las madres te cuentan lo maravilloso que es el hecho de ser madre, pero nadie te dice que para cada mujer es diferente y que, en ocasiones, es duro. Yo tengo ganas de ser madre, pero hay algo que me frena por eso no consigo dar el paso. Tengo muchos miedos e incertudembres y mis amigas me dicen que es normal. A veces pienso que si lo planeo tanto nunca voy a dar el paso y no me gustaría perderme esta experiencia por nada del mundo.
ResponderEliminarGracias por tus consejos Concha te sigo y me encantas!
Gracias por tus palabras, aunque no sepa quien eres...
EliminarLa verdad es que hemos llegado a un punto en el que parece que si una mujer no es madre y vive la maternidad de una forma idílica, queda apartada del resto de la manada. Y nada más lejos de la realidad.
He conocido a mujeres maravillosas para las que ser madre ha sido muy duro y no quiere decir que no amen a sus hijos como a su vida.
Magnificar los hecho no es bueno. Ni todos los partos son orgásmicos ni todas las maternidades son gratificantes. Y no por ello somos peores mujeres.
Vuelve cuando quieras ¡me encantará saber que opinas!
Un abrazo.