En esta página iré plasmando las experiencias de algunas mujeres que han sido acompañadas por mí durante su embarazo, en su parto, en su lactancia, en procesos de maternidad...
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Siempre he dicho que para mí ella es LA DOULA, todo lo que representa, una mujer con un bagaje, con una experiencia vital, conectada con la vida, con la tierra y con el Universo, madre de tres hijos y abuela de otros tres nietos a los que adora.
Agradezco a Concha, por toda su sabiduría, fuerza, ternura y por el apoyo emocional y espiritual desde que la conozco. Y a Laura Fabra por haberse dirigido a mí y por la recomendación de contactar con una Doula".
Sé que sin ella a mi lado no hubiera aguantado todas las horas, esas 43 horas de trabajo desde las primeras contracciones hasta que nació mi hijo.
"¡Hola Concha!
...Estaba en dilatación completa. Lloré, agradecida, feliz, lo íbamos a conseguir, mi marido se mantenía a mi lado en todo momento, y a Concha no la dejaron pasar por los dichosos protocolos, pero sabía que estaba en la puerta de paritorios atenta a cada paso que dábamos...
A veces ocurren cosas sinsentido que sacan de sus casillas al más equilibrado de los seres. Por la noche, a las 23 h y en una autovía como la del Mediterráneo, la circulación estaba prácticamente parada. Había mucho vehículo, muchos camiones y apenas avanzábamos. ¡¡Estaban de obras!! El corazón se me subía a la garganta…
Es sabido y estudiado que escuchar, leer relatos de partos tiene efectos positivos para las mujeres, tanto para quienes lo cuentan, como para quienes los leen.
......Muy resumida, ésta es la experiencia de una madre primeriza en su parto. Como ella me ha dicho, la finalidad es que otras mujeres sepan que sí se puede, que a pesar de la dureza de los momentos, se puede parir sin epidural ¡y con oxitocina sintética!
...Lo mejor fue la presencia de Concha, la luz en un camino largo, a veces estrecho, empinado y lleno de piedras.
“Ha dicho que vaya a la ducha... es imposible que llegue hasta allí, duele demasiado... claro que llegarás, poco a poco, te sentirás mejor… ¿Sentarme en la pelota? Imposible... sí, tu puedes… ¡Uiii!, me está viendo el culo medio hospital, a ver si me tapo... pero qué más da el culo si duele tanto… El móvil, donde está, tengo que avisar a mis padres... ¿tengo padres?... creo que Concha me lo va escondiendo para que no me distraiga con él… Un tacto, no puede ser, voy a gritar a la matrona que ni se le ocurra, esa zona no se puede tocar... no sirve gritarle, lo va a hacer de todas formas... Es injusto, ella toca a mi hijo y yo no... ¿tiene pelos en la cabeza, o es calvito? ¡pero qué mareo y qué náuseas… ! ¿Cómo puede ser que Concha no haya comido nada? estará muerta de hambre…ahora no hay contracción respira y duerme un poco... ¡pero si duele todavía!… Sí, Concha, vete a cenar tranquila... ¿pero ¿cómo le dices que se vaya, si me voy a morir en cualquier momento?"
... ¡¡Ahhhhhhhhhh!! ya todo me parecía una única contracción. “Qué bien, contracciones productivas”, me animaba Concha. “¿Eso significa que las otras eran para nada, tanto dolor?”, pensaba yo.
Leer relato completo en Relato de parto en casa: el día que nació Lorena
Leer relato completo en Relato de parto: mi segundo hijo, Alejandro
...Sobre las 00:00 h aprox llegábamos al hospital de Manises y a lo lejos una enfermera me pregunta que como estoy ¡jajajaja como si no se viera nena! ¡¡estoy de parto!!
Leer relato completo en Mi segundo parto en casa: nacimiento de Renée
No quiero que termine. Y quiero quedarme sola.
Esta idea empieza a resonar en mi cabeza...
Me levanto y miro el móvil, veo sin desbloquearlo que Bruno me ha enviado la ubicación en directo (eso significa que está de camino), en veinte minutos está en casa. Mientras camino hacia el comedor de forma lenta, me viene una ola… la bailo… llego al comedor… otra… me agarro al piano, ¡¡aaaaaahhhhhhhhhhmm! (suena como si hubiese tenido un orgasmo, sonrío).
Así caí al suelo, todavía agarrada de los barrotes de madera, y apretándolos con fuerza, desde mis entrañas y empujando sin poderlo controlar, grité, más bien gruñí – ¡Llama a Cooooonchaaaaaaa! - Bruno me mira desconcertado - ¿Qué pasa cariño?, no puedo hablar, solo gruñir, ¡Llamalaaaas a tooodaaaaaaas! ¡estoy empujaaaandooooooo!
¿Qué ha pasado?
...El cuerpo de la mujer es una máquina preparada con todo lo necesario para realizar este milagro. Lo único que necesitamos es tomar consciencia de él, escucharle y dejarle hacer, sin prisas, sin artificios, sin expectativas y sobretodo sin pensar, desconectar para conectar"...
Conocí a Concha en esta búsqueda. Apenas hablé con ella me sentí contenida y bien acompañada, guiada e informada, pero con libertad de elegir sin ser juzgada...
Finaliza la Semana Mundial por un Parto Respetado 2020 y yo lo hago compartiendo el relato del segundo parto de Laura, quien, amablemente me lo ha enviado desde Colombia para tal fin. Cuando se habla de acompañamiento, quedan muchas lagunas, porque hay muchas maneras de acompañar...
Acompañar como DOULA es estar junto a una mujer de parto, en su estado más salvaje y mamífero, sin intervenir, sin apenas hacer nada, respetando su proceso y sabiendo que, solamente ella junto a su bebé son los protagonistas de esta historia de amor incondicional. Par mí, es un verdadero regalo, un disfrute, una vivencia que yo, como mujer y doula, gozo desde el fondo de mi útero.
Gracias, Laura y Anahí por regalarme esta experiencia. Gracias Samuel, por permitir a tu compañera que llevara a cabo sus deseos.
Cuando nos encontramos por primera vez, me dijo que no tenía miedo al parto, sino que temía a los protocolos hospitalarios, a no ser respetada, a no ser tratada como ella quería. Como si tuviera una premonición...
Me habréis visto decir cientos de veces lo afortunada que me siento, porque es verdad, absolutamente. Compartir momentos íntimos, emociones, miedos, ilusiones y esperanzas con una mujer embarazada, estar con ella en su preparto hasta donde los “protocolos” hospitalarios me permiten y seguir a su lado viendo cómo crece su bebé es un regalo de los cielos.
“Miércoles 22 de septiembre. Han pasado 7 días desde la fecha probable de parto. He hablado mucho con Concha, mi Doula, sobre este tema. La fecha probable de parto es solo eso: probable. Sé que no debo agobiarme, “Río nacerá cuando esté preparado”. Pero yo soy sietemesina, y en algunos países dicen que eso va acompañado de una impaciencia innata que mi hijo pondrá a prueba desde mis entrañas.
A las 21:00 h empiezan las contracciones. Son soportables, las llevo bien, estoy emocionada, contenta, aunque algo dentro de mí sabe que todavía falta mucho. Lilo (mi pareja) duerme, yo no quiero estar sola, y aunque entiendo que él debe descansar porque le esperan muchas horas a mi lado, me enfado. No lo muestro, pero me enfada su calma antes de la tormenta. “¿Cómo puede dormirse?”
Bajo a casa de mi madre, el dolor se hace más intenso, tengo ganas de llorar. Mi madre me cuida, me habla suave, con amor, me acompaña y disimula su preocupación. Yo también disimulo, sonrío y sólo pienso en Concha, sé que con ella no hará falta disimular.
...Íbamos a esperar un poco para no precipitarnos, pero sale la sietemesina que llevo dentro y llamamos a Concha. “Esperemos a que las contracciones sean más regulares“
4:30h “Voy para allá”
Estoy en el sofá cuando abre la puerta con energía suave, le sonrío, me acaricia. “Acuéstate” le sugiere a mi pareja. Me siento mal por mi exigencia previa… que descanse, será lo mejor la noche va a ser larga…
...“¿Ya estoy de parto”? Pregunto. “Estás en preparto” contesta Concha con mucho amor. ¡Dios! Empiezan los primeros miedos, al tiempo que pasa, al cansancio, al dolor, al expulsivo...
...Llega el momento de irnos, Concha y Lilo recogen con prisas, me ayudan a vestirme. Mi madre está abajo, con los ojos a punto de parir lágrimas que me contagia. “Qué hija más valiente tengo” me repite abrazándome. Era el chute que necesitaba. Voy a parir a mi hijo.
...Llegamos al hospital y nos despedimos. Veo en los ojos de Concha su deseo de quedarse conmigo…Me ha acompañado todo el embarazo, ha puesto nombre a mis inseguridades, es la persona que más sinceros “¿cómo estás?” me ha preguntado. Sabe que debemos confiar en un sistema que no siempre nos respeta…
Concha no se va a separar del teléfono en las próximas 18 horas, que es lo que tardará Río en nacer.
...No sé si fue el óxido nitroso o el cóctel hormonal lo que me hizo no recordar las cosas nítidamente a partir de este momento. Tengo “flashes” de besarle las manos a las matronas y de odiar a las ginecólogas que entraban a amenazar con protocolos temporales absurdos.
...De madrugada esa calma ya no es tan absoluta. Empiezan a entrar más, las ginecólogas se impacientan. Ya hemos oído la palabra “cesárea” unas cuantas veces, pero las matronas saben que no la quiero, se han leído mi plan de parto y además no es necesaria.
Me van a poner oxitocina, y epidural. Pienso en Concha. Lilo habla constantemente con ella, y eso me tranquiliza.
“Vale, estoy muy cansada, pero que me pongan poquita, quieto notarlo”.
Concha me decía siempre que vamos a hacer todo los que esté en nuestra mano para que el parto se parezca lo máximo posible a cómo lo queremos, pero hay situaciones que se nos escapan, y ahora con la distancia pienso que la oxitocina y la epidural me salvaron de una cesárea.
La cabeza de Rio no bajaba, estaba de 9,5 cm y se había estancado. El protocolo decía cesárea, pero las matronas me “salvaron” cambiando las horas de los tactos protocolarios, para ganar tiempo.
Después de mucho movimiento, mucha luz, y mucha gente entrando y saliendo del paritorio, llegó la paz, el silencio. Sólo dos matronas que me hablaban suave y me decían lo bien que lo estaba haciendo. Todo iba despacio, sin prisas. Mi hijo estaba naciendo, no me lo podía creer. Me ponen un espejo, veo su pelo. Lo toco. Empujo, empujo. Empujo suave, soplando cuando va a salir la cabeza. “Empujas muy bien” me dicen. Sale la cabeza de Rio. La cara de Lilo es un poema, un empujón más y está fuera. Me lo ponen encima. Resbala mucho y huele raro, no consigo verle la cara. ¿A qué huele? ¿No dicen que los bebés huelen bien? Huele raro, no bien, eso vendrá más tarde. Me da miedo moverlo y todavía no le veo la cara. Me mira, con unos ojos que parece que saben algo que yo no sé.
“Ya está”, pienso, sin saber que esto acababa de empezar…
No sé qué hubiera sido de mi embarazo, mi parto y mi postparto sin una doula, sin Concha. Lo único que cambiaría sería que Concha nos hubiera acompañado también en paritorio, que mi pareja también hubiera tenido a alguien que le dijera que todo estaba bien, aunque yo gritara que me moría, alguien que velara por mi intimidad cuando el paritorio se llenaba de gente...
Mi hijo cumple mañana 4 meses y tengo una historia muy bonita que contarle sobre las Doulas..."
M.S. Mario, 15 de agosto de 2022
Leer relato completo en Mi segundo parto ¡ahora en casa!
Su marido me dijo que Mayte llevaba más de cuatro años preparando este parto, justo desde que nació su hija...
Ésta ha sido una gran experiencia de acompañamiento para mí pues, aunque todas tienen un rinconcito en mi corazón, acompañar un parto en casa cuando se trata de una mujer tan serena, tan segura, tan confiada… es un auténtico privilegio y una enseñanza de vida.
...“Durante mi primer embarazo asistí a las clases de educación maternal de la matrona e hice musicoterapia, yoga y matronatación para embarazadas, pero tenía miedo y no supe ni quise pedir ayuda ni investigar mucho, confiaba (inocente de mí) en que llegado el momento todo fluiría.
Mi primer parto no fue malo, pero sé que si me hubiera sentido más acompañada hubiera tomado otras decisiones. Ahora sé que el desarrollo del parto tuvo implicaciones directas en el sueño y el nerviosismo de mi cría, y también soy consciente de que si me hubiera preparado de otra manera para tal acontecimiento (sin culparme por ello, ya que no es mi labor, sino la de los sanitarios), el posparto hubiera sido muy diferente.
...Sabía que si en algún momento volvía a estar embarazada estaba en mi mano no volver a caer en los mismos errores.
Buscando y gracias a la recomendación de Laura Perales Bermejo (grandísima profesional), conocí a Concha, mi doula y una maravillosa persona.
Durante el embarazo ella me ha ayudado con todas las dudas que me han ido surgiendo, me ha apoyado en no firmar procedimientos informados del hospital con los que no estaba de acuerdo, aportando mi visión para intentar cambiar las cosas, ha calmado mis miedos, y en especial me ha apoyado en discernir sobre la posibilidad de tener un parto en casa, sin influir en mi decisión, pero aportando información sobre los pros y contras y dándome confianza en mí misma y mi valía como mujer y madre.
Porque sabía lo que no quería, aunque no podía imaginar cómo podía ser, finalmente, mi decisión (nuestra, con mi pareja) ha sido la más consciente que he tomado en mi vida: un parto en casa acompañada por mi marido, mi hija de 4 años, Concha y dos matronas también maravillosas: Teresa Huelga y Sandra Peiró.
Aunque lo que organizas no siempre se vuelve realidad, y la intuición de Concha sobre mi parto, al ser multípara, se confirmó: fluido y rápido.
Y un 14 de agosto, dos semanas antes de lo previsto, inició mi proceso de parto. Ya llevaba unos días muy pesada, pero es que el verano estaba siendo excesivamente abrasador.
...Ya por la noche, sin apetito, pero queriendo acompañar a mi hija en la cena, al no poder sentarme en la silla ni en la pelota es cuando fui consciente de que ya faltaba poco para tener a mi bebé en brazos.
...Qué sensación de dejar fluir tan bonita que no pude disfrutar en mi anterior parto a causa de las prisas y el miedo que me hicieron sentir a pesar de estar todo bien. Ahora todo fluía, con una mezcla de armonía, paz y rapidez, en el momento que tocaba, y sin intervenciones de personal ajeno a mí.
La rotura de aguas puso en alerta a Concha y a Dani. Ahí supe que las matronas no iban a llegar a tiempo, pero, aun así, seguía confiada. Días más tarde mi marido me confesó que se asustó tanto que estuvo a punto de llamar al 112, así que gracias Concha por acompañarle también a él.
...La cabeza ya asomaba y el pequeño estaba realizando los últimos ajustes para terminar de salir. Dani, preparado para coger al bebé en caso de que yo no pudiera. ¡Qué maravilla, poder tocar su cabecita a punto de estar al otro lado de mi piel! Mi niña mirando la cabeza de su hermano (por unos segundos, que tampoco quería perderse el capítulo de la TV). Y entonces, en un último empujón, Mario consiguió salir resbaladizo, pequeño y precioso, como no lo hubiera imaginado nunca. Se me escapó, pero pude cogerlo pasado un simple instante, de las manos de su padre, quitarle el cordón de alrededor de su cuerpo y llevarlo a mi pecho.
¡Qué momento, que felicidad!. Un nacimiento sano, sin mucho dolor, sin intervenciones de desconocidos, segura de mi misma, acompañada por quien quería, y feliz, tan feliz de sentir que yo lo había logrado, que lo habíamos conseguido juntos.
...Cuando llegaron las matronas, tomaron el pulso del cordón, y como todavía latía, dejaron que mi pequeño siguiera respirando y alimentándose por partida doble.
...Como resumen de mi parto, solo puedo sentir agradecimiento y plenitud.
Tengo la imagen de esos últimos minutos antes de ver la cara y el cuerpo precioso de mi bebé, de Concha en lo discreto, de Dani nervioso y de mi hija emocionada en sus cortas visitas.
Una de las dudas en pareja era si queríamos que mi hija estuviera presente. Después de haberlo vivido pienso que fue una decisión de lo más acertada. No sé si ella recordará el nacimiento de su hermano en unos años, pero sé que le ha ayudado a integrar su nacimiento de una forma más natural, y que quizá, en unas décadas, le ayude a vivir sus procesos reproductivos sin tantos miedos culturales ni tabús.
A mí me emociona sentir lo que logré y lo que vivimos en familia.
Y, por último, añadir que te permitas el lujo emocional de poner una doula en tu vida desde el mismo instante en que pienses en quedarte embarazada.
¡Gracias Concha! ....
Después de una pérdida hace más de cinco años, después de muchas pruebas, después de un diagnóstico de endometriosis y someterme a operación, después de visitar a nueve ginecólogos, con un diagnóstico de infertilidad (con la única posibilidad de intentarlo mediante ovodonación y donación de esperma), siempre buscando la oportunidad de quedar embarazada de manera natural... después de todo esto. sucede el MILAGRO.
En mayo del 2022 me hice la prueba de embarazo y aunque tenía un retraso de dos periodos, estaba bastante convencida de que daría negativo y que estos retrasos eran por la endometriosis. ¡Cuál fue mi mayor sorpresa y mi mayor alegría cuando vi que daba positivo!
...Había oído hablar de matronas, parteras y doulas. Al buscar información sobre doulas me encantó que ofrecían un acompañamiento emocional y un apoyo durante el embarazo y el parto, incluso después.
...Durante los meses de embarazo, mi doula venía a casa y yo podía hablar con ella de todas mis dudas y preocupaciones, ella siempre arrojaba luz y calma a mi mente y a mi corazón.
Fue muy tranquilizador para mi tenerla y poder contar con su sabiduría, con su presencia y con su amor. Cada duda, cada temor iba siendo hablado y liberado. Así poco a poco fui cogiendo más confianza en mí, en mis capacidades para dar a luz y traer una nueva vida.
...Agradecer también a mi cuerpo porque todo el embarazo fue muy bien, estaba tranquila y centrada preparándome para el momento más importante de mi vida… conocer a mi hija.
Y llegó ese momento, un 21 de diciembre de 2022, en el solsticio de invierno, mi brujita ya estaba con nosotros.
...El parto fue muy bien y muy rápido, una experiencia brutal para mí, donde conecté con lo más salvaje y poderoso de mi interior. Algo que me hacía gritar durante todo el proceso, gritar, soltar, liberar. Abrirme y fluir con las contracciones.
Recuerdo que la ginecóloga me dijo “ayúdala, ayúdala” refiriéndose a mi peque y eso me emocionó y aun conecte más, para abrirme y dar paso a Sara, incluso mentalmente pensé “venga, peque, nosotras podemos”. Esto no lo había contado a nadie y al ir escribiendo, me ha venido otra vez la sensación y emoción de ese momento.
¡Qué gran momento el traer una vida!, nace un bebé y nace una madre. No lo olvidaré nunca. Y creo que el tener a una doula y más a Concha, a mi lado durante el embarazo y en el parto, me dio esa tranquilidad y confianza de que era capaz de hacerlo, de que yo ya sabía, y de que quería vivir todo esto desde un lugar de serenidad y fortaleza.
Eso es lo que transmite y ofrece Concha, un acompañamiento desde el respeto, desde la escucha, ofreciéndote seguridad y comprensión, para que tú creas en ti y te sientas poderosa. Doy gracias a la vida por haberme cruzado con ella y gracias a ella por la labor tan bonita y necesaria que hace.
Pon una doula en tu embarazo y seguro que conectarás con tu poder interior y, sobre todo, nunca te sentirás sola.
C.W. Simón, 1 de septiembre de 2023
Leer relato completo en ¡Bienvenido Simón!
“Al momento de saber que estábamos embarazados y no siendo de Valencia nos imaginábamos nuestro parto acompañado amorosamente. Al no tener a nuestras familias cerca, la figura de una Doula nos resonaba para este único y especial momento en familia.
Concha estuvo presente respetuosamente desde el comienzo, guiándonos, compartiendo información de manera neutral y empoderándonos a tomar nuestras propias decisiones en cada paso de este maravilloso camino.
Durante el parto, fue para ambos (mamá y papá) un apoyo importante ya que nos cuidaba y acompañaba minuto a minuto hacia el nacimiento de nuestro primer bebé.
Incluso en el post parto, nos visitó en el hospital y en casa, recordando puntos a tener en cuenta, incluyendo lactancia y asegurando que estábamos bien en todo momento.
Gracias por doulearnos tan amorosamente y por compartir con nuestra familia tu sabiduría y presencia.”
Carolina, Fabrizio y Simón
S.P. Oliver, 7 septiembre 2023
Leer relato completo en Cesárea necesaria. El nacimiento de Oliver
"A partir de LA noticia, mi mundo explotó. Tenía muy claro que no quería ser madre. Ahora, tengo la certeza de que solo quiero ser mamá de Oliver, y le estoy muy agradecida por venir a mi vida sin pedir perdón ni permiso. Sin embargo, en ese momento necesitaba prepararme en pocos meses para el mayor evento de mi vida.
Así que, busqué Doula por internet. Gracias a mi profesión como sexóloga, conocía la figura de Doula y su importancia en el acompañamiento durante el embarazo y el parto.
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Yo tenía pánico a parir en un hospital, pero ella me hizo entender que todo lo que sucedería sería trabajo de mi cuerpo y de mi bebé. Me dio muchísima paz saber que, cuando todo el proceso empezara, ella estaría cerca a golpe de teléfono.
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Nos mandó al hospital cuando, como una maravillosa bruja, solo con leer mi cuerpo supo que el bebé no venía bien colocado (no me lo dijo en ese momento, pero después me enseñó sus apuntes) y no se equivocó. Horas después, Oliver me convirtió en mamá a través de una cesárea necesaria.
Aprovecho este escrito para agradecer a Concha su trabajo y cuidados desde que nos conocimos, y para reivindicar que me habría ahorrado dolor físico si la hubieran dejado entrar en el paritorio del hospital junto a mi pareja, y a él le habría aportado la calma que necesitas cuando ves a tu amor en esa situación tan vulnerable.
Gracias, Concha, por tu entrega y por lograr que la triada papá, mamá y bebé estuviera centrada en lo verdaderamente importante"
I.O. Luisa, 4 abril 2024
Leer relato completo en Relato de parto: hermoso nacimiento en la bañera
“Me quedé embarazada después de pocos meses que nos habíamos mudado a Valencia. Era mi segundo embarazo y ya conocía más o menos por donde iba. Pero fue mi marido que tras verme con algunas inquietudes me sugirió: ¿por qué no buscas una doula?
Me puse a buscar en internet y le he encontrado a Concha. Al mirar su foto ya sentí algo familiar, y no dudé en contactarla. Después de un primer encuentro, decidí seguir con el acompañamiento de Concha por todo el embarazo y para el parto. Esta fue la mejor decisión que tomamos para toda la familia. Yo conocía muy poco de esta figura que nos da la mano para tranquilizarnos y abrazarnos en este camino bonito que es el embarazo. Me quedaba muy tranquila por saber que estaría ella conmigo en el parto, que estaría en el post parto y que la podía llamar cuando me venían miedos e inseguridades y además conocí a un grupo de otras mujeres que también tuvieron su apoyo. En el día del parto, sabía que no estaba sola, que tenía a alguien que me conocía y sabía cuáles eran mis deseos.
Tuve un parto muy bonito. Todo salió mejor de lo que imaginaba. Un parto humanizado y muy respetado. Mi hija nació bajo la mirada de profesionales muy respetuosas y humanizadas. Nació en la presencia de una mayoría de mujeres que respetan a otras mujeres. ¡Un día para festejar!
Ojalá todas las mujeres pudieran tener a una doula para darles apoyo emocional y traerlas informaciones actualizadas y de calidad.
¡Gracias por todo Concha!”
J.B. Luna, 11 abril 2024
Leer relato completo en Relato de parto: mi experiencia con doula
“Hace unos años, tomé un curso para mujeres emprendedoras donde todas eran doulas, excepto yo. La verdad es que tardé en entender su rol, pensaba que la palabra “doula” era una forma alternativa de referirse a las matronas.
Fue entonces cuando comprendí que las doulas hacen un trabajo muy sutil y complementario al de las matronas.
Cuando mi esposo y yo nos mudamos a Valencia ya estaba embarazada. Me considero una nómada; viví en muchos países, pero ésta era una experiencia nueva para mí, ya que nunca antes me había mudado estando en ese estado. Hablando con mi amiga que había hecho la formación de doula, me recomendó buscar una doula en Valencia para acompañarme, ya que ella estaba en Roma y además embarazada.
Les paso el relato de cómo encontramos a Concha, lo importante es que la encontramos, y que desde nuestro primer encuentro supimos que era la persona adecuada para nosotros. Durante cinco meses nos reunimos regularmente, compartiendo cómo nos sentíamos, nuestras dudas y preguntas. Encontramos en este espacio co-creado la oportunidad de conectarnos con el momento mágico que estábamos viviendo.
En las semanas previas al parto, Concha estuvo presente, pero sin ser intrusiva, brindándonos orientación y sugerencias, como sesiones de hipnoparto y enseñándome la técnica del rebozo (que en el trabajo de parto me vino increíble).
Cuando llegó el momento del parto, Concha estuvo a nuestro lado con calma y discreción, tanto en casa como en el hospital. A pesar de que las cosas no salieron exactamente como había visualizado en mi sesión de hipnoparto, yo me sentí tranquila y confiada gracias a su presencia casi imperceptible cuanto fundamental.
Después del nacimiento de Luna, enfrentamos algunas complicaciones que nos mantuvieron separados de ella durante once días. Concha continuó apoyándonos durante este período complejo, ofreciéndonos su apoyo incondicional a través de mensajes, llamadas y visitas al hospital.
Ahora que estamos en casa y Luna está muy bien, seguimos en contacto con Concha y sabemos que será nuestra doula para siempre. Su respaldo ha sido invaluable y estamos agradecidos de tenerla en nuestras vidas"
E.Z. Mar, 19 octubre 2024
Leer relato completo en Cumplir un sueño: PVDC (parto vaginal después de cesárea)
Su primera hija nació en México, su país de origen. Años después vinieron a Valencia, donde se han quedado a vivir.
Cuando se quedó embarazada de nuevo, quería parir en su casa, aunque por sus circunstancias personales y por la falta de matronas de parto domiciliario en esta ciudad, fue misión imposible.
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Por otro lado, hizo gestiones para contactar con una doula, pues durante la cesárea en su país ya estuvo acompañada por una y quería volver a repetir la experiencia. Curiosamente fue una matrona quien le habló de mí…
Me conoció a través de este blog, y según ella, enseguida supo que sería yo quien la acompañaría en este proceso. Nos encontramos varias veces, para conocerla…y para que me conociera antes de compartir momentos tan íntimos como es un parto.
"Me hicieron cesárea porque no dilataba"
¿Cuántas veces hemos escuchado esa afirmación? Y yo me pregunto si existe una mujer cuyo cuerpo realmente no dilate nada a la hora de parir... Porque no lo sé.
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Por el tiempo transcurrido y el cansancio físico, el agotamiento moral y el desánimo llegaron a hacer su aparición. Por un momento, dejó de confiar y se vino abajo. La conversación que mantuvimos a la hora de tomar la decisión de ponerse la epidural estando próximo el final del proceso, la animó a hacerlo sin sentirse culpable, aceptando que era lo que su cuerpo necesitaba y su mente le pedía en ese momento.
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Tras varios días de pródromos y una dilatación muy lenta -justo lo que su cuerpo necesitaba para abrirse- pudo parir vaginalmente a su segunda hija. Ese era su anhelo y lo había logrado.
Escucharla hablar en maternés mientras se dirigía a su bebé recién nacida, ver las lágrimas rodar por sus mejillas y su cara de felicidad tras el parto, es el mejor pago que mi YO DOULA puede recibir.
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Gracias querida mujer por haber confiado en mi acompañamiento. Gracias a tu marido, padre y compañero ideal, amable, comprensivo y respetuoso en cada momento.
M.V. Laia, 14 de febrero 2025
Leer relato completo en El acompañamiento más difícil de todos: el nacimiento de mi nieta Laia
Hacía nueve meses que no acompañaba un parto en un hospital público. El último tuvo lugar precisamente en este mismo hospital…
El pasado viernes día 14, San Valentín, acompañé el parto más difícil en los catorce años que soy doula. Por la situación fisiológica de la madre al tener un riesgo alto de preclampsia y, emocionalmente, por tratarse del nacimiento de mi nieta, hija del pequeño de mis hijos.
"Muchas emociones a flor de piel necesarias de acompañar, validar y contener. A ellos dos y a mí misma"
No voy a dar todos los detalles del proceso, sólo algunos para manifestar mi agradecimiento a las personas que lo hicieron posible tal y como ocurrieron los hechos.
Partiendo de cero las inducciones al parto suelen necesitar muchas horas. Son largas, cansadas, intensas, agotadoras, frustrantes...y no siempre terminan con el mejor final, con el final deseado por la madre. Sin embargo, en este caso tanto el balón vaginal como la oxitocina sintética cumplieron el cometido para lo que deberían estar diseñadas: facilitar el mejor de los resultados de la forma menos agresiva.
Y así fue. Esta bendita mujer-madre hizo un trabajo increíble: a pesar de todos los cables que salían de su cuerpo, a pesar de la tensión arterial que alcanzó los niveles máximos soportables, de la brutalidad de sus contracciones causadas por la oxitocina sintética y del uso de epidural (que no quería utilizar), mi nieta nació en ¡seis horas! En semana 37. Pequeñita. Perfecta. Preciosa...
Fueron seis horas de muchísima tensión interna, de palabras amables, de abrazos y ánimos, de ojos empañados, de confiar sin cuestionar. Seis horas mirando el semblante de mi hijo, abrazádola a ella, mirando los monitores en constante sobresalto, de respiración profunda y consciente para desacelerar mi corazón y finalizar con una explosión de llanto al nacer la bebé y comprobar que, las dos, estaban bien.
Una vez ha pasado todo, con los recién estrenados padres y su criatura en la habitación de planta, ya en calma, en mi casa y con una contractura que me sube desde la espalda hasta el cráneo, vuelvo a dar gracias a la Vida por seguir dándome tanto.
P.A. Candela, 24 abril 2025
Leer relato completo en Acompañamiento con doula. El testimonio de una madre primeriza
“Para mí era muy importante vivir el embarazo y el parto de la forma más consciente y conectada posible. Quería volver a lo primitivo, a la esencia de la naturaleza, a ese instinto ancestral de engendrar vida y traerla al mundo.
Mi experiencia viviendo en Ámsterdam me había mostrado que existía otra manera de transitar la maternidad, menos farmacológica y medicalizada que la que, en general, se vive en España. Por eso, desde el inicio, nos pusimos manos a la obra para encontrar a la persona que pudiera acompañarnos en este viaje tal y como lo deseábamos.
Y así fue como conocimos a Concha. Bastó un café con ella para saber que era exactamente lo que estábamos buscando. Nos transmitió una inmensa confianza, paz y sabiduría. Era como una chamana, como esas comadronas de antaño con las que parieron nuestras abuelas y tatarabuelas. Esa sabiduría que no se aprende en los libros, sino en la experiencia, en el estar, en el acompañar de verdad.
Las sesiones previas al parto nos permitieron conocernos, generar un vínculo profundo, una red de cariño y confianza entre los tres.
El parto fue largo y distinto a cómo lo había imaginado, pero el acompañamiento de Concha fue fundamental para vivirlo con calma y con la seguridad de que cada paso que daba estaba siendo respetado. Fue un parto en el que me sentí profundamente conectada. Sin duda, volvería a elegir a todo el equipo que me acompañó y especialmente a ella”
I.P. Vega, 14 agosto 2025
Leer relato completo en El nacimiento de Vega: cuando la historia NO se repite
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Vega, como sus hermanos, esperó hasta la semana 41+3. Yo solo pensaba: “no quiero otra inducción, no quiero epidural”. El mantra que me repetía todo el tiempo me sostenía:
“No es el mismo bebé, no es el mismo padre y yo no soy la misma mujer.”
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Pasaron 24 horas y el parto no arrancaba, contracciones cada 7 minutos pero muy suaves. Si no había contracciones, pondríamos oxitocina. Me derrumbé. Solo podía pensar: oxitocina, epidural, otra vez lo mismo…
A las 8:00 h del día 14 empezamos la inducción. La matrona me explicó que solo sería hasta alcanzar 4 cm de dilatación y luego dejaríamos que el parto siguiera solo. Eso me tranquilizó.
Las contracciones llegaron enseguida, fuertes y sin descanso. Empecé con respiración en la pelota hasta que Concha me sugirió vocalizar. Ese simple “aaaa” cambió todo: dejé de resistirme y empecé a fluir.
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De pronto dije: “No puedo más.” Concha me preguntó si sentía ganas de empujar. Sí. Ella salió corriendo a por la matrona. Cuando volvió, Vega ya estaba bajando. ¡Siquiera hacía dos horas que estaba en fase activa! ¡no me lo podía creer!
Llenaron la bañera a toda prisa. Entré como pude. A cuatro patas llegué tocar su cabecita. Respiraba intentando no empujar. Y de repente… en la siguiente contracción, acompañada de un grito totalmente visceral, salió Vega. Entera, cabeza y cuerpo a la vez. Sin empujar. Sin desgarros.
13:10 h
Cuando volví en mí, estaba en la bañera, luces tenues, el personal sanitario sonriendo, observando, sin tocar, sin intervenir lo más mínimo. El “lo has conseguido” de Concha. La impecable presencia de Pablo, con esa energía tan mágica y esa manera tan pura de ESTAR. Y a mi hija Vega sobre mi pecho, enseñándome que la historia no se repite. Que, definitivamente, yo ya no era la misma mujer.
Gracias, Concha, por ayudarme a transformar mis miedos en fuerza.
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Gracias a mi hija por haber elegido entrar al mundo de esta manera. Gracias, Vega, por elegirnos y por enseñarme que yo ya no soy la misma mujer.
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