Gracias a que este fin de semana de formación ha
sido realmente nutritivo, gracias a que he estado con una psicóloga y una matrona
cercanas, profesionales y muy empáticas, me encuentro con ánimos para escribir
estas letras, tal vez las últimas… porque estoy
realmente agotada moralmente.
Quiero decir, antes de continuar, que considero que la matrona es la profesional
cualificada para atender el parto normal, ya sea en hospital o en casa. Que
considero importante la atención y el cuidado que proporcionan. Y que considero
que, posiblemente, sea la profesión más
bonita del mundo: ser testigos de la continuidad de la Vida es un regalo
maravilloso. Por tanto no tengo
ninguna animadversión hacia ellas como personas individuales. Otra cosa es
lo que a través de un colectivo y desde lo que supone la fuerza del grupo, se
puede llegar a hacer.
Dicho esto, intentaré ser concisa.
Dos personas me han dicho en esta semana que por
escrito doy la imagen de ser muy… borde, y lo lamento porque para nada soy así ni es esa mi
intención. De hecho, una de ellas me ha conocido personalmente y me ha dicho
que no tengo nada que ver a cómo se me percibe a través de la palabra escrita,
lo cual hace que me plantee si realmente
es lo que yo digo… o lo que la otra persona, percibe.
Sé que algunas matronas están molestas conmigo. Sé que la entrada
anterior a ésta se está comentando por muchos sitios, por grupos, por
colectivos, que se me menciona por aquí y por allá. Algunas matronas, también, han dejado comentarios en mi blog
que cuando termine de sacar esta entrada voy a responder. Comentarios, algunos
desagradables pero que a pesar de todo, publico y contesto. Y puedo llegar a
comprender su malestar porque yo estoy
en la misma situación pero a la inversa defendiendo aquello que hago y en lo
que creo, con la única diferencia de que yo no he insultado a ninguna
matrona en sus páginas personales, en sus perfiles de facebook, en sus correos privados… sin embargo, yo sí he recibido escritos desagradables
y amenazas. Diferencia importante que demuestra hasta qué punto la
situación se está sacando de su sitio.
No me gusta emplear la palabra lucha porque
implica que alguien debe de perder y considero que en el peor de los casos, quien pierde son las mujeres, las madres.
Estas diferencias de opiniones, estos miedos, estas acusaciones, surgen desde el desconocimiento, estoy segura
de ello. Y espero que algún día se alcance un entendimiento pues, aunque es
posible que yo no llegue a disfrutar de ello, tengo dos nietas y creo que si deciden ser madres deberán de tener
todo el derecho a elegir por quien quieren estar acompañadas en sus partos, además de por su matrona.
Poco más quiero añadir, excepto que como en todas
las profesiones, hay matronas que hacen muy bien su trabajo y quién no. Testimonios
de partos contados por las propias madres hay bastantes, solamente es cuestión
de leerlos. Y no se puede juzgar a un colectivo porque una persona no haya
hecho bien su trabajo...
Sin embargo, por suerte para mí y para las madres a las
que he acompañado en sus partos, las
matronas con las que he tenido el privilegio de compartir nacimiento, han sido
de las mejores, de las más respetuosas, profesionales como la copa de un pino,
y amorosas y empáticas por encima de todo.
Tengamos cordura, enterremos las hachas de guerra
y trabajemos por cambiar el nacimiento, porque como dice Michel Odent,
cambiaremos el mundo.
Desde ahora mi palabra va a quedar callada, no
tengo más que añadir. Quien quiera algo de mí, que me busque. Si una matrona
quiere saber qué hago, que me contacte. Si una madre quiere que la acompañe, ya
sabe donde estoy.
Francamente, estoy cansada. Se acabó la
estrategia, ahora, cada palo que aguante su vela.
ufff amama, corroboro que no eres borde, para nada, si eres la amabilidad y sonrisa en persona!! pero claro, escrito, no se te ve! tendría que ser video blog (pero no se te ve ni a ti ni a nadie, no es lo mismo escrito que visto y oido). Las que escribieron cosas desagradables, pues imagino que no serán así....Yo te doy todo mi apoyo, y entiendo perfectamente lo que quieres decir, y ojalá ojalá hubiera tenido junto con mis matronas (maravillosas, un encanto, dulces, atentas, profesionales... pero con un ratio de 1:10) una doula conmigo, que seguramente todo hubiera ido igual, pero los nervios, los miedos, los días malos y cansados hubiera estado conmigo. Y hubiera sido el tándem perfecto - y yo, una privilegiada.
ResponderEliminarun beso fuerte, Concha.
Todo mi apoyo en estos momentos dificiles
ResponderEliminar